José Miguel Parra: «La idea de una gran ciudad bajo las pirámides de Guiza es ridícula»
El egiptólogo y activo divulgador publica una nueva obra en la que denosta las hipótesis de los «piramidiotas»: «Para conjeturar sobre las pirámides no hacen falta marcianos»
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Iniciar sesiónCuando Noel F. Wheeler acuñó el término de 'piramidiota' en 1935, argumentó con sorna británica que se usaba el de 'chipriota' para los de Chipre o 'esmirniota' para los de Esmirna. Pero en su artículo, publicado en la prestigiosa revista 'Antiquity', el egiptólogo británico ... quiso desmitificar las «asombrosas teorías» que ya por entonces circulaban sobre los usos y orígenes de las pirámides de Egipto. Como ahora hace José Miguel Parra en su nuevo libro, una obra dedicada por entero a las 'Pirámides de Egipto' (Dilema Editorial) que aspira a ser referencia para todo fascinado por estas formidables construcciones.
«Aquí van a encontrar el desmisterio de las pirámides», dice: su historia real, su evolución y los últimos datos que han descubierto arqueólogos e historiadores. No forzados conjuros matemáticos, ni pasados alienígenas, ni otras disparatadas hipótesis sustentadas en inciertos datos por forjadores de paparruchas.
A estas invenciones de larga data -ya en la Edad Media creían que las pirámides eran los graneros del José de la Biblia- este doctor en Historia Antigua por la Universidad Complutense dedica un afilado capítulo, en el que muestra sus lagunas y errores. «Se ha llegado a decir que en la Gran Pirámide se mencionaba la caída de uno de los gobiernos de su graciosa majestad, la reina Victoria», recuerda sin reprimir una carcajada.
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La última «revelación» viral que ahora circula en las redes se conoció con su obra ya en imprenta. De ahí que no exista en sus páginas ninguna referencia a esa megaestructura con pozos y caminos ocultos a unos 600 metros bajo las pirámides de Guiza que dicen haber descubierto los italianos Corrado Malanga (Universidad de Pisa), Filippo Biondi y Armando Mei (Universidad Strathckyde de Escocia). Se ha hablado, incluso, de una «ciudad subterránea». «La idea en sí es tan ridícula...», afirma el activo divulgador, que se doctoró con una tesis sobre las pirámides.
Parra alerta, por ejemplo, de que en sus ilustraciones estos investigadores no representan ese supuesto complejo a la profundidad que señalan en su texto, sino a una cuarta parte. «Porque si lo hacen de verdad y ves la relación te das cuenta de que es completamente ridículo. ¿Y qué hacían ahí abajo? A 600 metros bajo tierra hace mucho calor», remarca convencido de que esta hipótesis no tendrá recorrido pues ha sido denostada por egiptólogos como Zahi Hawass y sus autores «ya no responden a nadie».
La seducción de las pirámides sigue muy viva, no cabe duda. «Son tumbas, ¡pero que llegan a medir 150 metros! -dice en relación a la Gran Pirámide- Es más o menos la altura de la Torre Picasso y su base, la distancia entre las dos torres del Bernabéu por su lado largo». En su libro relata de forma amena por qué los egipcios comenzaron a construir estas magníficas sepulturas, concebidas como escaleras hacia el cielo y símbolos del poder de los faraones.
Parra resume su evolución desde la primera pirámide escalonada de Djoser hasta la última maravilla del mundo antiguo, la Gran Pirámide de Guiza, deteniéndose en el camino en otras destacadas, como la pirámide Roja o la Romboidal. «El gran constructor de pirámides no es Khufu (Keops, en griego) sino Esnefru, su padre», sostiene refiriéndose al primer rey de la IV dinastía que ordenó levantar estas dos últimas, además de la pirámide de Meidum («aunque se suele atribuir a Huni, el último faraón de la III dinastía, todo lo que hay en ella nos habla de Esnefru») y otra pequeña en Seila.
«Keops tiene el edificio más grande, pero Esnefru no se queda corto porque la pirámide Roja solo tiene 10 metros menos de lado que la Gran Pirámide. Eso sí, de altura es un tercio más pequeña», indica.
Misterios reales
Por una de estas pirámides de Esnefru, la Romboidal, Parra siente debilidad. A su juicio, es «la más curiosa» y quizá albergue claves sobre la Gran Pirámide. Aunque es consciente de la última que construyó Esnefru fue la Roja, cree que su hijo Keops se pudo inspirar en la Romboidal. «Tiene dos inclinaciones, dos entradas, dos grupos de habitaciones... y curiosamente estamos viendo ahora que la de Keops tiene otro corredor...», señala, recordando el pasillo de unos 30 metros de largo descubierto con escáner electromagnético por investigadores de la universidad japonesa de Waseda y los hallazgos del programa Scan Pyramids con muones, que sugieren un hueco similar a la gran galería sobre ésta y un pasadizo de unos 9 metros cerca de la entrada principal.
«Hay cosas que sabemos que puede haber y ahora tenemos técnicas no destructivas para tratar de averiguarlo, así que estamos todos como niños con zapatos nuevos», confiesa. «A lo mejor no cambia nada la historia de Egipto, pero imagínate que la cámara funeraria de Keops no es la que todos vemos, sino que está siguiendo el otro corredor», aventura. También en la pirámide Romboidal intriga una misteriosa corriente de aire detectada. «Para conjeturar, los egiptólogos no necesitamos marcianos».
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