Sant Jordi desinfla a los mediáticos
Belén Esteban y Mario Vaquerizo acapararon firmas, pero solo el cocinero Joan Roca figura entre los más vendidos
Sant Jordi desinfla a los mediáticos
Pasó el Sant Jordi de García Márquez y de la recuperación, día de ventas al por mayor que el sector despidió el miércoles con la esperanza de haber empezado a salir de ese pozo al que le arrojó la llegada de la crisis, pero queda ... aún la sensación de que el Día del Libro en Cataluña discurre en dos universos paralelos que apenas si llegan a rozarse.
Libros y rosas, sí, pero también escritores mediáticos y autores literarios, dos especies condenadas a batirse el cobre en una jornada en la que el libro se convierte en un gigantesco batiburillo en el que cabe prácticamente de todo y en la que firmar mucho -o, según el caso, acumular gente frente a la caseta- no implica necesariamente vender.
La muerte de García Márquez realzó el perfil literario de la jornada pero, aún así, Sant Jordi sigue paseando por el mundo con dos almas: la de celebración de la literatura en todo su esplendor y la de pasarela de famosos vestidos con traje de escritor de temporada. La escritura como oficio y sustento frente al libro como disciplina recreativa. La polémica no es nueva, ni mucho menos exclusiva de Sant Jordi -ahí está, sin ir más lejos, la enganchada que protagonizaron el año pasado en la Feria del Libro de Madrid Almudena Grandes y María Teresa Campos-, pero en los últimos años se ha acentuado la sensación de que cada Sant Jordi se multiplican los rostros famosos y televisivos y crece el número de celebridades de los más diversos ámbitos que aparecen con un libro, la mayoría de veces realizado por encargo, bajo el brazo.
Colas y firmas
Ya lo advirtió el año pasado Albert Sánchez Piñol cuando explicó sus motivos para no sumarse al baile de firmas de Sant Jordi. «En una ocasión vi a un gran autor de novelas y sabio que escribía ensayos históricos que no tenía a nadie a quien firmar y, al lado, había un actor porno con una cola enorme, una cola de gente, una estampa deplorable», explicó el autor de «Victus», novela que, pese a la ausencia de su autor, fue el gran éxito de la pasada campaña.
Así, a vueltas con el relumbrón de los flashes, ahí estaban el miércoles Belén Esteban, Mario Vaquerizo, Àngel Llàcer, Dani Mateo, El Gran Wyoming, Christian Gálvez, Risto Mejide, Ferran Adrià, Joan Roca, Iñaki Anasagasti, Joaquim Nadal e incluso Sor Lucía Caram, entre muchos otros, apuntalando la hegemonía de los llamados mediáticos y asegurando una jornada bien surtida de colas, autofotos y colapsos en el centro de la ciudad. Otra cosa es que, a la hora de la verdad, el tirón popular de aquellos aterrizados en el mundo del libro desde otras disciplinas se acabe traduciendo en ventas notables.
A Belén Esteban y a Mario Vaquerizo, por ejemplo, se les debió secar el boli de tanto firmar, pero ninguno de los dos aparecía ayer en la lista de libros más vendidos recogida por el Gremio de Libreros a través de Libridata, ranking aún provisional -el definitivo no se conocerá hasta el próximo lunes, 28- que reúne datos de 220 puntos de venta y en el que solo el chef Joan Roca, del Celler de Can Roca, encabezaba una de las categorías, la de no ficción en catalán.
El zumbido mediático venía siendo una constante desde que Andreu Buenafuente se coronó como uno de los grandes vencedores del Sant Jordi de 2000 con «Digue’m agosserat», pero, en 2014, lo que reina es la novela, con un podio que se reparten Almudena Grandes, Jonas Jonasson y Joël Dicker en castellano y Jonasson, Care Santos y Marta Rojals en catalán. Incluso en los apartados de no ficción, hábitat natural de los escritores famosos (o viceversa), la presencia de Javier Ikaz y Jorge Díaz con «Yo fui a EGB», y de los textos póstumos de Pepe Rubianes dejan fuera del podio al político Miguel Ángel Revilla y a Elsa Punset, entre otros.
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