Más que palabras
Roger Domingo, el gusto por la no ficción
Es el actual director editorial de Deusto, Alienta, Gestión 2000 y Para Dummies. Como director de la primera, protagonizó una verdadera revolución
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A Roger Domingo, al acabar la carrera de Humanidades en Barcelona, una beca le llevó a estudiar un máster de edición en Nueva York
Editor e hijo de editor. Así que, desde pequeño, Roger Domingo (Barcelona, 1973) fue un lector voraz. Amigo de las estanterías y las bibliotecas. Si bien, como tantos y tantos otros ‘lletraferits’ de su generación, no comenzó por los libros, sino por los cómics. Eso ... que llamábamos tebeos. O historietas. El Capitán Trueno y Eric Castel. Astérix y Obélix. Tintín y Milú… Pero los cómics, con su tapa dura, eran entonces un bien escaso, así que decidió leerlos una y otra vez, y aprendérselos de memoria. Hasta que a los once años llegó su primer deslumbramiento bibliográfico: ‘Orzowei’, en una edición que todavía conserva.
Con 16 ó 17 años, en aquella Barcelona de finales de los 90, el actual director editorial de Deusto, Alienta, Gestión 2000 y Para Dummies se entusiasmó sin límite con la obra de Eduardo Mendoza. Leyó ‘La ciudad de los prodigios’, y a partir de ahí toda la obra del novelista, hasta la fecha. De Mendoza pasó al Pijoaparte de las ‘Últimas tardes con Teresa’ de Marsé. Y de Marsé a ‘El palacio de la luna’, de Paul Auster, o a ‘Los pilares de la Tierra’, de Ken Follet.
Entonces compartía el frenesí de la lectura con su madre y, como no podía aguantar la intriga, quedaron en que ella iría arrancando las páginas que iba terminando, para que él las pudiera leer inmediatamente. Era un sacrilegio, dice, «pero no había otra». Eso sí, loco, lo que se dice loco por la lectura, solo se volvió a raíz de ‘El nombre de la rosa’.
Quitando lo de las páginas arrancadas, lo cierto es que no eran estos hábitos tan malos como para que Domingo no se decidiese a estudiar Humanidades en la Pompeu Fabra, compaginando sus deberes académicos con pequeños trabajos editoriales: desde el empaquetado de libros hasta artículos, traducciones o correcciones ortotipográficas por encargo. Lo justo para el alquiler y las copas, en régimen de cooperativa con otros compañeros: había que decir sí o sí, fuera o no época de exámenes. Al acabar la carrera, una beca de La Caixa le llevó a estudiar un máster de edición en Nueva York.
A raíz del triunfo, en 2009, de ‘La crisis ninja’, de Leopoldo Abadía, empezó a fichar economista
Allí aprendió a convertir los libros al formato digital, lo que le permitió fichar por la editorial británica McGraw Hill, en Londres. Un año, dice, «hasta que la crisis del puntocom hizo que los editores desinvirtieran en todo lo tecnológico». Las cosas como son.
De regreso a España, siguió formándose en MBA y Esade, al tiempo que empezaba a colaborar con Planeta. Al cabo de unos años, ya era director general adjunto, director de marketing y, finalmente, director editorial de los mismos sellos de los que hoy está al frente. Como director de Deusto, protagonizó una verdadera revolución.
A raíz del triunfo, en 2009, de ‘La crisis ninja’, de Leopoldo Abadía, empezó a fichar economistas con capacidad de comunicación, lo mismo de la derecha que de la izquierda. Y la editorial dejó de ser deficitaria. Títulos de economía, de finanzas, de inversiones, de política o de sociología, mucho más allá del habitual espectro de los anteriores libros del sello, únicamente para abogados y gestores.
Cocinero antes que fraile, es decir, responsable de marketing antes que director editorial, Roger Domingo hoy emplea también buena parte de su tiempo a asesorar a los autores, para que consigan convencer a los editores de que sus libros van a triunfar. Cada año, dice, hay «una barbaridad» de buenos libros que se quedan inéditos.
Cocinero antes que fraile, fue responsable de marketing antes que director editorial
Y esto sucede porque los escritores, en general, no saben cómo relacionarse con las editoriales. Por eso, además de su trabajo como editor, dirige un curso online en el que ya cuenta con cerca de doscientos alumnos que han conseguido ‘colocar’ sus obras, algunas de ellas en los grandes sellos de nuestro país.
Al lado del catálogo de Deusto, centrado en eso que los anglosajones llaman ‘current affaires’, Roger Domingo es también el responsable de la nómina de Alienta: libros sobre salud, bienestar y superación personal, que conforman una de las categorías de no ficción con mayor índice de lectores. Y de la nómina de Gestión 2000, destinada a libros técnicos para empresas.
Aprender en ocho horas
Y de la de Para Dummies, la franquicia española de esos libros para «tontos» que en realidad son para «listos», es decir, para los que quieren aprender en ocho horas todo lo que hay que saber sobre una materia cuyo estudio reglado nos llevaría semanas, meses o años.
Libros, en fin, de los asuntos más variados que pudiéramos imaginar, pero editados, en todo caso, preferentemente en papel. Porque los libros de papel se pueden guardar, se pueden regalar y se pueden leer siempre que queramos, dice el editor, sin necesidad de un dispositivo que tengamos que andar actualizando y cargando cada cierto tiempo. Los había antes de la pandemia. Pero después, sin duda, hay lectores para todos esos libros. Y para muchos más.