Leonard Cohen, en las letras de sus canciones
El premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011 ha construido un personal universo lírico entre lo divino y lo humano y nunca ha dejado de susurrarle al amor
ABC
Leonard Cohen , Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011 , «se convirtió a la música» al escuchar la voz del maestro Bob Dylan en una vieja radio en la isla de Grecia donde vivía retirado de todo y de todos. Hasta ese ... momento, el canadiense era «solo» escritor, pero que Dylan se cruzase en su vida propició que el trovador Cohen materializase en canciones sus versos. Repasamos en letras e imágenes los cinco hitos musicales de su carrera:
- «Suzanne» :
«Suzanne te lleva abajo a su sitio junto al río. Tu puedes oír pasar los barcos, puedes pasar la noche junto a ella y sabes que ella está medio loca pero eso es por lo que quieres estar allí y ella te ofrece te y naranjas que vinieron todo el camino desde China y justo cuando tu quieres decirle que no tienes amor que darle ella te sintoniza en su longitud de onda y deja que el río conteste que tu siempre has sido su amante y tu quieres viajar con ella y tu quieres viajar ciego y tu sabes que ella confiará en ti porque tu has tocado su cuerpo perfecto con tu mente...»
- «Hallelujah» :
«He oído que existe un acorde secreto que David solía tocar, y que agradaba al Señor. Pero tú realmente no le das mucha importancia a la música, ¿verdad? Era algo así como la cuarta, la quinta cae la menor y sube la mayor. El rey, confundido, componiendo un aleluya...»
- «In my secret life» :
«Te vi esta mañana. Te movías rápidamente. No puedo permitirme perder el control al pasar. Y te echo tanto de menos. No hay nadie a la vista y todavía estamos haciendo el amor En Mi Vida Secreta...»
- «I'm your man» :
«Si quieres un amante haré todo lo que tú me pidas y si quieres otro tipo de amor me pondré una máscara por tí si quieres un compañero toma mi mano o si quieres golpearme con rabia aquí estoy soy tu hombre...»
- «So long Marianne» :
«¿Puedes asomarte a la venta, cariño? Quisiera intentar leerte la mano. Solía pensar que era una especie de gitano, antes de dejar que me llevaras a casa. Hace tan tiempo, Marianne, que comenzamos a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo. Sabes que me gusta vivir contigo, pero haces que me olvide de todo. Olvido rezar a los ángeles y luego ellos se olvidan de rezar por nosotros...»
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