Juan Marsé, James Rhodes y Renata Adler, en el púlpito de la Primera Persona
El festival barcelonés celebra su quinto aniversario este fin de semana en el CCCB con una nueva ración de historias autobiográficas
DAVID MORