Y Fernando Botero apareció en ARCO (en forma de libro)

Unos personajes que parecían salidos de los cuadros del maestro colombiano promocionaban el libro por la feria. Grimberg, que entregó un ejemplar dedicado a los Reyes, cuenta a ABC que abandonó los estudios de Administración Textil en Filadelfia por su verdadera pasión: el arte. «Selling Botero» está plagado de jugosas anécdotas y cuenta la historia de un joven fan de Botero que perseguía, cual psicópata Kathy Bates en «Misery», a su admirado artista por todas partes hasta consolidar una relación laboral y una amistad que duran más de 28 años. Suele decir el maestro: «Si alguien quiere un Botero que llame a Felipe Grimberg». En 1987 adquirió y vendió la primera obra del artista colombiano. La encontró en una subasta en Christie’s de Nueva York. Costaba entonces 45.000 dólares. Hoy supera los 200.000.

«Fernando Botero es el gran embajador de la cultura colombiana en el mundo y el artista más importante de su país», advierte. ¿Por qué es tan popular y querido? «Porque conecta muy bien con el público. Sabe cómo llegar a la gente con sus figuras, sus colores... Su cotización en el mercado internacional ha ido creciendo gradualmente. Sus precios son muy sólidos». ¿Sabe por qué no cuelgan este año obras de Botero en Marlborough? «Sí, la relación entre él y esta galería acabó hace año y medio. Los motivos de la ruptura son privados».