Qué dura es la vida del portero, Arconada

Vayamos un poco más atrás. A aquella Eurocopa de 1984 España llegó tras el milagro de ganar con 11 goles de diferencia a Malta para clasificarse. Nadie merecía más el torneo que los nuestros, e, igual que esta Champions el Real Madrid puso un autobús contra el Manchester City jamás visto, aquí en sentido inverso de virtud positiva España ganó 12 - 1 al paraíso fiscal con un gol a falta de seis minutos de Juan Señor que hasta desnaturalizó a la roca budista José Angel de la Casa, el narrador de TVE, refutando a grito pelado ante el país entero que fuera una IA.

Durante las eliminatorias de la Eurocopa, Arconada, dueño y señor durante 13 años de la portería de la Real, con quien ganó dos ligas (¡La Real!) y obtuvo tres Zamoras, había tenido actuaciones sobresalientes en los cuartos contra Alemania y en las semifinales por penaltis contra Dinamarca. Contra los teutones, favoritos, el ágil arquero quizá realizó el gran partido de toda su carrera que culminó con un gol de cabeza en el 90 de Maceda. Los Rummenigge, Matthäus y Stielike aún deben soñar con el imbatible arquero vasco. Y contra Dinamarca, parecido. Tanda de penaltis y para los fiordos Elkjær, Laudrup y compañía. En los comentarios de Youtube del resumen, se puede leer: «Si no es por Arconada....vaya porterazo. El mejor del mundo» o «¡¡¡¡¡No pasa nada tenemos a Arconada!!!!!».

Pero qué dura es la vida del portero. En la final contra Francia, los anfitriones, un 27 de junio, a Arconada se le escurrió una pelota a tiro de falta de Platini, que había atajado pero se fue como el perfume de su cabello. Sin él no hubiéramos llegado ahí... pero España perdió y aquel resbale marcó una trayectoria casi sin par, con 68 internacionalidades (durante un tiempo nadie tuvo más) y una salida de la selección rara, lesión mediante. Mucho tiempo después, cuando España logró la Eurocopa en 2008, Palop se puso la camiseta de Arconada del fatídico día en su recuerdo para recoger la medalla. ¡Y justo se la dio Platini! Hermoso detalle.