Los sobrinos de María Kodama pujan por el millonario legado de Borges
Cinco hijos de su hermano Jorge, ya fallecido, se han personado nada más conocer la noticia en el proceso de sucesión en un juzgado de Buenos Aires para hacerse con los derechos del escritor
La viuda del gran escritor ha muerto sin dejar testamento, «algo imperdonable», según su abogado Fernando de Soto
Muere María Kodama, la lugarteniente de Borges

María Kodama, la viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges, no dejó testamento, según afirma su abogado, Fernando Soto, y salvo que al ordenar sus pertenencias en el domicilio de quien fue esposa, secretaria y férrea guardiana de la obra del ... escritor durante 37 años, apareciera un documento hológrafo, es probable que el legado de Borges vaya a sus familiares más cercanos o al Estado. Soto declaraba ayer a ABC: «No puedo creer que, teniendo la posibilidad de hacer testamento, no lo hiciera. Es imperdonable», aún consternado por la muerte de Kodama.
Soto había presentado este lunes ante la Justicia argentina un escrito para que se tomen medidas urgentes de custodia y protección de los bienes de María Kodama, y para que se busque a los eventuales herederos que puedan existir. Según explica, los de la rama de la familia Borges están excluidos por «colaterales», en referencia a que son familiares lejanos. El sentido de su escrito era comprobar si hay herederos en la rama consanguínea de Kodama. La albacea de Borges tenía un hermano, que ya falleció. «Es algo que la justicia deberá verificar», añade el abogado. En Argentina pueden heredar hasta los sobrinos nietos.
Cinco herederos, sobrinos de Kodama
Al día siguiente de que se hiciera público el escrito, han aparecido cinco sobrinos de María Kodama, los hijos de su hermano. El abogado Soto comenta al otro lado del teléfono que «precisamente, yo hice pública la situación pensando que ellos habrían emigrado, porque mucha juventud emigró de la Argentina. Pensé que podrían estar en Japón, tal vez, pero resulta que estaban acá en Buenos Aires». Destaca el letrado Fernando Soto que se ve que son discretísimos y lo aduce para considerar poco probable que den una rueda de prensa.
«¡Ya está!, con ellos en el escenario, el Estado no va a quedarse con nada, será para ellos». Según hemos podido comprobar en fuentes jurídicas, en Argentina cuando uno recibe una herencia puede hacerlo por testamento o 'ab intestato', es decir sin que medie documento, por consanguinidad. «Una vez que uno posee la herencia tiene la facultad de transmitirla. Así ocurrirá ahora».
Ello se mantiene también con los derechos de autor mientras están en periodo de protección. «Estoy escribiendo a su agente, Andrew Wiley, para que contacte con los que van a ser seguros herederos del legado».
Cáncer de Kodama
Enferma de cáncer, la viuda y heredera universal de Borges le había asegurado a Fernando Soto que «tenía todo arreglado». De ahí que a las pocas horas de su fallecimiento el pasado 26 de marzo, a los 86 años, Soto así lo comunicara a la prensa. «Estaba seguro de que lo había hecho con su escribana, pero cuando tiempo después hablé con ella me sorprendió que me dijo que no hizo testamento», relata. El abogado tenía algún conocimiento de que la viuda había pensado en una persona como posible heredera, un nombre que se reserva ahora, pero la escritora y traductora no llegó a materializar sus intenciones por escrito, que se sepa. Lo único que podría cambiar este escenario sería que aparezca un documento hológrafo con otra voluntad, un papel del que no tienen noticia ninguno de sus asesores legales.
A juicio de Soto, «es prácticamente imposible que se encuentre en la casa». Ni redactó su testamento su escribana, ni Soto, ni ningún otro jurista de su confianza, según sostiene con rotundidad quien fue su abogado personal y su apoderado judicial desde 2001. Esta última posibilidad también se le antoja a Soto «imposible».
Sus allegados «nos conocemos bien, contamos con más de veinte años de vínculo, algunos hasta 30 o 40 años», explica, y nadie sabe de sus últimas voluntades. Además, transcurrida más de una semana de la muerte de Kodama y habiendo sido divulgado su fallecimiento en numerosos medios de comunicación, no se ha presentado hasta el momento ninguna otra firma jurídica con ningún escrito.
Ante la posibilidad de que hubiera sido el equipo jurídico del agente literario de Borges quien hubiera previsto la sucesión de sus derechos, Soto responde a ABC que ya se puso en contacto días atrás con Andrew Wylie, conocido como «el chacal» de los derechos de autor en todo el mundo. «Hablé con Wylie y me pidió a mí las directivas porque él no tiene instrucciones de Kodama», afirma.
Un patrimonio millonario
De no haberse hallado ningún heredero, se declararía su herencia como «vacante», en cuyo caso los bienes quedarían en manos del Estado. La aparición de cinco herederos ha cambiado este escenario. Preguntado por si existe una valoración de este patrimonio, o de los derechos anuales que produce la obra de Borges, Soto responde sin concretar, pero muy expresivamente: «¡Hablamos de muchos millones de dólares!»
Además de ser la titular de los derechos de autor de toda la obra literaria de Borges, Kodama heredó otros muchos bienes de alto valor cultural, histórico y patrimonial. En 1988, creó la Fundación Internacional Jorge Luis Borges que alberga en su museo en Buenos Aires objetos que pertenecieron al escritor como su biblioteca personal, las primeras ediciones de sus libros y algunos manuscritos, así como su colección de bastones, cuadros o talismanes y los premios, condecoraciones y diplomas recibidos. Según indica su abogado, fueron cedidos por la viuda del escritor «sin ningún contrato» porque «Kodama y la Fundación eran en la práctica lo mismo aunque jurídicamente no lo fueran».
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El propio abogado se ha presentado como «persona interesada» y también como acreedor. Kodama le debía el pago de las costas por el juicio que la heredera universal de Borges inició y perdió contra Pablo Katchadjian, que escribió una nueva versión y amplió 'El Aleph' en 'El Aleph engordado'. «Todo esto es un poco borgiano», confiesa Soto.
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