Londres
Una noche en las subastas
Así discurrió la trepidante venta en la sede londinense de Christie's del Constable de la baronesa Thyssen, que le reportará 24,8 millones de euros
Ayer parecía que en la espectacular sede londinense de Christie’s toreaba seis toros José Tomás. Con una expectación sin precedentes y en una sala de subastas abarrotada de periodistas y de participantes, el cuadro que ha llevado la discordia a la casa Thyssen era ... vendido este miércoles en una rápida puja con solo tres ofertas por 20 millones de libras a precio de martillo , unos 24,8 millones de euros al cambio de ayer.
La baronesa se opuso en 1990 a que su marido adquiriera "La esclusa", según su hija
El momento más esperado de la velada llegó algo pasadas las 9 de la noche hora española. "La Esclusa" reemergía en el mercado con un precio de salida de entre 20 y 25 millones de libras (25-32 millones de euros) . El 14 de noviembre de 1990, el barón Thyssen la había adquirido por 10,78 millones de libras (cerca de 13 millones de euros), la pintura británica más cara de la Historia entonces. Se convertía así en el segundo propietario del lienzo de John Constable (1776-1837), que el inglés James Morrison había adquirido en 1824, el mismo año en que el artista lo terminó, tras su exhibición en la Royal Academy de Londres.
Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, hijo de coleccionista, se lanzó a la operación con casi 70 años. Y lo hizo con la oposición de su mujer, la española Tita Cervera , según la versión adelantada a ABC por Francesca de Habsburgo, la única hija del barón miembro del patronato de la Fundación Colección Thyssen, y furiosa por la venta del cuadro. "Los actos de Tita insultan la memoria de mi padre", aseguraba a este diario, según informa Ramón Pérez-Maura.
Comprado por teléfono
Fueron apenas unos segundos. El cuadro salía como lote número 37 de un total de 64. "Va a ser una tarde larga", había anunciado uno de los maestros de ceremonias en los primeros compases, abalanzado sobre el atril y martillo en mano, engrasando las pujas con la mirada, el cuerpo y, a menudo, interpelaciones directas. "¿Tres millones? ¿Me das tres millones, Nicholas?", preguntó uno de los dos directores de la subasta en un duelo de infarto entre dos compradores telefónicos por una tabla de Van de Velde II en el lote 18. Y Nicholas, un serio empleado de Christie's a las órdenes de un coleccionista anónimo, levantó de nuevo su cartulina roja. "Tres millones, sin titubear, gracias", le respondió el mercader jefe, antes de hacer sonar el martillazo y pasar al siguiente lote. El mercado había hablado.
Con un precio de salida garantizado de antemano que satisfacía a la vendedora, según ha sabido ABC, el paisaje del Suffolk natal de Constable que vendía la baronesa cambió de manos en apenas unos segundos. Hubo solo una tímida puja desde las sillas de la sala, y dos más de cada una de las "gradas de teléfonos" donde empleados de la casa de subastas comunican las ofertas de compradores anónimos. Los cerca de doscientos participantes que quisieron sentarse en la subasta contenían la respiración. Y los móviles de las dos apretadas filas de una veintena cada una de intermediarios telefónicos interrumpieron por un momento las comunicaciones. "Veinte millones [de libras]. Vendido".
Un comprador anónimo, que lo adquirió por mediación telefónica, pagará en realidad 27.894.474 euros, una vez repercutidas las comisiones habituales en este tipo de ventas. Y la baronesa habrá resuelto con ello, se supone, los problemas de liquidez que justificaron la “dolorosa” decisión, anunciada en mayo, de vender “La esclusa” (The Lock).
Un comprador "anónimo y feliz" pagará 27.894.474 euros por la obra
El director de la subasta, Richard Knight, no quiso dar detalles ayer sobre su nuevo dueño, un comprador “anónimo y feliz”, dijo. Los responsables de Christie's destacaban la presencia de compradores de 22 países en cuatro continentes, con participantes activos de América Latina, Nueva York, Golfo Pérsico o Hong Kong . "El mundo está cambiando también para los viejos maestros, que constituyen ya un mercado internacionalizado" , explicó Knight.
Juan Varez, consejero delegado de Christie’s Ibérica, destacaba a ABC que “con este, que supone un nuevo récord de precio para Constable, solo hay cuatro cuadros de maestros antiguos vendidos por más de veinte millones ”, incluidos un Turner y un Rubens. Este especialista en pintura antigua cree que “quizás se conozca con el tiempo” la identidad del comprador estrella de una velada frenética en la que se vendieron 54 obras por la cifra récord de 105 millones, incluidas diez piezas por más de 2,5 millones de euros, y todas ellas con un precio medio de 1,8 millones.
"Comportamiento moralmente inaceptable"
Además del Constable, en el "top 10" de la subasta figuran "Hombre con gorguera", de Rembrandt , vendido por 10,5 millones de euros, y un bodegón de Juan de Zurbarán adquirido por 3,4 millones. En ambos casos, se alcanzó un nuevo récord de venta mundial para el artista.
"Estoy satisfecha, pero también triste", explica la baronesa a ABC tras la subasta
La decisión de desprenderse del cuadro ha agravado las divisiones entre los herederos del barón Thyssen. La baronesa defiende su decisión argumentando que, desde hace más de doce años, tiene cedidos al Estado español cuadros por valor de 800 millones de euros. Y que necesita los fondos obtenidos de la venta para mantener su patrimonio. "Estoy satisfecha, pero también triste", aseguraba la baronesa a ABC tras la subasta, según informa Natividad Pulido.
La decisión ha provocado ya la dimisión de uno de los miembros del patronato de la Fundación Colección Thyssen , Norman Rosenthal, conservador de la Royal Academy de Londres y propuesto como patrón por Francesca de Habsburgo, hija del barón. Rosenthal, según explicaba a ABC, considera que "es legal que Tita venda el cuadro pero, moralmente, es un comportamiento inaceptable, es una vergüenza moral".
«La esclusa» (142,2 x 120,7 centímetros) era el único de los seis cuadros que forman la célebre serie «The Stour Series» de Constable que permanecía en manos privadas. Su venta deja tras de sí una fuerte polvoreda en la familia Thyssen, y un poso de adrenalina en los asistentes a una tarde de compras memorable.
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