Cincuenta años sin Luis Fernández, un pintor a contracorriente
La Fundación María Cristina Masaveu Peterson reivindica en una ambiciosa retrospectiva a un artista singular que anduvo toda su vida en busca de la belleza y la perfección
Picasso y Miró, reunión de amigos
Madrid
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Iniciar sesiónEl 50 aniversario de la muerte de Picasso coincide con el 50 aniversario de la muerte de otro pintor español que, al igual que él, también falleció en Francia. Mucho menos conocido, es, sin embargo, uno de los grandes nombres del arte en nuestro ... país en el siglo XX. Hablamos de Luis Fernández (Oviedo, 1900-París, 1973), «un artista singular, de una calidad excepcional y una gran proyección internacional, que tiene muchísimo que decir aún. Su dignidad, su compromiso con el arte... Un artista que va en serio. No hace concesiones, lo dio todo. Mantuvo una fidelidad sin límites a la pintura y una búsqueda de la belleza y lo absoluto. Un pintor de pintores, que ha escrito una de las más hermosas páginas del arte español del siglo XX».
Son palabras de Alfonso Palacio, gran especialista en el trabajo de Luis Fernández (autor de la tesis doctoral sobre el pintor), director del Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo, y comisario de la exposición que le dedica la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, hasta el 28 de enero, en su sede de Madrid. Coordinada con el museo asturiano, custodio de gran parte del legado del artista, es la muestra más ambiciosa de su trabajo hasta la fecha. Una exposición, «muy valiente y muy necesaria», advierte el comisario, que incluye su primera obra conocida, el dibujo de una paloma, de 1915, cuando tenía 15 años. Un regalo a su buena amiga Yvonne Zervos.
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Picasso y Miró, reunión de amigos
Sergi Doria
La muestra reúne unas 150 obras (pinturas, dibujos, obra gráfica, una escultura, además de documentos, cartas, libros, fotos de sus archivos...), procedentes de 44 colecciones públicas y privadas españolas, francesas y americanas, que abarcan toda su trayectoria. Destacan los préstamos familiares y de la Fundación Telefónica, que ha cedido 19 obras. En febrero del próximo año, la muestra viajará al museo asturiano. Aparte de su obra plástica, Luis Fernández tiene un importante legado escrito, del que también hay presencia en la exposición. Dejó 8.000 manuscritos, con reflexiones sobre la creación artística. Colaboró con 'Cahiers d'Art', y mantuvo correspondencia con María Zambrano, Picasso, Yvonne Zervos, René Char, los Menil... En una vitrina, objetos personales: una pipa, paleta, pinceles, fotos...
En una época de tanto ruido como ésta, con guerras en Ucrania y Oriente Próximo, reconforta la obra de un artista del silencio, el sosiego y la contemplación. Huérfano de padre y madre a los 9 años y artista precoz, tras su paso por Madrid de 1909 a 1911, donde él y sus hermanos vivieron con unos familiares, llegó a Barcelona, donde estudió en la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes. En 1924 viaja a París, donde comienza a trabajar en una imprenta y hace trabajos de cuero repujado y cerámica. Allí entra en contacto con lo más granado de las vanguardias: Léger, Matisse, Mondrian, Braque, Brancusi, Lipchitz, Torres-García, Julio González, Kandinsky... Formó parte de grupos como Art Concret, Cercle et Carré o Abstraction-Création.
Admirador de Piero della Francesca, Masaccio, Poussin, Zurbarán, Picasso..., al igual que para éste, la huella del Greco fue decisiva en la pintura de Luis Fernández. Amaba el Museo del Prado. «No podía entrar sin sentir un estremecimiento hasta la raíz del cabello. Si no has estado nunca en el Prado, difícilmente sabrás hasta dónde puede llegar la pintura», decía.
Masón (formaba parte de la logia Fraternité) y pintor a contracorriente, fue pionero de la abstracción geométrica en los años 20 antes de pasarse a la figuración. De 1925 es su única escultura conocida, 'Le chat' ('El gato'), en granito negro, que evoca la estatuaria egipcia y que se exhibe en la muestra. De 1934 a 1936 llevó a cabo un arte de síntesis entre abstracción geométrica y surrealismo, siguiendo los pasos de Jean Arp y Joan Miró. Fue en 1936 cuando se adhiere al surrealismo. Amigo de Breton y de Éluard, puso en práctica las teorías de Sigmund Freud.
Pablo Picasso, a quien conoce en los años 30, entra de plano en su trabajo. Tan poderosa es su huella que el propio Luis Fernández bautizó esta etapa como 'picassismo'. La afinidad es tanto formal como iconográfica: caballos, corridas de toros, mujeres durmientes, naturalezas muertas... Realizó dos obras con el malagueño: un dibujo ambientado en la playa, en paradero desconocido, y pintó el telón de boca para la obra teatral de Romain Rolland 'Le 14 Juillet', a partir de un gouache de Picasso. El telón se halla hoy en el Museo Les Abattoirs de Toulouse. Rechazó Luis Fernández pintar un mural en el apartamento de Rockefeller en Nueva York. No fue ajeno al dolor de la Guerra Civil. Al igual que Picasso, se adhiere al bando republicano. Prestó ayuda a la Resistencia francesa durante los años de la ocupación. Formó parte de la Unión de Intelectuales Españoles contra el Franquismo.
Cuelga en la muestra 'Retrato de un hombre joven. El resistente', de 1944-45, de la Menil Collection de Houston. Fue el encargo de una madre de un miembro de la Resistencia francesa llamado Henri, capturado y asesinado por los alemanes. Le entregó a Luis Fernández una fotografía de su hijo para el retrato. Impactada, nunca lo recogió. Destaca también 'Liberación del pueblo español' (Cabeza de toro)', 1939-46, del Pompidou. Es una de las obras que más tiempo le llevó y una de las de mayor tamaño (180 por 251 centímetros). Procedente de la galería Alexandre Iolas de París, fue donada al Estado francés en 1977.
En los años 40, Fernández se adscribe al poscubismo. Sufre una fuerte depresión nerviosa porque no puede vivir de la pintura. En 1950 realiza su primera exposición individual en la galería Pierre Matisse de París, alentado por los Zervos (Yvonne y Christian), grandes amigos. Luis Fernández cultivó el retrato, el paisaje y la naturaleza muerta. De 1952 a 1970 tiene lugar su etapa de madurez, en la que tiende a una depuración formal y hace variaciones temáticas: rosas, calaveras, palomas, conejos, marinas casi abstractas...
Depuración que se extrema en los tres últimos años de su vida. En su obra final «se sublima el anhelo de creatividad, concentración expresiva, espiritualidad, búsqueda de la belleza y perfección formal y conceptual». Su testamento artístico se resume en su última obra, incluida en la muestra: 'Rosa con una vela', gouache y tinta sobre papel. «Es una de sus creaciones más bellas y emblemáticas». Procedente de la Colección Yvonne Fernández de París, ingresó en el Museo de Bellas Artes de Asturias en 2000. La muerte de su esposa le suma en una depresión nerviosa. En 1968 sufre un colapso y es ingresado en el hospital de la Salpêtrière. Sus últimos años fueron difíciles, con graves problemas de salud y económicos. Picasso fallece el 8 de abril de 1973; Luis Fernández, el 25 de octubre del mismo año, hace 50 años.
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