Entrevista

Gennaro Sangiuliano: «Lo políticamente correcto y la cultura de cancelación son antidemocráticos»

El ministro italiano construye un nuevo discurso conservador en la cultura europea

Giorgia Meloni celebra un año de gobierno con el consenso intacto

El ministro italiano de Cultura, Gennaro Sangiuliano, en la Casa de ABC Belén Díaz / Vídeo: abc multimedia

El ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, participa hoy en Cáceres en el encuentro informal de ministros de la UE. Se cumple un año de la llegada al poder de Giorgia Meloni, con la popularidad intacta. Sangiuliano está dando forma a un nuevo ... discurso conservador en la cultura, cuidadoso con las formas y contundente con los argumentos. La médula de su discurso es cultivar valores compartidos por la sociedad para modernizarla al tiempo que se refuerza una identidad que mana de la historia y el patrimonio. Critica la censura, venga de quien venga y prefiere competir en el campo cultural.

-¿Cuál es su principal objetivo?

-Mi objetivo es liberar la cultura. Debe ser libre, abierta. Todos deben tener la posibilidad de expresarse libremente. Una política cultural conservadora significa, primero de todo, poner en el centro a la persona, al individuo. No al hombre masa, el individuo en su ser humano. Y significa reivindicar una identidad fuerte y mirar a la historia. Benedettro Croce decía que la historia es siempre un hecho contemporáneo que nos ayuda a interpretar el presente y a prefigurar el futuro. Ortega y Gasset dice una frase muy bonita, si quieres avanzar, primero tienes que plantar los pies bien en la tierra, en tu pasado, y luego puedes avanzar.

-¿Alguna medida concreta?

-Quiero volver a impulsar los museos italianos, son puntos de la geografía identitaria. Las piedras hablan en Madrid como en Roma. Estoy trabajando para ampliar tres grandes museos italianos, los Uffizi, la Pinacoteca di Brera de Milán y el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. También he aumentado fondos para recreaciones históricas. Tenemos que cultivar el sentido del pasado, porque si cultivamos el sentido del pasado, miramos mejor al futuro. Y hay otro discurso, si tú tienes una identidad sólida, puedes dialogar mejor con los demás y contaminarte con los demás, pero si pierdes tu identidad, eres débil.

-En el arte contemporáneo es hegemónico el discurso contrario, revisionista y 'descolonizador'. ¿Cómo convive su discurso con este otro cuya capital podría ser la Bienal de Venecia?

-El arte debe ser libre, cada uno debe poder expresar libremente lo que quiere expresar. Ha habido el intento de hacer, por ejemplo, del arte contemporáneo un instrumento político, pero el arte debe responder solo a los cánones de la estética, no debe ser un instrumento de batalla política como fue en el 68, cuando el arte era solo un instrumento de propaganda. Doy mucha importancia al arte contemporáneo, siempre digo que debemos construir el pasado del futuro a través del arte contemporáneo. Y luego en la historia nada se crea y nada se destruye, como decían los filósofos griegos, 'panta rei', todo pasa, lo nuevo siempre nace de una reelaboración del pasado, y esto como conservador lo afirmo rotundamente.

-Italia y España tienen tanto patrimonio que resulta difícil de gestionar y atrae tanto turismo que llega a verse como problema. ¿Qué solución propone?

-La cultura puede ser un gran factor de desarrollo socioeconómico, tanto para Italia como para España, tenemos cosas únicas que en el resto del mundo no hay. Rastros de muchas civilizaciones, cada una nos ha dejado algo. Piense por ejemplo en lo que ha dejado el mundo árabe en España. Tenemos que mirar todo eso con el espíritu del conservador: la palabra conservador nace de una palabra indoeuropea, Knavu, aquel que en las antiguas tribus indoeuropeas vigilaba la noche, vigilaba el fuego, para que la tribu no tuviera que cambiar de lugar, no fuera nómada.

-Parece un cuento de Calasso.

-Exacto. Pero indica los valores en los que se funda una comunidad, lo que el filósofo napolitano Giambattista Vico llama 'idem sentire comune'. Recuerdo que para Prezzolini, el progresista es la persona del mañana, y el conservador es la del pasado mañana, porque moderniza una sociedad salvaguardando los valores que la cimentan.

