La entrega de los Premios Cavia 2023: Manuel Jabois, Pedro García Cuartago y Flavita Banana, los galardonados

En esta 103ª edición, los premiados son Manuel Jabois, reconocido con el Premio Mariano de Cavia; Pedro García Cuartango, reconocido con el Premio Luca de Tena; y Flavita Banana, Premio Mingote.

Manuel Jabois nació en Sanxenxo, en 1978. A los 17 ya había escrito una novela y un poemario. A los veinte acumulaba episodios de una vida canalla que hicieron de la suya una voz inconfundible. Jabois llegó a la prensa para renovar y sacudir. Así lo hizo, primero en 'El diario de Pontevedra', luego en 'El Mundo' y desde 2015, bastante más atemperado y maduro, en 'El País', donde escribe reportajes, crónicas y columnas. Hoy, es una referencia periodística, por eso ha ganado el premio Mariano de Cavia, y un claro relevo generacional.

Pedro García Cuartango, o Cuartango a secas, nació a pocos metros de la estación de tren de Miranda del Ebro allá por 1955. Fue un niño que se negaba a comer hasta escuchar el silbido del tren de la una de la tarde, y eso marca el carácter tanto como el clima, que era más bien gris. No es raro que hoy siga fascinado por el espectáculo de las cosas que se fueron, que siempre se están yendo: las amistades, los placeres, los libros, la vida. Es fácil imaginárselo en Bayona en verano esperando un día de niebla, porque seguro que ahí ve el humo de los trenes de la infancia, que son los que nos pasamos esperando media vida (la otra media los estamos cogiendo). A veces sus columnas parecen escritas debajo de un árbol. Otras, en cambio, al borde de un acantilado, como en el cuadro de Friedrich. Su pintor predilecto, sin embargo, es Hopper. Todo tiene su sentido.

Flavia Álvarez-Pedrosa devino en Flavita Banana el día en que una compañera de piso le devolvió la broma: si tú me llamas Tina Mandarina por ser vegetariana yo te bautizo como Flavita Banana. De entonces ahora, una curtida trayectoria como dibujante que culmina con este premio Mingote; es la primera mujer en ganarlo desde que se instituyó en 1966. Conocida por su humor ácido y tierno, muchas veces vinculado a ideas feministas que suele introducir mediante escenas cotidianas, no hay viñeta bajo su firma que no arranque una sonrisa.