Lope de Vega dijo la verdad: el Fénix batalló en la Armada Invencible
Un expediente del Archivo del Reino de Valencia fechado en febrero de 1590 certifica oficialmente que el dramaturgo pasó dos años en la capital del Turia cuando fue desterrado de Madrid y constata su participación en la fracasada invasión de Inglaterra que proyectó Felipe II

Cuando Jesús Villalmanzo llegó a Valencia a finales de los sesenta para convertirse en uno de los guardianes del Archivo del Reino no podía imaginar cómo su camino se acabaría cruzando con el de los grandes nombres de las letras españolas. Casi cuatro siglos ... después de la muerte de Lope de Vega, este jubilado que nació en Burgos hace 79 años puede demostrar, con documentos oficiales, que pese a tener una vida repleta de episodios turbios por sus escarceos amorosos, el Fénix de los Ingenios no mentía cuando relataba sus andanzas épicas en alta mar. Buceando en los pasillos que un día fueron su refugio profesional y tras una montaña de papeles que, puestos uno detrás de otro, alcanzarían los 15 kilómetros, Villalmanzo ha encontrado la última pieza del puzzle. Un hallazgo que tiene una doble vertiente. Por un lado, confirma que el dramaturgo pasó dos años en la capital del Turia. Por otro, que se enroló en las tropas con las que Felipe II quiso destronar a Isabel I e invadir Inglaterra y que batalló durante meses en la conocida como Armada Invencible, bautizada así cuando la fracasada expedición militar volvió a tierras españolas con muchos de sus soldados caídos en combate.
De esta aventura naval solo constaba hasta ahora el nombre del poeta en el listado de tripulantes que embarcaron en uno de los buques que salieron de Lisboa . El historiador Geoffrey Parker lo encontró en el archivo de Viena, tal y como adelantó ABC. Lope se inscribió el 10 de mayo de 1588 en la Gran Armada, «donde con pocos años -veintiséis- iba a ejercitar las armas» y donde escribió «sobre las aguas, entre jarcias del galeón San Juan y las banderas del Rey Católico» algunas de sus rimas, tal y como él mismo reveló en el prólogo de ‘La hermosura de Angélica’ (1602).
Meses después de ese primer golpe sobre la mesa de Parker, la investigación de un antiguo archivero constata que el autor de uno de los sonetos de amor más conocidos no solo se alistó, sino que vivió en sus carnes los terribles combates con la escuadra de Portugal y no regresó a La Coruña hasta principios de octubre de ese año. El expediente administrativo, escrito en valenciano antiguo y certificado con sellos de la época, está fechado el 1 de febrero de 1590. Del contenido de sus cuatro documentos ABC puede avanzar un fragmento clave de la instancia que el genio realizó por cauces oficiales: «Ante la presencia de vuestra señoría, muy ilustre señor Justicia Civil de la presente ciudad de Valencia, comparece personalmente el magnífico Lope de Vega Carpio, el cual dice y propone que para los efectos que le convienen tiene necesidad de probar como él, dicho proponente, hace más de dos años que vive y habita en la presente ciudad de Valencia, en su casa y con su familia, habiéndose ausentado únicamente en dicho tiempo los cuatro meses que estuvo sirviendo a Su Majestad en la Jornada de Inglaterra. Por lo cual requiere a vuestra señoría ordene recibir sumaria información de testigos con el objeto de probar dichas cosas, y si se confirman, suplica y requiere que declare que dicho proponente ha permanecido y habitado en la ciudad de Valencia durante dos años, exceptuando los cuatro meses que estuvo sirviendo a Su Majestad. Y a continuación le sea librada copia y traslado auténtico y fehaciente según el estilo y práctica de la corte de vuestra señoría».

Acreditar su destierro
Lope había cumplido ya una parte de la condena que lo trajo hasta la capital del Turia y para acreditarlo necesitaba que el Tribunal de Justicia Civil, el que se encargaba de asuntos menores, diera fe de ello. A su propio testimonio tuvo que sumar el de dos amigos, Salvador Aznar y Andrés Comba . En sus declaraciones, uno confirmó la llegada del dramaturgo a la ciudad en febrero de 1588, es decir, dos años antes, mientras el otro señaló que estuvo en la Armada «cuatro meses, más o menos».
