Un antepasado de los Pérez de Castro intercambió con la Academia de Bellas Artes un Alonso Cano por el 'Ecce Homo' de Caravaggio
En Junta ordinaria del 16 de febrero de 1823, la institución aprobó la permuta, como consta documentado en el archivo
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Iniciar sesiónSi la historia del supuesto Caravaggio ya era novelesca desde el principio, la trama es digna de ganar mañana el Oscar al mejor guion . Un cuadro sale a la venta en una sala de subastas de Madrid con un precio de salida de ... 1.500 euros. Se atribuye al círculo de Ribera. Pero días antes de la venta la obra se retira. Hay sospechas de que puede ser un cuadro perdido de Caravaggio , que en el mercado internacional podría superar los 120 millones de euros. La historia tiene los ingredientes de toda buena película policiaca: acción (a instancias de un informe del Prado, se reúne de urgencia la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español para declarar su inexportabilidad), intriga (¿dónde está guardado? ¿quiénes son sus propietarios?), suspense (viajan a Madrid de incógnito marchantes, expertos caravaggistas, algunos con suculentas ofertas bajo el brazo de hasta 20 millones de euros), celos y envidias (Colnaghi, una prestigiosa firma de anticuarios con sedes en Nueva York, Londres y Madrid, y con un español, Jorge Coll, como consejero delegado, le gana la partida a Ansorena y será quien se ocupe de su estudio, restauración y venta..., dando un portazo al Prado, a cuyo director ni siquiera le permitieron ver el cuadro)... Netflix debe estar frotándose las manos .
Poco a poco, los protagonistas van apareciendo en escena. Al ser incoado el expediente para declarar el cuadro Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid, hubo que comunicar los nombres de sus propietarios: la familia Pérez de Castro . El supuesto Caravaggio es una herencia familiar. Son hijos de Antonio Pérez de Castro y Mercedes Méndez Atard, artista e hija de Diego Méndez, arquitecto del Valle de los Caídos. Pasadas las nueve de esta mañana, intentamos localizarlos, una misión imposible hasta para el mismísimo Tom Cruise. Por un lado, Jorge Coll . ABC contacta con él en Londres a primera hora de la mañana. Está a punto de coger un avión, nos dice vía Whahstapp. «Hablamos esta tarde». Llamada que nunca devolvería. Por otro lado, los tres hermanos Pérez de Castro Méndez (Antonio, Diego y Mercedes), propietarios del cuadro. Todos ellos trabajan en IADE, la escuela de diseño de Madrid fundada por su padre, Antonio de Castro, en 1957. Diego es el director de la escuela, Antonio es subdirector y profesor del Máster de Ilustración y Mercedes, coordinadora de diseño de interiores. Desde IADE nos informan, telefónicamente, primero; presencialmente, después, de que Antonio y Mercedes no están en la escuela y que Diego está reunido. Horas después, la misma respuesta: «Sigue reunido. No atendemos asuntos privados desde la escuela», nos advierte una señora que no oculta su malestar ante tanta insistencia. Nos sentamos a tomar un café en el bar vecino de IADE, junto al Mercado de la Paz, con una captura de una foto de los hermanos en el móvil para ver si aparece alguno de ellos. La misión de esta Sherlock Holmes de pacotilla acaba, como era de esperar, en un rotundo fracaso.
Un giro inesperado
Pasadas las tres de la tarde, la trama da un nuevo e inesperado giro, a través de un comunicado de la Academia de Bellas Artes de San Fernando , «dando a conocer la siguiente información relacionada con el tema, que forma parte de los trabajos de investigación de la doctora Itziar Arana, coordinadora del Centro de Estudios I+D+I de esta Academia: ‘Evaristo Pérez de Castro, académico de Honor de esta Real Academia desde 1800, aficionado a las artes y refinado coleccionista, propuso en 1823 a esta Corporación la permuta de una obra de su propiedad –un ‘San Juan Bautista’ entonces atribuido a Alonso Cano [RABASF inv. 495]–, por una obra de la Academia a elegir entre un listado de cuatro, entre las que se encontraba un ‘Ecce-Hommo con dos saiones de Carabaggio número 155 del catálogo’ [Catálogo.... 1821, Madrid: Ibarra, 1821]. En Junta ordinaria del 16 de febrero de 1823 , la Academia aprobó dicho cambio tal y como consta debidamente documentado en el archivo». El supuesto Caravaggio ya estaba, pues, hace dos siglos en las colecciones de la Academia como obra del artista italiano. Y fue un académico, antepasado de los hermanos Pérez de Castro, quien propuso a la institución cambiar su ‘San Juan Bautista’ de Alonso Cano por una de estas obras: ‘Lot y sus hijas’ de Francesco Furini –en 1792 fue enviado a la Academia de San Fernando junto a otros desnudos, llegando finalmente al Prado en 1827–, ‘Cristo recogiendo las vestiduras’ de Alonso Cano , una ‘Magdalena’ de Murillo y el ‘Ecce Homo’ de Caravaggio . Finalmente, fue este el elegido para el intercambio. El ‘San Juan Bautista’ se exhibe habitualmente en la sala 13 del museo de la Academia.
