Rafa 'No me jodas' Guerrero

«Ha sido el seis, penalti y expulsión», dijo el linier esculpiendo en el aire su eternidad un 29 de septiembre de 1996. El Zaragoza era un equipo entonces temido pues venía de ganar el año anterior la Recopa con aquel marciano gol de Nayim. Ese día el equipo maño se enfrentaba contra el Barcelona e iba venciendo 3-2 cuando se formó el petate. Figo lanza una falta y Juanmi bloca antes de que todo cambie para siempre. El central del Barcelona, Fernando Couto, le da una patadilla a Xavi Aguado, que se gira para recriminarle su acción, y Solana le propina un manotazo en el barullo. Y este se tira al suelo. Y Rafa levanta el banderín. Muchos elementos, mucha diversión.

Mejuto González, el árbitro, va corriendo donde Rafa, el desde entonces juez de línea más famoso de la historia del fútbol. Y se produce esta conversación para los anales. «Penalti y expulsión«, advierte el asistente. »Vaya, joder Rafa. Me cago en mi madre, ¿expulsión de quién?«, responde el árbitro. »Del número 6. Le da un golpe por detrás en la cabeza claramente a Couto con la mano«, explica Guerrero. »¿Qué número?«, inquiere Mejuto. »Pregunta a Camblor por si ha visto algo. Para mí, el 6«, insiste Rafa. »¿Es expulsión y penalti?«, repite Mejuto. »Sí, sí«. El diálogo, grabado por Canal Plus, forma parte del imaginario del mundo del fútbol desde entonces.

Sigue la cosa: «Si pita penalti nos vamos», amenaza un jugador del Zaragoza. «Cuando te consulto yo ¿el balón está fuera ya?», pregunta Mejuto. «¿Cuando me consultas?», duda Rafa. «Claro, ¿dónde estaba el balón?», sigue el árbitro. «¡Ah! Cuando me consultas el balón está fuera ya. Entonces expulsión sin penalti. Pero si el balón está en juego es penalti», titubea. «No puede ser penalti», grita un jugador blanco. «Vamos a ver, cuando se produce la agresión está el balón en juego, o sea penalti y expulsión», zanja Guerrero. Mejuto expulsa a Aguado y señala penal para hundimiento del jugador que se tira al suelo. El Zaragoza pierde el partido y cae en barrena en esa Liga.

Rafa asumió raudo su pifia. «Lo supe cuando, antes de tirarse el penalti, Solana me dijo que había sido él. Me cambió la vida. Nunca más volví a un campo de fútbol como un juez de línea, era 'Rafa, no me jodas'«, dijo a 'El Periódico'. A 'Eurosport' les confesó: »Esa tarde no se la deseo a nadie. Un día muy duro de mi vida«. Efectivamente, la pura esencia de esta serie veraniega de 'Tierra Trágame'.

Con todo, siguió pitando y se hizo un hueco en los corazones de los españoles, incluso Pedrerol le fichó en 'El Chiringuito' para analizar jugadas polémicas. Una vez, casi quema su casa por verter gasolina sin embudo en la chimenea antes de entrar al programa por Zoom. Esas imágenes quedaron grabadas. Y, por supuesto, las emitieron cinco minutos después mientras nuestro protagonista sofocaba aún su propio sofoco, estaba lívido, y veía a su yo del pasado reciente apagar las llamas a palazos a la par que en plató gozaban comentando el pequeño fuego y Jorge D'Alessandro profería un envolvente: «Oyoyoyoyoy». Supéralo, David Lynch.