-Volvamos al turismo rampante. Venecia va a cobrar por la visita. ¿Podemos gestionar bien tanto turismo en nuestro patrimonio?

-Todas las estadísticas dicen que aumentará el número de personas que viajarán por el mundo: chinos, indios, americanos, latinoamericanos, todos querrán viajar. Tenemos que ofrecer un gran patrimonio, cuidarlo con inteligencia porque es una oportunidad para el desarrollo socioeconómico. Tenemos que crear nuevas vías del turismo de la costa hacia las zonas interiores, ricas en historia. Y debemos evitar un la sobreexplotación en los lugares tradicionales, por ejemplo, en la costa de Venecia, como Barcelona o Sevilla. Hacen falta políticas que unan turismo y cultura.

-¿Cree con firmeza en el mecenazgo privado para la conservación del patrimonio?

-Hemos creado un instrumento que se llama el Art Bonus, con el que los mecenas pueden contribuir a la cultura y tener una sustantiva rebaja fiscal. En Europa vamos por detrás de los Estados Unidos y de Gran Bretaña. Allí los museos tienen un mejor sistema fiscal de contribución. Tenemos que mejorar en esto. Pero la gestión de los bienes culturales debe ser pública, debe ser competencia del Estado.

-Habla de lo que cimenta una comunidad, pero con las redes sociales y con la multiplicidad de identidades, raciales, sexuales, incluso climáticas que hoy están en alza, ¿no estamos perdiendo los relatos comunes?

-Tocqueville, en 'La democracia en América', dice que el cimiento de la democracia es una franja de valores comunes. Una sociedad debe tener valores fundacionales en común y luego diversidad en los programas políticos, pero los valores deben ser comunes. Nuestros valores en una visión europea son, por supuesto, el cristianismo, algunas bases lingüísticas comunes, el derecho romano y el valor de la persona, del individuo. Mi preocupación es que se tiende a degradar a la persona como si fuera un código de barras.

-¿Por su valor de consumidor?

-Exacto. Y se pierde la dimensión de 'cives', ciudadano, destinatario de derechos y de deberes. Las personas deben ser respetadas, no perderse en la sociedad como querían los marxistas. Por eso es fundamental la oposición a la cultura de la cancelación y a lo políticamente correcto, porque son antidemocráticos. Cada cultura debe ser contextualizada históricamente, pero las sucesiones históricas deben mantenerse, por eso no se pueden desmantelar las estatuas. Todo debe ser respetado en el contexto histórico.

«Decir no, no basta»

-En España, tras la victoria electoral autonómica, varios ediles de Vox y PP cancelaron obras de teatro y eventos nada más llegar al poder. ¿Qué opina de este tipo de censura?

-En mi opinión no se debe cancelar nada, está mal. Se debe añadir, en todo caso, proponer otras cosas. Es decir, aceptar algo que te parezca desafortunado y salir al campo de juego. ¿Quieres hacer ese texto teatral? Bien, hazlo. Pero yo también hago este otro texto teatral. ¿Quieres hacer un film sobre esto? Bien, pero yo sumaré otra propuesta, hagamos también un film sobre otra cosa. Es decir, hay que competir en el campo cultural. No escapar, no escapar diciendo no y basta. Decir no, no basta.

-La cultura podría ser ese espacio en el que se pueda debatir, confrontar, tender puentes y respetar. Usted ha defendido al director del Museo Egipcio de Turín, cuya cabeza pedía la Liga por regalar la entrada a visitantes árabes.

-El director ha tenido buenos resultados y debe poder continuar su trabajo. No me gustan los actos punitivos. Trabajé en RAI como periodista. A veces he sufrido censura por parte del pensamiento único. Cuando empezó la pandemia, intenté explicar que se debía pensar en el origen del virus. No sabíamos si era un virus natural o un virus de laboratorio. Fui censurado. El tema sigue sin estar claro, la discusión está abierta. Los demás me han impuesto la censura y yo no quiero imponer la censura a otros.