Evaristo Pérez de Castro (Valladolid, 26 de octubre de 1769-Madrid, 28 de noviembre de 1849) fue un destacado político y diplomático español. Secretario de Estado (1820-1821) y presidente del Consejo de Ministros entre 1838 y 1840, durante el reinado de Isabel II, fue diputado en las Cortes de Cádiz. Ministro de Gracia y Justicia durante el Trienio Liberal, la Reina Regente María Cristina le llamó para encomendarle la presidencia del Consejo de Ministros. Editó la correspondencia de Godoy con la Reina María Luisa en 1814 y fue uno de los principales protectores de Goya . Se cree que una obra del Louvre es un retrato de Pérez de Castro. También fue retratado por Vicente López.
En declaraciones a ABC, Itziar Arana explica que «esto ya era conocido. Lo publiqué en 2013. Pero hasta ahora no se había hilado y yo lo he hecho. En cuanto saltó la noticia, dije: ‘¡Caramba, el Caravaggio que estábamos buscando!’ Coinciden el apellido (Pérez de Castro), el título de la obra, el autor y las medidas. Yo creo que blanco y en botella ». «Este señor, coleccionista y académico, ve una serie de cuadros que le interesan en el museo y propone un cambio por un cuadro de su propiedad –continúa Itziar Arana–. La Academia lo acepta. El ‘Ecce Homo’ atribuido a Caravaggio estaba allí, al menos desde 1817. Estoy estudiándolo. La Academia tiene una colección inicial, que son donaciones del Rey para la enseñanza, y luego acaban llegando, por diversos motivos, obras procedentes de incautaciones, de secuestros, etc. Es el organismo que se ocupa de tutelar todos los bienes que, por un motivo u otro, se incautan». En cuanto a si se conoce cómo llegó a la Academia, dice: «Todavía no tengo ninguna certeza, estoy en ello. Se ha precipitado todo. Hay varias procedencias posibles . Manejo algunas, sí. Puede ser una donación de un protector de la Academia, puede ser uno de los cuadros que se sacaron de distintas colecciones por parte de los franceses y se almacenaron en depósitos para hacer el Museo Josefino, puede ser una obra de Godoy , a quien en 1808 se le incauta la colección... Hay varias posibilidades, pero aún no he llegado a ninguna conclusión».
Por su parte, Alfredo Pérez de Armiñán , vicedirector de la Academia de Bellas Artes y ex presidente de Patrimonio Nacional, advierte: «Por el hecho de estar en la Academia en 1823 y atribuido a Caravaggio en ese momento no es una atribución segura forzosamente. Hay muchos cuadros que en los inventarios antiguos están atribuidos a maestros importantes y la crítica posterior ha demostrado que eran de otra escuela». Rechaza tajantemente –y con enfado, por sugerirlo–que pudiera haber cualquier reclamación: «El cuadro es de la familia Pérez de Castro con todas las de la ley, sin la menor duda . Hace 200 años no había ninguna ley en España que impidiera a la Academia de San Fernando vender, comprar o permutar cuadros. Como tampoco la había para impedir que el rey pudiera regalar cuadros de sus colecciones. Empieza a no ser así en el siglo XX». Falta por saber cómo llegó a la Academia: «Es una de las cosas que hay que investigar».
¿Dónde cree que debería acabar el cuadro cuando se venda? «En manos de aquél que lo pague». ¿La Academia podría pagarlo? «Hoy no puede». ¿No le da pena que ya no esté en Bellas Artes? «También me da pena que la colección del mariscal Soult se dispersara o que se perdieran los cuadros en el incendio del Alcázar. No es cuestión de llorar. Pero habría preferido que la Academia hubiera conservado el cuadro, qué duda cabe ». Hace años, la Academia quería pujar por algún Goya. ¿No pujará por el Caravaggio? «No. Probablemente, valdrá muchísimo dinero». ¿Y el Prado? «El que compra los cuadros para el Prado es el Estado».
Si el cuadro ha estado en manos de la familia desde 1823, y ya ese año estaba atribuido a Caravaggio, ¿por qué se subastaba como círculo de Ribera? «No le extrañe. La historia del arte se hace a trompicones , si me permite la expresión. La obra podía estar atribuida a Caravaggio en 1823 y, dos generaciones más tarde, algún experto atribuirlo a Ribera. La familia no se ha preocupado demasiado en averiguar más del cuadro, que estaba colgado en el salón de su casa. La fortuna crítica de Caravaggio ha sido, como la de tantos grandes maestros, muy variada». ¿Es posible que en 1823 costara igual un Alonso Cano que un Caravaggio? «O más. Para los españoles de esa época, Alonso Cano era un pintor tan importante como Murillo o Velázquez . Eso demuestra cómo cambian los tiempos, los gustos, la estimación de los artistas... En el siglo XVII Caravaggio se estimaba muchísimo y en el XVIII y principios del XIX menos, porque entre medias había intervenido el neoclasicismo. Caravaggio es un pintor naturalista. La fortuna crítica de Ribera fue más estable en los siglos XVII, XVIII y XIX. No es extraño que incluso para la gente no tan versad a fuera más interesante tener un Ribera que un Caravaggio entre los españoles del XIX ». En su opinión, la noticia que anunció la Academia revela tres cosas: «Primero, que este cuadro es el mismo que tenía la Academia hasta 1823. Como mínimo lleva en España más de dos siglos. Segundo, que es presumible que fuera del conde de Castrillo. Tercero, que no es segura la atribución todavía. Ya fue identificado como Caravaggio. Le da una altísima probabilidad».
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