La casa de Pilar Adón

Cada cuento, cada novela, cada poemario de Pilar Adón es una habitación distinta dentro de lo que ella denomina su «casa narrativa». Una casa construida sobre unos cimientos sólidos y que comparte con los espacios que la habitan una serie de inconfundibles señas de identidad. Entre ellas, los temas recurrentes —el miedo, la huida, la pertenencia—, los arquetipos —mujeres aisladas por deseo propio, el intruso, la dominadora, su víctima—, o la presencia de una naturaleza acechante, que inquieta a la vez que deslumbra, llenándolo todo de una belleza salvaje, no ajardinada. Cada una de esas habitaciones forma parte de una casa más grande que se va construyendo de manera cada vez más depurada y perfecta, conformando un universo literario genuino y singular.

La metáfora no es casual: las casas tienen una importancia esencial en la literatura de Pilar Adón. La casa como lugar de encierro, a la vez que como espacio de libertad. Un lugar al que pertenecer y donde sentirse libre y en calma. Ese es el gran tema de Pilar Adón. La búsqueda, feroz y mística, de un lugar que la conecta con aquella niña que se ocultaba bajo una mesa cubierta con trapos para leer a solas y sin descanso. Allí se sentía libre y es a ese lugar a donde lleva de la mano a sus lectores, en sensación de peligro constante y rodeados de incertidumbres, pero aferrados a un pacto de ficción en el que confiamos con la seguridad de alcanzar ese lugar en el que sentirse en casa. Porque, como dicen las mujeres de 'De bestias y aves', cómo van a secuestrarte en un sitio tan bonito.

[Aquí el vídeo de la conversación de la autora con Pilar Adón en el Festival Ja!]

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Carolina Ontivero es Codirectora de Ja! Festival Bilbao