ENTREVISTA
Juan Cruz: «Aún soy un niño que se emociona cuando le dicen que lo ha hecho bien»
Editor, escritor y periodista. A sus 77 años, el tinerfeño presenta su libro 'Secreto y pasión de la literatura' (Tusquets)
El escritor, editor y periodista Juan Cruz, fotografiado en su casa en Madrid.
Juan Cruz (Tenerife, 1948) abre la puerta a la hora acordada. En la quinta planta de una casa barco —todo es luz y madera— un pasillo repleto de libros y obras de arte se despliega ante el visitante. El periodista y escritor tinerfeño se mueve ... ágil, con los ojos claros, muy abiertos y vivaces. «Esa pintura me la regaló Gunter Grass», señala un retrato en carboncillo y continúa su camino. «Aquí están los libros por leer».
Tanto el fotógrafo como la redactora siguen a Juan Cruz para hablar de su más reciente libro 'Secreto y pasión de la literatura' (Tusquets), donde reúne un perfil, en primerísima persona de los personajes que conoció, entrevistó y trató como amigo y editor. Aparecen estas páginas Almudena Grandes, Juan Carlos Onetti, Eduardo Mendicutti o Guillermo Cabrera Infante, entre muchos otros.-
El entrevistado avanza por el departamento. «Aquí está la cocina», dice enseñando una estancia repleta de libros. Conduce luego a los visitantes al salón comedor y sonríe. «En esta mesa es donde más trabajo. ¿Hacemos la foto aquí?», el ex editor de la Alfaguara de fin de siglo, aquella que le arrebató Mario Vargas Llosa a Planeta y vio nacer la saga Capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte se planta el la lente de la cámara. Primero sonríe. Luego posa algo más serio. Mira donde el fotógrafo le indica. Pero al poco tiempo y se pone hablar.
Por toda la casa pueden verse cintas magnetofónicas, un grabador ya listo para la transcripción. También hay gafas de lectura de todo tipo y varios inhaladores. Desde muy pequeño, Juan Cruz sufre del asma que aún le raspa la voz y que lo metió primero en la cama y luego en la literatura. «Yo era un niño enfermo. Estaba recluido en casa. Como no sabía leer y tampoco podía ir a la escuela, mi madre me leía. Un día llevó un recorte de periódico. No un periódico, sino una hoja. Yo le dije: madre, léemelo. Y me leyó la hoja. Aprendí a leer con ese recorte de periódico y con la radio».
Paciencia y compasión
Juan Cruz paseó con Jorge Luis Borges por Madrid y para conseguir que J.K Rowling le abriera el corazón se presentó con una bandeja de queso de Cabrales. Lleva toda una vida preguntando. La frase es suya, y no le falta razón. Es justo eso lo que le permite llegar al centro de las personas que retrata en 'Secreto y pasión de la literatura'. Se trata, pues, de escritores en primera persona. «Todo lo hago como si fuese por primera vez», dice, sonriendo. «Sigo siendo un niño que se emociona cuando le dicen que lo ha hecho bien».
A la pregunta sobre si este libro retoma lo que dejó escrito en 'Egos revueltos' (Tusquets), Juan Cruz responde con una negativa suave y amable. «Mi mirada era mucho más mordaz entonces. En este libro no es así. Retrato a aquellos escritores que conocí, a los amigos», explica. «No me gusta faltar al respeto, nunca lo hago y si alguna vez lo he hecho, me he disculpado. En mi trabajo y en mi vida he cultivado la paciencia». Y la compasión, porque en este libro, el lector se acerca a personajes cuya altivez, despiste o sabiduría, se convierten en sensaciones cercanas a través de su escritura. «Las palabras tienen una enorme energía, sobre todo si están escritas. A todos les aconsejo que lean, porque las palabras sedimentan. Una sola palabra puede cambiar tu humor. La palabra lo contiene todo». Una a una las estruja para sacarles el máximo en estas páginas .
Sontag llora en Cartagena
Otro de los rasgos de Juan Cruz es que nunca o muy pocas veces dice no. Como si aprobara siempre un examen. Pregunta, escribe, lee, reportea. Tanto en sus años como periodista para 'El País' y luego como editor de Alfaguara y escritor, Juan Cruz ha vivido curiosa e intensamente. Es con esa mirada con la que retrata a Jorge Luis Borges, Guillermo Cabrera Infante, Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa, pero también a otras criaturas mitológicas de la literatura como Günter Grass o Susan Sontag, a quien dedica un bellísimo texto que no la exime de mostrar sus grietas.
«Susan Sontag era como una adolescente. Tenía inteligencia, mucha inteligencia, pero también mucho ego». La entrevistó varias veces, la trató más adelante como editor. De aquellos días recuerda un episodio en una Feria del Libro de Madrid y en una visita Cartagena en la que la autora hizo un desplante a sus anfitriones, ambos están relatados en el libro. En el episodio colombiano, Cruz le hizo notar su error y la autora de 'América' lloró. «¿Yo he hecho eso?, preguntó».
Pasión de la literatura
Habla Juan Cruz de sus maestros Emilio Lledó y Domingo Pérez Minik, de los años en Madrid de Günter Grass, de su amistad con Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, pero también de la forma en que la sociedad de hoy mira su pasado. «No podemos reprochar ni tachar la obra de Cortázar o de García Márquez porque en su momento creyeron en Fidel Castro».
A la pregunta sobre qué le falta al periodismo hoy, Juan Cruz contesta sin dudarlo: «Curiosidad». Hace una pausa. «Muy pocos jóvenes acuden a las ruedas de prensa o las presentaciones. Están en sus redacciones, con sus teléfonos». No hay acritud ni regañina en sus palabras. Lo que hay es experiencia.
Ante la curiosidad sobre por qué 'Últimas tardes con Teresa' de Juan Marsé conquistó a su generación completa, Cruz señala en aquella una novela que por primera vez hablaba de «gente como nosotros, que se parecía a la pobreza que habíamos mascado en la infancia» . Los escritores con buena posición económica, asegura, comenzaron a hacerse menos frecuentes. Así, junto con Pijoaparte, Juan Cruz también descubrió el desamor . Cuando la chica que le gustaba le dio calabazas, tenía aún la primera edición de aquel libro en la mano. Preso de la ira, lo arrojó al barro en medio de la lluvia en La Laguna.