Sinfonía de las palabras en Oviedo
Los Príncipes de Asturias ya están en la ciudad inundada por la poesía de Leonard Cohen
Sinfonía de las palabras en Oviedo
Miente quien dice que las palabras se las lleva el viento. No es así, nunca lo fue. El viento hace milagros, las transporta como hojas volanderas de acá para allá, cruza océanos, atraviesa cargado con ellas las más afiladas cordilleras. Y en estos días, ... las palabras caen mansas, dulces y melancólicas sobre Oviedo como las hojas del otoño que aquí, en tierra asturiana, ya es una certeza. Por las calles de Vetusta, las palabras te saludan al pasar, te regalan los oídos, te reconfortan el alma. Y esas palabras tienen nombre, Leonard , y apellido, Cohen . Quizá el juglar canadiense , hombre mesurado, prudente y que a pesar de su modestia ya va de vuelta por el camino de la vida, cuando pisó el aeropuerto no sabía muy bien cuál era su papel en esta fiesta de los Premios Príncipe de Asturias . Pero las dudas debieron disiparse con las gotas de lluvia, un culín de sidra y el cariño que se le está mostrando.
Cohen, como casi todos los juglares, es un tipo sencillo. Cohen te firma un libro a las once de la noche bajo la lluvia a las puertas de su hotel, se inclina y se toca el sombrero ante quienes le agasajan, y es amable como un caballero andante.
Muy temprano, a las 11 de la mañana, las palabras del autor del «La energía de los esclavos» resonaron en el Campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo, en un precioso recital organizado por la propia Universidad y el Aula de las Metáforas , con la participación del poeta escocés Niall Bins y el asturiano universal que es Fernando Beltrán . El título no podía ser más sugerente, «Viajar a ciegas», a sabiendas de lo que la figura del exiliado y el nómada significan en la obra de Cohen. Fue un éxito, tanto por la magnífica exhibición de los improvisados rapsodas como por la asistencia de público, más de doscientas personas, las dos terceras partes mujeres y buen número de público siguiendo la fiesta de pie. Chavales jovencísimos que han tenido la suerte a lo mejor de velar sus primeras armas líricas con tan emocionantes palabras . De este festín seguro que nace alguna vocación, algún poeta que dentro de muchos años cuando aquí recoja un premio recordará este día.
Y luego, a tres pasos, en la Biblioteca, se inauguró una exposición de grabados de Leonard Cohen , de la que cuentan más las dedicatorias prendidas con chinchetas de los propios alumnos que el puñadito de piezas exhibidas del artista. «Te necesitamos», «Eres la banda sonora de mi vida», «Mis padres se enamoraron oyendo tu música» … y cosas así. No es de extrañar que Leonard acabara emocionándose cuando el Coro de la Universidad entonó el «Gaudeamus igitur», cuyas primeras estrofas él mismo acompañó. Una placa inmortalizará esta visita, esta sinfonía de las palabras en la que se ha convertido en estos días Oviedo .
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