El Banco de España rinde homenaje a su arquitecto, Eduardo de Adaro
Una muestra y una publicación sacan del olvido su figura y ponen en valor el legado de un gran y versátil creador
Colección Banco de España: un tesoro que suma quilates al Paseo del Arte
Madrid
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Iniciar sesiónEn la Plaza de Cibeles de Madrid se alza el conjunto arquitectónico más señero y con más quilates de la ciudad: el Palacio de Telecomunicaciones, hoy sede del Ayuntamiento de la capital, obra de Antonio Palacios; el Palacio de Linares, que alberga la Casa de ... América; el Palacio de Buenavista, actual sede del Cuartel General del Ejército de Tierra, y, en la intersección de las calles de Alcalá y el Paseo del Prado, el Banco de España, cuyo principal arquitecto de su actual sede es Eduardo de Adaro (1848-1906), poco conocido. Al menos, más desconocido que Palacios.
El Banco de España ha llevado a cabo un proyecto de recuperación de su figura, que comenzó en 2019 y que consta de tres partes. La primera fue la publicación de una monografía, disponible en la web del Banco de España, a cargo de Esperanza Guillén, catedrática de Historia del Arte. Bajo el título 'Eduardo de Adaro, arquitecto del Banco de España', es fruto de una exhaustiva investigación sobre la vida y obra del arquitecto, que, además de la arquitectura bancaria, trabajó también en otras muchas facetas: asistencial, industrial, religiosa, funeraria... Fue arquitecto auxiliar de la Cárcel Modelo de Madrid y firmó un proyecto para un presidio en la isla de Cabrera.
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Entre sus versátiles proyectos, la fábrica de galletas La Industrial Madrileña, tres iglesias en localidades de Málaga (Periana, Fuente de Piedra y Torre del Mar), edificios residenciales en Madrid (dos en la calle Juan de Mena, uno en Alfonso XII, la casa-palacio del vizconde de Torre-Almiranta en Sagasta), viviendas sociales... Ganó el concurso para el monumento en memoria de sus colegas Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva, pero no llegó a construirse. Adaro reformó sucursales del Banco de España en Badajoz, Palma de Mallorca, Sevilla, Granada, Zaragoza, Las Palmas, Málaga, Cartagena y Alicante e hizo edificios de nueva planta en las de Burgos, Huesca, Logroño y Pontevedra. Su último gran proyecto fue la antigua sede central del Banco Hispano Americano, en la Plaza de Canalejas, donde hoy se alza un hotel de lujo, el Four Seasons.
La segunda parte del proyecto fue llevar a cabo una memoria visual de las aportaciones de Adaro en el Banco de España. Para ello se encargó una serie fotográfica a Manolo Laguillo, referente de la fotografía arquitectónica en España. No solo 'retrató' el edificio central de la institución, sino que añadió otros de sus trabajos. En total, más de 600 imágenes, que se suman a la colección del Banco de España, donde ya hay fondos de otros fotógrafos que también han 'retratado' el edificio. Como Javier Campano (2000-2001), que realizó un reportaje sobre la arquitectura de la institución, y Javier Ribalta (2017-2018). Este inmortalizó los trabajos de restauración y limpieza de la fachada.
Finalmente, el proyecto se completa con una exposición (hasta el 24 de febrero de 2024) sobre Eduardo de Adaro, en el propio edificio que diseñó, a través de 140 piezas, entre obras de arte, objetos, documentos, planos, dibujos, fotografías y la espectacular maqueta del edificio del Banco de España, realizada en los años 70, a la que se han ido añadiendo las sucesivas ampliaciones: la de José Yarnoz Larrosa en 1934, la de Javier Yarnoz en 1975, la de Rafael Moneo en 2006 y la renovación del edificio Torre, en el patio interior, a cargo del estudio Ruiz-Larrea & Asociados, que está a punto de concluir. La muestra ha sido comisariada por Esperanza Guillén y Yolanda Romero, conservadora del Banco de España.
Esta institución contó con varias sedes. Entre ellas, la Casa de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, del siglo XVIII, en la calle Atocha, obra de José de la Ballina. Pero con los años se quedó pequeña. José Echegaray, por entonces ministro de Hacienda, impulsó en 1874 un Decreto Ley que concedía a la institución el monopolio de la emisión de billetes en todo el país, convirtiéndose en la primera potencia financiera española.
