La Aecid desguaza su valiosa biblioteca para albergar oficinas
Más de 200 investigadores, alarmados por la supresión de las salas de lectura. Exteriores defiende que ahorrará costes
La colección hispánica es la segunda más importante de Europa y la islámica ha recibido varios premios por su valor
«Prefieren profanar la biblioteca a fomentar la investigación», dice un afectado. «Se ve que los libros les sobraban», opina Juan Malpartida
Descolonizar y desmantelar, por Carlos Granés
Madrid
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Iniciar sesiónInvestigadores y usuarios de las bibliotecas hispánica e islámica de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) han dado la voz de alarma ante los planes de Exteriores de convertir las dos plantas de salas de lectura del edificio en oficinas para ... acoger a unos 85 trabajadores. Según los afectados, que en febrero y marzo elevaron dos cartas firmadas por más de doscientos profesionales, este proyecto va contra la esencia misma de la biblioteca, que fue construida en los años 60 expresamente con ese fin, y reducirá notablemente los servicios de una institución puntera en Europa. Para la Aecid, en cambio, se trata de un programa de «modernización» y «actualización» de las instalaciones, que va a suponer «un significativo ahorro de costes» y además «potenciará la proyección de la biblioteca».
La Aecid pretende convertir estas salas de lectura y exposiciones de la biblioteca en oficinas y habilitar una nueva sala mucho más reducida, de 130 metros cuadrados, en la sede principal de la agencia, a 300 metros de distancia. Los trabajos han comenzado ya. Esta semana la web de la biblioteca incluía un aviso sobre las molestias ocasionadas por las «obras de acondicionamiento, movimiento de mobiliario y recolocación de colecciones bibliográficas» en el edificio, ubicado entre el Museo de América y la Fundación Jiménez Díaz. Muchos libros de consulta que había en esas salas ya han sido retirados a los depósitos, dejando a la vista estanterías vacías. En la nueva ubicación no habrá espacio para ellas. El organismo que dirige Antón Leis cuenta con completar el traslado en verano.
«Prefieren profanar la biblioteca a fomentar la investigación», denuncia Teodosio Fernández, hispanista y exdecano de Filosofía y Letras de la UAM. «Llevo 50 años trabajando allí, y he dirigido 48 tesis doctorales. Es la base de la investigación sobre la cultura de Hispanoamérica en España. Es la segunda más importante de Europa, por detrás de Berlín, para estos temas. Yo he dirigido a gente desde México a Corea del Sur». Bernabé López, profesor honorario de Estudios Árabes e Islámicos de la UAM, denuncia que la dirección «no ha intentado negociar ni buscar soluciones» y que el plan de la Aecid rompe la unidad de la biblioteca y la circulación de documentos.
La biblioteca de la Aecid alberga dos grandes colecciones, la biblioteca hispánica y la islámica. Como la propia agencia reconoce, por la calidad de sus fondos están consideradas como fuentes de primera mano entre los especialistas más importantes. La colección hispánica contiene las bibliotecas personales de Eugenio d'Ors, Gerardo Diego, José María Chacón o José Velarde. La islámica, llamada 'Félix María Pareja', cuenta con reconocimientos como el premio Unesco-Sharjah 2015 y el Ibn Arabi Hikma 2019. Hay una tercera colección que se inició en los años 80 sobre cooperación al desarrollo. En total, más de 700.000 volúmenes en libros, revistas y recursos electrónicos.
Fue en 1964, por la expansión de la biblioteca hispánica, cuando los arquitectos José Luis Fernández del Amo Moreno y Antonio Fernández Alba construyeron este edificio en los límites del campus universitario de la Universidad Complutense. El resultado, según figura en la web de Fernández del Amo Arquitectos, fue «un edificio único donde se acoplan ingeniosamente las tres funciones básicas de una biblioteca: depósito de libros con gran capacidad de almacenamiento, salas de lectura con una extraordinaria luz natural y dependencias administrativas y culturales».
Si nadie lo impide, la biblioteca perderá una de esas «funciones básicas» a cambio, según la versión oficial de la Aecid, de «unas nuevas salas de lectura» ubicadas en la entrada de la sede principal, el edificio anexo, que «optimizará el espacio y mejorará su accesibilidad».
El edificio fue construido para las tres funciones básicas de una biblioteca: depósito de libros, salas de lectura y dependencias administrativas y culturales
Los investigadores afectados rebaten que «los espacios que se piensan destinar para consulta y exposiciones en la entrada principal de la Agencia son diez veces inferiores a los actuales, impidiendo tareas como la consulta directa de obras de referencia y revistas, la realización de exposiciones, el apoyo a estudiantes en prácticas dentro de las instalaciones bibliotecarias, las visitas pedagógicas guiadas y sesiones de formación tan necesarias para quienes comienzan a investigar, así como la posibilidad de reuniones con grupos de usuarios y visitantes que de tiempo en tiempo se realizan». Señalan, también, que «la idea de trasladar al otro extremo del edificio las tareas de consulta y lectura [...] resulta del todo contraproducente tanto para los libros y documentos como para el personal que debe trasladarlos».
Salas «sobredimensionadas»
Este diario intentó contactar con el director de la Aecid, Antón Leis, pero tenía una agenda muy apretada. En una carta de marzo dirigida a Moratinos, que se interesó por la cuestión, Leis le explicó al exministro de Exteriores que esta decisión se deriva de la necesidad de «acabar con la dispersión del personal de Aecid en más de una sede». El contrato de alquiler de la sede de la calle Almansa vence a final de año sin posibilidad de renovación. «El traslado de todos estos trabajadores [unos 85] solo es viable mediante el uso de las actuales salas de lectura de la biblioteca, que están actualmente sobredimensionadas para su uso actual (un máximo de 10 visitantes al día para una superficie total alrededor de 3.200 metros cuadrados)», dice Leis en el texto.
Leis argumenta que la entrada de las actuales salas de lectura tienen una entrada «poco accesible desde espacio público [sic] poco iluminado y desafortunadamente víctima de frecuentes actos de vandalismo. Esto explica en parte que la biblioteca haya sido en gran medida 'olvidada' por el conjunto de la agencia». No cabe duda, añade, «de que el nuevo espacio de la sala de lectura será más reducido que el actual, pero más que suficiente para seguir prestando los actuales servicios. [...] Sin duda hay algunas incomodidades a resolver, como el traslado de libros desde los depósitos, que se mantendrán tal y como hasta ahora de forma que ni un solo libro de las dos colecciones deba cambiar de emplazamiento a los nuevos espacios de consulta, lectura y exposiciones y actividades».
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Juan Malpartida, que ha dirigido 'Cuadernos Hispanoamericanos', revista fundada en 1948 por la Aecid, comenta que en los treinta años que ha estado vinculado a la casa ha sido común entre los distintos directores generales que quisieran quitarse «de en medio» la biblioteca. «Se ve que los libros les sobraban. Es un mal español: nuestros políticos, sean de derecha, centro, izquierda o medio pensionista, no valoran demasiado la cultura, salvo cuando tienen que entregar premios con fotógrafos». Que se intente «marginar» la biblioteca, opina, es «una barbarie». Jesús Cano Reyes, profesor de Literatura Hispanoamericana en la UCM, es uno de los más de doscientos firmantes. «Es una cuestión de recursos, al fin y al cabo», dice, más comedido. «Lo que es evidente es que las instituciones no la cuidan. Es algo muy valioso que no está siendo utilizado. Yo quiero ser muy prudente en mi crítica, pero esto lo puedo decir».
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SuscribetePeriodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la UCM y Máster ABC
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