Se admiten pujas por Velintonia: la casa de Vicente Aleixandre, a subasta

Velintonia ha sido objeto de polémica durante años sin que ninguna administración haya sido capaz de darle un uso cultural a la vivienda, que en la actualidad se encuentra en estado de abandono. Aleixandre convirtió Velintonia en lugar de reunión de la Generación del 27 (allí se reunía con Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Lorca, Cernuda...) y, después, durante su exilio interior, en casi una meca de la poesía a la que se acercaban los aspirantes a poeta, como Jaime Gil de Biedma, Francisco Brines, Carlos Bousouño, José Hierro, Luis Antonio de Villena o Antonio Colinas.

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Por esto, la Comunidad de Madrid decidió declarar la casa Bien de Interés Patrimonial (BIP), la segunda máxima protección prevista por la ley después del Bien de Interés Cultural (BIC). En su exposición de motivos, la administración destacó el valor simbólico del inmueble, así como que es una de las pocas viviendas de la Colonia Metropolitana que conserva su aspecto original, aunque fue reformada en los años cuarenta. Madrid descartó la protección BIC porque la vivienda se encuentra vacía y no incluye el archivo del poeta, por el que en 2007 se llegó a ofrecer cinco millones de euros.

Ese mismo año se produjo el único intento serio de la Administración por adquirir la casa. Fue en 2007, cuando Carmen Calvo era ministra de Cultura, pero los 1,9 millones de euros ofrecidos no convencieron a los herederos, que desde entonces mantienen un enfrentamiento. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA) ha intentado durante años que la vivienda se protegiera como BIC y que allí se levantara la Casa de la Poesía, pero el proyecto nunca convenció a las autoridades ni ha contado con ningún tipo de inversión privada.

Según consta en el edicto de subasta que ahora se publica, al que ha tenido acceso ABC, solamente se pueden realizar pujas electrónicas desde el momento de su publicación en el Portal de Subastas del BOE y durante veinte días. La subasta no se cerrará hasta transcurrida una hora desde la realización de la última puja.

Tal y como especifica el documento, «no se admitirán posturas inferiores a 3,19 millones de euros», es decir, un 70% del precio de salida. Además, si la subasta quedase desierta, «se procederá a la celebración de sucesivas subastas en la misma forma y condiciones», por lo que la venta parece segura. Esta fue la cláusula que estuvo dilatando durante año y medio la publicación del edicto de subasta, pues una de las partes había recurrido la medida.

El Portal de Subastas contiene datos que no se corresponden con los del edicto judicial. Figura que es una subasta voluntaria cuando es forzosa e indica que es una venta sin puja mínima, cuando el juez la fijó en el 70% de la tasación. Estas diferencias podrían generar nuevos enredos jurídicos.

En julio de 2022, cuando se conoció que la vivienda podría salir a subasta, la Consejería de Cultura madrileña afirmó que no contemplaba pujar por la vivienda, y esta es la postura que sigue manteniendo. «El Gobierno de la Comunidad de Madrid y esta Consejería es perfectamente consciente del valor cultural y patrimonial tanto del archivo de Vicente Aleixandre como de la Casa Velintonia, y de lo que ha supuesto en la historia de nuestra cultura y de nuestra literatura. Conscientes de ello, como digo, se declaró BIC el archivo y BIP la estructura de la casa. Junto a esto, como no puede ser de otra manera, defendemos la libertad de los propietarios de enajenar sus bienes cuando así lo permita la normativa y las leyes», declara Mariano de Paco, consejero de Cultura. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, prefiere no comentar la noticia. El Ministerio de Cultura no ha respondido a las preguntas de este periódico.

La ley de Patrimonio, en cualquier caso, no recoge la posibilidad de que la administración pueda ejercer un derecho de tanteo o retracto sobre bienes muebles BIP. La AAVA ha pedido este martes a través de su perfil de Twitter «que nadie puje en la ignominiosa subasta pública de Velintonia y quede así desierta». El edicto, no obstante, permite volver a repetir la subasta en caso de que esto ocurra.

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Sobre el uso del inmueble pesan algunas limitaciones por su protección, otorgada por la Comunidad de Madrid en un proceso que se inició en diciembre de 2021. Entre ellas están la obligación de mantener la disposición de algunas habitaciones (el zaguán de acceso, la sala de entrada con la chimenea, la sala de lectura y tertulias de la planta baja y el salón de la planta primera con su mirador poligonal), el mantenimiento de la fachada, la altura, la carpintería interior y el jardín exterior (de 799 metros cuadrados), especialmente el cedro del Líbano que plantó el propio Vicente Aleixandre.

Además, cualquier actuación que se realice en el edificio o el entorno deberá regirse por los criterios de intervención establecido por la ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.

La venta por subasta pública judicial se produce tras años de desavenencias entre los herederos de Aleixandre; por un lado, la sobrina segunda del poeta, Amaya Aleixandre, poseedora del 60 por ciento de la casa y, por el otro, los cuatro hermanos de la rama Merlo-Usera, que entraron en la propiedad en 2005 para el restante 40 por ciento. Los cinco propietarios han sido incapaces de pactar unas condiciones de venta aceptadas por todos.

Esta división es la que llevó a los Merlo-Usera a plantear, en agosto de 2020, la extinción del condominio existente sobre la casa. El juez decretó en abril de 2021 la venta en subasta pública judicial y, tras casi tres años de burocracia y recursos, ahora se hace efectiva. Siempre que no aparezcan nuevas sorpresas, que en el laberinto de Velintonia todo es posible.