Retrato al completo de Virginia Woolf

Este famoso retrato se exhibe en una exhaustiva muestra con la que la National Portrait Gallery de Londres articula una nueva visión de la vida de la escritora inglesa y sus facetas como intelectual, activista y figura pública. «Virginia Woolf: arte, vida y visión» reúne 140 pinturas, fotos, dibujos y material de archivo poco conocido, como fragmentos de sus diarios personales y de su correspondencia, y libros originales impresos en Hogarth Press .

Ante todo, la muestra trata de romper con la predictibilidad que se le presupone a una escritora de tal envergadura. «Hay todo tipo de lentes que se han colocado sobre su trabajo. La semana pasada, un académico de Cambridge me dijo bastante serio: “¿Hay algo más que decir acerca de Virginia Woolf ?”. Mi respuesta a eso fue enfática: “Por supuesto”», señala la comisaria de la exposición, Frances Spalding, historiadora de arte y biógrafa.

Entre el material inédito destaca por su dureza la carta de despedida que le escribió a su hermana Vanessa Bell , en 1941, antes de enfundarse en un abrigo con los bolsillos repletos de piedras y lanzarse al río Ouse, cerca de su casa de Sussex, para acabar con su vida. «Querida: no puedes imaginarte lo mucho que me ha gustado tu carta, pero siento que he ido demasiado lejos en esta ocasión para que pueda volver. Es lo mismo que la primera vez: todo el tiempo oigo voces y sé que no puedo superar esto ahora», se puede leer en la última carta, cedida por la Biblioteca Británica , que hasta ahora se había negado a exhibirla fuera de contexto.

Su cuerpo fue hallado semanas después por varios niños que jugaban en la orilla, pero el mismo día de su desaparición su marido, Leonard Woolf , encontró su bastón, que por primera vez se expone en Reino Unido, en una de las cuatro salas que alberga la muestra.

La exposición también indaga en el contenido de las reuniones del Grupo de Bloomsbury , incluyendo los retratos de Woolf firmados por Vanessa Bell, Duncan Grant y Roger Fry. Después de su segunda crisis nerviosa por la muerte de su padre, Virginia, con sus hermanos, Vanessa, Thoby y Adrian, compró una casa en Gordon Square , en el barrio londinense de Bloomsbury. Se deshizo de las pesadas cortinas y oscuras paredes de la antigua casa del 22 Hyde Park Gate y la redecoró con tonos blancos y pocos muebles para acaparar la luz natural. Allí se reunían para compartir criterios estéticos y mostraban cierto rechazo por la clase media alta a la que pertenecían.

«Los visitantes encontrarán que no existe una única Woolf. Muchos aspectos de su personalidad y la vida son explorados, incluyendo su feminismo, su fascinación por Londres y su aguda conciencia de la modernidad. Queremos mostrar los diversos lados de Virginia Woolf», apunta Spalding.

La exhibición señala también el «despertar» político de Virginia Woolf , algo destacado durante la Guerra Civil española (1936-39). Woolf siempre se mostró reacia a las guerras, como quedó plasmado en su ensayo «Las tres guineas» (1938). Presionado por su familia, su sobrino Julian Bell decidió ir a España, no para luchar en la guerra como era su intención, sino para ayudar en el servicio de ambulancias español, pero murió al poco tiempo de llegar.

Si hoy Virginia Woolf levantase la cabeza, no se sabe hasta qué punto celebraría esta muestra. En vida, ya declinó que la galería expusiese un retrato suyo por la escasa presencia femenina en sus salas. Siempre sospechó que acabaría empolvado en un cajón por su condición de mujer. Hoy sus mil caras se exhiben en todo su esplendor.