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ABC Cultural

El juego de las comparaciones

Un Quijote memorable

La versión que dirigió Rafael Gil en 1947, año del cuarto centenario del nacimiento de Cervantes, es, hasta hoy, un monumento y un ejemplo de cómo adaptar una magna obra literaria al cine

Fernando R. Lafuente

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La literatura española y el cine tienen sus matrimonios de cierto éxito (pocos) y sonoros divorcios (los más). Pocas obras clásicas logran su versión cinematográfica. Ni tiene que ser una copia (es imposible copiar letras en imágenes); ni una, se recomienda, alucinación delirante ... de un director engreído; ni siquiera una vulgarización bochornosa. Don Quijote de la Mancha es, probablemente, una de las novelas que más versiones cinematográficas ha conocido. La filmografía, desde el momento en que el séptimo arte, el arte total, comienza a configurar el imaginario social y cultural, es apabullante. Así que, en corto y por derecho, vaya el cuarto a espadas. La versión que dirigió Rafael Gil en 1947, año del cuarto centenario del nacimiento de Cervantes es, hasta hoy, un monumento y un ejemplo de cómo adaptar una magna obra literaria al cine y no solo salir ileso, sino lograr que, con el paso de los años, la película sea admirada por su “contención realista”, su “ transparencia hollywoodiense ” y, como escribiría ese tipo estupendo que fue Wenceslao Fernández Flórez en estas páginas de ABC, el 14 de marzo de 1948, por el cúmulo de “sugestiones de belleza” que contiene cada plano.

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