Primavera Sound: Tímpanos para qué os quiero
My Bloody Valentine sacuden la primera jornada del festival barcelonés con una ensordecedora y feroz revisión del indie de los noventa
Último jueves de mayo, el calor haciendo de las suyas y el portón del Primavera Sound abriéndose de par en par. Si el calendario no falla, tampoco lo va a hacer un festival que, después de capear el temporal de la crisis reclutando a ... Neil Young y siguiendo al dedillo el rigor que le ha llevado a convertirse en una de las grandes citas europeas, abrió anoche su edición 2009 con una jornada prólogo que, al final, acabó siendo mucho más que eso.
No había más que ver las riadas de gente que deambulaban de un escenario a otro a primera hora de la noche para darse cuenta de que la cita barcelonesa está a punto de batir todas sus marcas. Y no solo las de público: los decibelímetros también saltaron anteanoche por los en una de las jornadas más intensas de la historia del festival.
Fue una experiencia física, pero física de verdad: en cuanto My Bloody Valentine cerraron esa caja de rayos, truenos y feedback endiablado de la que sacaron una versión atómica y sísmica de “You Made Me Realise”, más de uno tuvo que asegurarse de que las orejas estuviesen en su sitio y no tiradas por ahí de cualquier manera entre vasos y colillas.
De poco sirvieron los tapones para los oídos que repartían a la entrada: con un estruendo que debía oírse desde la otra punta de la ciudad, había momentos en los que casi podían verse las ondas de distorsión y las cenefas eléctricas flotando por el ambiente. La centrifugadora supersónica de los irlandeses, programada con esmero por Kevin Shields, arrolló el escenario central del Primavera Sound y despertó de golpe y a lo bestia unas canciones que, como “I Only Said”, “When You Sleep”, “Come In Alone” y “Only Shallow”, siguen siendo la cumbre del noise más enmarañado e hipnótico. Esta noche repiten en el Auditori del Fòrum y la cosa promete ser aún más bárbara. ¿Primavera Sound? Para nada: Primavera Noise.
Riesgo y revuelta
A primera hora de la tarde, a
Spectrum
Yo La Tengo
Más lejos todavía viajaron los escoceses The Vaselines , entrañables artesaños del pop hábilmente desenfocado, para recuperar viejos clásicos como “Son Of A Gun” “Molly’s Lips”, y “Jesus Want Me For A Sunbeam”. Les costó un poco entrar en calor, pero en cuanto encontraron el punto justo en el que las voces de Eugene Kelly y Frances McBean se funden con los brochazos de distorsión, la cosa se transformó en un emotivo viaje a los orígenes del pop escocés. Los norteamericanos The Jesus Lizard también volvían después de años de ausencia y lo celebraron por todo lo alto: a los pocos segundos de empezar el cantante David Yow ya andaba flotando por encima del público mientras la banda firmaba una ejemplar lección de rock tenso y fibroso coronada por esa guitarra de sierra dentada y un inexpugnable fortín rítmico. A otra velocidad pero con idéntica intensidad, Jay Reatard escupió su repertorio como poseído por el espíritu de los Ramone s –si alguna canción sobrepasó el minuto de duración debió de ser por accidente- y, directo al grano, certificó su condición de nuevo héroe del punk supervitaminado y rabioso. Como no todo el reparto de estopa se va a limitar al rock, ahí estuvieron también Aphex Twin y The Bug , cada uno desde su trinchera, apuntalando de travesuras sintéticas una noche consagrada al riesgo y las detonaciones ensordecedoras.
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