-¿Cree que un gobierno de derechas debe tener un ministerio de Cultura en Italia o España? ¿Con qué peso?

-Totalmente, un ministerio de Cultura es necesario, también para organizar la industria cultural. Es fundamental, porque si hay ministerio puedes cultivar tu historia, sin él no se puede cultivar la identidad compartida, y en un país como Italia o España debe tener mucho peso. Es fundamental.

-En las conversaciones entre Steiner y Nuccio Ordine que se publican ahora en España los intelectuales hablan de los problemas de Europa, como la xenofobia o el antisemitismo.

-Soy contrario a ambos. Mi gobierno, ha hecho la ley para el Museo de la Shoá. La izquierda, durante muchos años, lo había predicado, predicado, predicado y nunca lo había hecho. El gobierno de derecha en Italia ha hecho el Museo de la Shoá. Y estamos ayudando a restaurar las sinagogas de Venecia y Milán. Y haremos lo mismo con las sefarditas del sur de Italia. Dicho esto, mi idea de Europa es la que, por ejemplo, se forma alrededor del gran Federico II. Hay una idea cristiana de Europa que tiene sólidas raíces y se basa en una evolución histórica de la humanidad. Esta es mi idea de Europa. De Nuccio Ordine, yo aprecio sobre todo sus escritos sobre Giordano Bruno.

-¿Cómo influye la guerra de Ucrania en nuestra cultura, que se ha sentido a salvo durante décadas?

-Pensábamos que en Europa las guerras se habían terminado. En cambio, ahora hay una no a las puertas de Europa, sino dentro de Europa. Nos encontramos con una guerra que, sin embargo, es una guerra que nace de un acto de agresión. Fue Rusia quien agredió a Ucrania y violó el derecho internacional. Esto debe ser absolutamente claro. La guerra nos hace entender lo frágiles que somos. Nuestro modelo socioeconómico está tan interconectado con el mundo que basta una guerra para desequilibrarlo todo. Pero hay que tener en cuenta quién fue el agresor y quién fue el agredido.

Visita a ABC El ministro Gennaro Sangiuliani es un viejo lector de ABC y quiso visitar la redacción aprovechando su viaje a España para la cumbre de ministros de la UE. Arriba, a su llegada, tras abrir un ejemplar. En las otras, junto al director de ABC, Julián Quirós, en la redacción y durante un momento de la entrevista. Belén Díaz

-La cultura es fuerte. Jonathan Brown me dijo el 11-S que el sentido de la libertad que surge de un cuadro como Las Meninas, que él había estudiado, era más fuerte que aquella catástrofe.

-Hay una parte del mundo gobernada por regímenes autoritarios y a veces parece que son más eficientes que los regímenes democráticos, pero esto es equivocado. Lo demuestra el caso de la ineficacia de la vacuna china contra el Covid. Hoy es importante la defensa de Occidente. Me gusta citar a Oswald Spengler, que escribió 'La decadencia de Occidente', donde describió ese peligro. Aquí se elaboró la noción de democracia y como decía un gran conservador, Winston Churchill, «la democracia tiene muchos defectos, pero no conozco un sistema mejor». Occidente no debe aburrirse, abandonar sus valores, creo más bien que debe afirmarse con fuerza, no debemos tener miedo. Y en esto la batalla cultural es una batalla fundamental. Hasta nosotros puede venir quien quiera. Libremente. Si vives en África o en Europa, según las reglas y las leyes. Pero debes integrarte en el modelo cultural. No puedes venir a nosotros y querer imponer otras reglas en nuestra casa. Tienes que respetar las reglas, y las leyes. Las constituciones, la italiana y la española.

-Ha escrito biografías de grandes políticos conservadores. ¿Le sirve eso hoy cuando usted ha dado el salto a la política?

-Lo más destacado de personas como Reagan o Thatcher, es que han trabajado mucho en su vida. Thatcher en el negocio del padre. Reagan fue periodista deportivo, actor, sindicalista. Y en su presidencia llevaron estas experiencias de vida. Hay políticos de izquierda que nunca han trabajado en su vida. Yo siempre digo que un buen político debe haber hecho en Italia 'la fila a la posta', en correos.

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