El humor pierde a su genio

Antonio Mingote ha fallecido a los 93 años, 59 consagrados, seis décadas, a su ABC del alma con el que sentía una relación sentimental, más que laboral. Dibujante, escritor, académico, marqués de Daroca —celebrado por los republicanos del pueblo del que fue nombrado marqués por Su Majestad el Rey—, poeta, novelista del Oeste, guionista de cine y televisión, figurinista, maestro del mus, un ser absolutamente maravilloso. Nadie derramó tanto prodigio en vida. Nadie fue tan generoso con el prójimo como lo ha sido Antonio Mingote , que murió rodeado de lo suyos: de su esposa Isabel, de su hijo Carlos, de sus nietos Pablo y Héctor... De su familia, a la que adoraba.

La gente, su gente, nuestra gente, a la que él quería tanto, le rindió ayer, y le seguirá tributando hoy, un emotivo último adiós en los jardines de Cecilio Rodríguez, en el parque del Retiro del que Mingote era alcalde honorario. Pavos reales, faisanes y ánades se desgañitaban en dolor en torno a la cripta de cristal que anoche permaneció abierta desde las siete de la tarde hasta las diez y media de la noche, y que hoy se reabrirá desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde. Después, en la más estricta intimidad, en el cementerio de La Almudena, Antonio Mingote será incinerado.

El féretro, en caoba, lo presidía la foto de Antonio Mingote, una espectacular fotografía en su estudio de trabajo , con un el rotulador con el que rotulaba sus monos y sus bocadillos de las viñetas, y la ternura que destilaba sin cesar. Su esposa, Isabel, acompañada por innumerables familiares y amigos, destrozada por dentro por la pérdida de ser tan querido, de su alma, de su compañero de viaje durante tantos años, pero entera por fuera, se abrazaba con emoción. Su hijo Carlos recibía las condolencias de las personas que como el rayo de Miguel Hernández no cesaron de dar el pésame. Y junto a él sus hijos Pablo y Héctor.

Isabel Vigiola no dejaba de recibir el cariño y el afecto de toda la buena gente de don Antonio. Catalina Luca de Tena y Soledad Luca de Tena, sus «niñas», y José Miguel Santiago Castelo arropaban desde el primer momento a Isabel. Una caricia, un beso, un abrazo. A continuación llegó el presidente de Vocento, Enrique Ybarra, acompañado de Ignacio Camacho; más adelante llegó Isabel San Sebastián, que le dedica el Contrapunto de ABC al maestro; y Hermann Terstch.

Reyes (coronas y telegramas de pésame enviados por Sus Majestades los Reyes y los Príncipes de Asturias) y Godos (Godofredo Chicharro, de Casa Ciriaco, el cenáculo donde don Antonio departía de lo divino y lo humano con sus cómplices de Café y que, como en cada Pascua, le iba a enviar unas torrijas), Príncipes (coronas y telegramas asimismo de pésame remitidos por S.A.R. los Príncipes de Asturias) y académicos (José Manuel Blecua, el director de la Real Academia, destrozado, lloraba la pérdida de un ser tan querido, junto a José Manuel Sánchez Ron, infatigable viajero por la ciencia en tantos libros con Mingote; y Manuel Seco, maestro del lenguaje y entrañable amigo de don Antonio); Cervantes (Víctor García de la Concha, que fue director de Mingote en la RAE y que ahora rige con mano sabia los destinos del Instituto Cervantes) y Quevedos (Pedro Ruiz rendía tributo a su maestro del humor), todo el mundo quería a Antonio Mingote y anoche, y durante todo el día de hoy, se lo hará sentir a su familia en los Jardines de Cecilio Rodríguez.

El desfile de admiradores y amigos no cejó en toda la noche. En nombre de la Casa Real acudió el Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, Rafael Ortega Spottorno. El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, y el exministro Jaime Mayor Oreja; periodistas y vecinos como Mari Carmen Izquierdo, y amigos entrañables como Ángel Manuel García, presidente de la Fundación de la Villa y Corte y que ayer recordaba cómo se pararon todos los relojes a la una y media de la tarde. También se encontraban amigas queridísimas como Laura Valenzuela y Cuqui Fierro, amigos como el humorista Manuel Royo; Carmen Torres y Miguel Torres, Antonio D. Olano y Rafael Rodríguez Ponga, diputado por Cáceres del PP; Rafael de Góngora y el compositor Antón García Abril.

Y sus cofrades del humor, capitaneados por Antonio Fraguas Forges, destrozado por la pérdida del maestro y amigo, con quien tiene el honor de compartir el mismo día de nacimiento —un 17 de enero—, pero 23 años después, y que se despidió de él acariciando el féretro.

Innumerables coronas llegadas de todos los rincones de España escoltaban los restos mortales de Antonio Mingote. La de ABC —«Nuestro querido Antonio Mingote, de toda la Casa de ABC»—, las de Don Juan Carlos y Doña Sofía y las de Don Felipe y Doña Letizia se enccontraban al lado del féretro, y junto a ellas las de Vocento, Asociación de la Prensa de Madrid, Chicho Ibáñez Serrador, ministerio de Educación y Cultura, Los empresarios de Madrid del presidente Arturo Fernández, de la Asociación H.G.U.GM., de la Fundación Mapfre, de los compañeros de Correos a «nuestro cartero honorario», Círculo de Lectores, y de los vecinos de Samaria, 10: «Siempre te recordaremos, Antonio».