Finalmente y tras examinar su caso, el órgano le concedió el certificado de residencia. Un título crucial para que Lope pudiera regresar al Reino de Castilla, de ahí su insistencia en que se le remitiera una copia. De allí había sido desterrado durante dos años -a los que habría que sumar ocho más lejos de la Corte situada en Madrid- por difamar contra el director teatral Jerónimo Velázquez y su hija, Elena Osorio , antigua amante del poeta. El despecho le llevó a seguir escribiendo esas sátiras contra su Filis incluso cuando ya estaba en prisión. Además, el rapto de la que más tarde sería su mujer, Isabel de Urbina -se casó por poderes el mismo día que se alistó en Lisboa-, tampoco contribuyó a apaciguar sus problemas judiciales.
El poeta pidió una copia del documento que acreditaba su permanencia en Valencia para poder volver al Reino de Castilla
La pregunta que todavía queda en el aire es por qué Lope decidió cambiar la pluma por la espada. «Pudo ser una forma de redención», sugiere Jesús Villalmanzo, aunque luego, «como la cosa no salió bien no quiso acordarse». De hecho, no fue hasta mucho después cuando empezó a sacar pecho de sus expediciones y de sus conocimientos navales en sus rimas, dejando un rastro en su obra -habló de la Armada en una quincena de ocasiones- que ha traído de cabeza a los expertos. «Lope quería tener un cargo oficial, ser cronista, para no depender de los nobles y los empresarios teatrales», prosigue el investigador. «Era muy conocido y escribía muy bien», por lo que cuando «vio una oportunidad» de alcanzar esa meta con los dos sucesores del rey que perdió contra Inglaterra, Felipe III y Felipe IV, intentó exprimir esas andanzas en sus composiciones.
«Lo único que consiguió fue ser secretario del duque de Sessa para escribirle sus cartas de amor», apunta este antiguo archivero, que también tiene entre sus proezas haber descubierto la firma más antigua que se conserva de Miguel de Cervantes. « Siempre estoy con la antena puesta », asegura a este periódico para justificar su olfato investigador. En su camino se cruzaron varios documentos de aquellos con los que siempre había estado en contacto y fue tirando del hilo. «Vi 1590 y se me encendió la bombilla», relata Villalmanzo.
La madurez artística
Tampoco se sabe a ciencia cierta el motivo por el que el Monstruo de la Naturaleza -como lo definió el autor de ‘El Quijote’- decidió instalarse en Valencia, aunque hay indicios para pensar que no fue fruto de la casualidad . En la ciudad entró en contacto con otros dramaturgos, como Gaspar Aguilar y Guillén de Castro, que introdujeron el enredo italiano en España y más tarde crearían la ‘Academia de los nocturnos’. En ese periodo, el joven literato que renovaría el teatro español del Barroco empezó a madurar su comedia nueva, narrando dos historias en vez de una en la misma obra y mezclando géneros.
Aunque se publicaron mucho después, títulos como ‘El Grao de Valencia’, ‘La viuda valenciana’ y ‘Los locos de Valencia’ son ejemplos de la huella que esta etapa dejó en uno de los máximos exponentes del Siglo de Oro. Lope «hizo de puente» entre los avances culturales y las técnicas teatrales que llegaban de Italia a Valencia, por la intensa relación comercial que existía en la época. «Se carteaba con los empresarios teatrales de Madrid y enviaba sus obras para representarlas a Gaspar de Porras», quien sería también uno de los testigos que el poeta utilizaría para demostrar que había cumplido su castigo. En marzo de 1595, a falta de tres años para que terminara la condena, el denunciante decidió pedir su indulto.
En este punto, Jesús de Salvador, doctor en Derecho por la Universidad Católica de Valencia y descubridor de la primera representación iconográfica del Santo Cáliz más de un siglo antes de lo que se creía, pone el foco en que durante toda esta década de problemas judiciales hay que distinguir dos jurisdicciones: «La civil es la que acredita la vecindad en Valencia para que después Lope pueda sustanciarla en la criminal, que es donde tiene abierto el proceso penal en Madrid y la que lo concluye antes de tiempo, no sin antes cerciorarse de que lo que cuenta es cierto».
En su declaración bajo juramento ante la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, Gaspar de Porras sostuvo que llegó a ver en manos del dramaturgo «un testimonio y escritura que el dicho Lope de Vega trujo con los signos y sellos de la ciudad de Valencia de cómo en ella cumplió los dos años de destierro del Reino », tal y como se recoge en el ‘Proceso de Lope de Vega por libelos contra unos cómicos’, la copia del expediente completo del destierro que ha llegado hasta nuestros días.
El escrito al que hace referencia Porras es, precisamente, el original que Jesús Villalmanzo ha encontrado 431 años después. «Se ha discutido mucho sobre la veracidad de todo lo que dijo», recuerda el hombre que tanto ha indagado en nuestro pasado. Ahora sabemos que Félix Lope de Vega y Carpio decía la verdad.
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