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La clase política alemana despide a Günter Grass

Aunque algunos dirigentes no han podido evitar referirse a las polémicas protagonizadas por el Nobel de Literatura, la mayoría ha destacado su aportación a la cultura y las letras alemanas

La clase política alemana despide a Günter Grass efe

Leandro Uría

La muerte de Günter Grass ha generado una ola de reacciones de pesar de todo el arco político alemán. Si bien algunos dirigentes hicieron alusión a las controversias que generaron sus últimas intervenciones públicas (sobre todo en lo referente a las fuertes críticas que el escritor realizó a Israel), por lo general destacaron su aportación a la cultura y las letras alemanas .

El presidente alemán, Joachim Gauck , elogió la labor de Grass como hombre de letras y también su espíritu militante. «En sus novelas, relatos y poemas se encuentran las grandes esperanzas, las equivocaciones, los miedos y los temores de generaciones enteras». El mandatario dijo que Grass no temía a la crítica y que influenció en forma vital el debate político alemán durante décadas. «Su trabajo es un espejo impresionante de nuestro país y una parte permanente de su patrimonio cultural y literario», dijo Gauck en un comunicado emitido por la Presidencia .

El vicecanciller socialdemócrata alemán, Sigmar Gabriel , también hizo llegar sus condolencias. «Con él perdemos uno de los escritores más significativos de la historia de la posguerra y un luchador por la paz y la democracia», ha dicho Gabriel. «Sin sus llamados constantes a la tolerancia, sin su deseo de involucrarse y sin sus intervenciones permanentes, nuestro país sería más pobre», agregó. También dijo que su partido, el Socialdemócrata , «no reniega de Grass». Fue una alusión a la militancia del escritor en esa organización política, de la que se retiró en 1992, en medio de fuertes críticas a su política de refugiados.

El ministro alemán de Relaciones Exteriores, el también socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier , se declaró «profundamente conmovido» por la muerte de Grass y lo calificó como gran ciudadano e hijo de la ciudad de Lübeck, donde el autor de «El Tambor de Hojalata» ha fallecido .

También llegaron las condolencias de la Unión Cristianodemócrata (CDU), de la canciller Angela Merkel . La ministra de Cultura, Monika Grütters, dijo que Grass era un escritor de trascendencia mundial y que «su legado literario se ubicara junto al de Goethe». «Günter Grass era un ensayista y conferencista sin parangón y sobre todo un gran narrador de la historia moderna alemana», expresó Grütters, quien dijo, además, que el escritor alemán hizo algunas interpretaciones históricas que para sus lectores y sus críticos «eran difíciles de tolerar».

También hubo elogios de los opositores , donde algunos parecieron dejar de lado viejas cuentas pendientes con el escritor. La jefa de Los Verdes en el Parlamento alemán, Katrin Göring-Eckart, dijo que Günter Grass fue un «gran autor de espíritu crítico. Un contemporáneo que tenía la aspiración de mantener una relación compleja con el espíritu de la época». Y es que el escritor no dudó en asumir posiciones incómodas: a diferencia del grueso de la opinión pública, se mostró escéptico respecto de la reunificación alemana y en su poema «Lo que hay que decir» no dudo en calificar de «potencia atómica» y «peligro creciente» a Israel, país en el que es, prácticamente, tabú para la clase política criticar al Estado judío, lo que le valió acusaciones de «antisemitismo» .

Günter Grass también se enfrentó duramente con la prensa alemana después de que revelara, en su autobiografía «Pelando la cebolla», que fue miembro de las SS. Una circunstancia que, según muchos, le habría impedido recibir el Premio Nobel de Literatura de haberse sabido antes (recibió el galardón en 1999 y publicó el primer volumen de sus memorias en 2007).

El jefe de La Izquierda, Gregor Gysi, dijo que la desaparición de Günter Grass deja un profundo vacío en Alemania. El Premio Nobel «influyó Alemania en términos literarios como pocos e intervino en los grandes debates políticos y sociales con elocuencia». «Ahora su voz ha callado. Nos va a hacer falta», agregó. Con estas palabras, Gysi pareció dejar atrás el enfrentamiento que el autor de «El tambor de hojalata» mantuvo con Oskar Lafontaine , alto dirigente de La Izquierda y ex ministro de Finanzas de Gerhard Schröder , al que acusó de «burda traición» al SPD cuando dejó su cargo en 1999.

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