Gran cine de gran literatura
Las ausencias presentes
«En 1987 John Huston filmó, y firmó, su testamento cinematográfico: 'Los muertos'»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn 1987 John Huston filmó, y firmó, su testamento cinematográfico. A quien había adaptado al cine a Melville, Hammett, Kipling, McCullers, Traven, Anderson, Forester, Crane, Le May, Lowry, solo le quedaba uno de los grandes, junto a Proust, Mann y Kafka; uno de los ... que había cambiado literalmente la faz de la narrativa contemporánea: James Joyce . Pero Huston escamado con el desigual resultado de su versión para el cine de otra novela monumental del siglo XX, como era y es 'Bajo el volcán', cuando pensó en Joyce, inteligentemente, se olvidó de cualquier tentación ante la imposible (cinematográficamente) 'Ulises'. No. Con más sensibilidad que muchos de los críticos literarios de la época, y de después, la adaptación iría dirigida a la que sí hoy es considerada, por parte de unos cuantos relevantes nombres, la obra maestra del controvertido autor de 'Retrato del artista adolescente'. Sí, exacto, ' Dublineses '.
Ese conjunto de relatos que rompían, a la manera de Maupassant , el género y lo abrían a una lectura tan inquietante como asombrosa. El golpe final que exigía Chejov para cualquier cuento que se merezca tal nombre, Joyce lo iba a asestar en la conciencia del lector. Y de todos los cuentos, relatos, historias que componen Dublineses, la que cerraba, curiosamente, el volumen era ' Los muertos '. Y ese cuento fue al que Huston dedicó todo su talento acumulado, toda su sensibilidad –tan próximo él a su muerte- toda su memoria irlandesa y todo su saber de cineasta curtido en la edad de oro de Hollywood. Para ser cautos, la adaptación de Huston es perfecta. Nunca se ha logrado trasladar, de tal manera, con tanto sentido y sensibilidad, con tanto respeto a lo escrito por el autor como en esta soberana versión filmada por Huston, con guión de su hijo Tony, formidable interpretación de su hija Angélica como Gretta Conroy y una banda sonora memorable de Alex North.
Y no llega a noventa minutos. Ni falta que hace. Porque esos ochenta y pocos minutos de duración contienen unas dosis de emoción y melancolía tales que valen por mil series y mil horas. Cuajada de escenas difícilmente olvidables para el espectador allí se reúnen los planos, los escenarios y las actuaciones que requerían los personajes creados por James Joyce. Incluso, se permite, para añadir tensión a ese momento de intensa melancolía que es la cena de las hermanas Morkan la noche de Epifanía del año 1904, recupera un poema de Lady Gregory –lectura muy querida por Joyce- en medio de la atención conmovida de los invitados, pues su lectura avanza, o advierte, o procura señalar el final.
Un final que contiene uno de los monólogos –el de Gabriel Conroy - más escalofriantes, por la tristeza, la claridad, la amargura y el desasosiego, que no solo se hayan escrito sino, lo que es más complicado, que se hayan rodado sin perder ni un rasgo de la intensidad que las palabras poseían. Vea el lector, el descenso de la escalera de las Morkan de Gretta, cuando escucha, y reconoce, la vieja balada de la chica de Augrim, o el recorrido por la casa, con la cámara, mientras la anciana tía Julia canta, deshilvanada y emocionada ante el auditorio de los invitados a la cena anual, Ataviada para la boda. Sí, pocas veces literatura y cine han parecido una sola obra. Veremos más a lo largo del verano, pero la primera, sin duda, es 'Los muertos' de John Huston.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete