Ifema tensa tanto ARCO que podría romperse
El comité asesor, apoyado por 70 galerías, podría tomar hoy una decisión que cambie la 29 edición y el futuro de la Feria
Se venía venir... y finalmente pasó. ARCO está en problemas, pero no por culpa de la crisis económica, sino por otra crisis aún peor, en este caso interna. Primero fue la negativa a acudir de galerías españolas tan señeras como Pepe Cobo o Helga de ... Alvear. Después, la ausencia de nombres internacionales como Marian Goodman, Hauser & Wirth o Karsten Greve. Pero, por encima de todo ello, había un malestar soterrado entre las galerías por el papel tan protagonista que está tomando Ifema, y en especial, el presidente de su Comité Ejecutivo, Luis Eduardo Cortés, en el desarrollo de ARCO.
La gota que colmó el vaso, según ha podido saber ABC, fue la propuesta al comité asesor de sumar cuatro galerías a las ya escogidas por el comité, entre ellas algún anticuario de Barcelona. Se trata de Victor i Fills, Manel Mayoral, Cayón y Manuel Barbié. Tras algunos tensos debates, se decidió rechazar las dos primeras y mantener las otras dos.
Nada ilegal en ello
Podría extrañar que Ifema tenga tales potestades, pero parece que un cambio en los estatutos de ARCO en 2008 dejó la puerta abierta a que esto pudiera ocurrir y así ha sido. No hay nada ilegal en ello, pero las galerías están molestas por lo que consideran una injerencia.
A todo ello se ha sumado otro problema con el que nadie contaba: en la pasada edición de Feriarte, un miembro del comité de admisión de la feria de antigüedades, celebrada en Ifema, William Cole, decidió retirar siete obras de arte ruso –Exter, Popova...- del stand de la galería Manuel Barbié, de Barcelona. Sólo se mantuvo colgado un dibujo de Malevich. Los estatutos de ARCO prohíben que acuda ninguna galería implicada en asuntos turbios de posibles falsificaciones. El escándalo era ya inevitable.
El pasado jueves, ARCO convocaba una rueda de prensa, en la que se proporcionaba el listado general de galerías participantes. En las del programa general seguía apareciendo el nombre de Manuel Barbié. Y todo ello, un día después de que el comité asesor de ARCO, apoyado por 70 galerías participantes en la feria, escribiese una carta a Ifema, en la que se amenazaba con la dimisión del comité.
Posteriormente, hubo una segunda carta, en la que se matizaban los términos, por expreso deseo de algunas galerías: la amenaza de dimisión es ahora un «se tomarán las medidas oportunas».
Ayer ambas partes movieron ficha. Por un lado, se reunía el Comité Ejecutivo de Ifema, que anunciaba la retirada de Manuel Barbié y enviaba al comité asesor de ARCO una carta que no satisfizo ni convenció en absoluto a sus miembros. «La feria es suya y ellos deciden», fue la consigna que leyeron entre líneas los galeristas de la misiva de Ifema. Los miembros del comité estuvieron tratando de acercar posturas, pero hay distintos puntos de vista. Los hay partidarios de la dimisión y otros, en cambio, creen que con ello la gran perjudicada sería la feria. Y todos quieren salvar ARCO por encima de todo. Hoy se tomará la decisión que será determinante para el futuro de la feria.
Entre la espada y la pared
Destaca la difícil papeleta que tiene la directora de la feria, Lourdes Fernández, que ha quedado entre la espada y la pared, pues una dimisión en bloque del comité asesor y de las 70 galerías la dejaría muy tocada. Es ella realmente la que está entre Ifema y las galerías y su margen de maniobra no es muy amplio. Por otro, no acaba de quedar suficientemente claro el «caso Barbié». Sorprende que un día después de hacer pública la lista de galerías admitidas en ARCO y una vez recibida la carta del comité asesor, haya sido el galerista quien decidiera, sin presión de ningún tipo, retirarse. ABC se puso anoche en contacto con él y así lo admitió: «Confirmo que el pasado viernes renuncié a ir a ARCO para no poner a la feria en una tesitura incómoda. He querido centrarme en mi defensa legal con el bufete de abogados Gómez-Acebo/ Pombo para interponer una demanda civil contra William Cole. Pretendo demostrar que no es ningún experto en vanguardia rusa, sino en libros y grabados; que las obras son buenas... Me voy a defender hasta el final».
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