Se barajaron muchas opciones como nueva sede del Banco de España: el convento de la Trinidad, los Palacios de Medinaceli y del marqués de Salamanca... Pero se decidió comprar, para su demolición, el Palacio de Alcañices, del XVII, en el número 74 de la calle Alcalá, que hace esquina con el Paseo del Prado. Pertenecía a José Osorio y Silva, duque de Sesto y marqués de Alcañices. Además, se adquirieron otros edificios anexos: la antigua iglesia de San Fermín de los Navarros, parte de la Escuela de Ingenieros de Caminos y una casa de la marquesa viuda de Larios.
La actual sede central del Banco de España, declarado Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento histórico, en 1999, se construyó en poco tiempo, dada su envergadura: de 1883 a 1891. Los obreros trabajaron hasta de noche para acelerar los trabajos. Sus materiales: piedra, hierro y ladrillo. Hoy ocupa 120.000 metros cuadrados. Se convocó un concurso, al que solo se presentaron cuatro proyectos. No ganó ninguno. Se hicieron cargo los propios arquitectos del Banco de España: Severiano Sáinz de la Lastra, arquitecto titular, y Eduardo de Adaro, arquitecto auxiliar. Tras la muerte del primero en 1884, Adaro pasó a liderar el proyecto. Se exhibe en la exposición la imagen más antigua de las obras: una fotografía de la colección del Rijksmuseum de Ámsterdam. Aparece el edificio rodeado de andamios y cubierto por lonas publicitarias. Ya entonces las había. Además, se conservan nueve fotografías del francés Laurent sobre el edificio. En una de ellas se ve ante él una gran grúa de vapor durante las obras.
La muestra da buena fe de los accidentes laborales que se produjeron durante la construcción del edificio. Un documento recoge los nombres de los siete obreros fallecidos, cinco malheridos. La institución gratificó a sus familias. También hay en la exposición buenos ejemplos de los adelantos tecnológicos que Adaro incluyó en el edificio. Para estar al tanto de todas esas novedades viajó por Europa: los sistemas de seguridad, calefacción e iluminación (lámparas de arco voltaico), las comunicaciones, ascensores, teléfonos, pararrayos... Se encargó a una empresa de Londres las puertas blindadas. Se exhiben algunas piezas desmontadas de una de ellas. Además, hay cajas de alquiler, timbres eléctricos, teléfonos, termómetros, barómetros...
Adaro dio una gran importancia a la higiene. Encargó a la casa inglesa Doulton unos inodoros en porcelana pintada (se exhibe uno del Museo Cerralbo). Como curiosidad, los materiales y la decoración variaban según la categoría del destinatario. El del gobernador del Banco de España tenía un filo de oro. Ya se sabe, siempre ha habido clases. Y más curiosidades: nos cuentan las comisarias que veinte familias de cajeros y conserjes vivieron en el Banco de España hasta los años 80.
Además de la maqueta, las fotografías y los objetos ya citados, otras de las estrellas de la exposición son: el lienzo 'Visita al Banco de España de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia el 23 de mayo de 1915', de Asterio Mañanós; un retrato de Echegaray, pintado por Sorolla, de la colección del Banco de España (pintado para el Casino de Madrid tras la concesión del Nobel de Literatura en 1904); un precioso boceto preparatorio para la vidriera de la Fortuna que luce en el hueco de la escalera, cedido por el Archivo Casa Mayer, de Múnich; un par de vidrieras desmontadas para la ocasión... La impresionante escalera imperial del vestíbulo, en mármol de Carrara, es uno de los espacios más señeros del edificio y uno de los que retrató la fotógrafa alemana Candida Höfer en 2000.
Nacido en Madrid, pero de origen asturiano, Eduardo de Adaro era hijo de José Adaro Ruiz, secretario del Banco de España. Contó, entre su clientela, con la élite empresarial, política y financiera de la España de la época. Fue elegido miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque nunca llegó a tomar posesión de su plaza. De su trabajo destacan su amor por el detalle, la recuperación de las artes y oficios (vidrieras, estucos)... En sus proyectos se encargaba de diseñar hasta el más humilde objeto. Pero la arquitectura ornamental del XIX fue muy denostada por las vanguardias («El ornamento es delito», decretó Adolf Loos) y Adaro cayó en el olvido. Sus trabajos tienen referencias de la arquitectura neomudéjar, neoclásica, plateresca y hasta egipcia. Murió a los 58 años en 1906 a causa de una tuberculosis. Está enterrado en el cementerio de San Lorenzo en Carabanchel. Hoy, el Banco de España rescata su figura y le rinde homenaje.
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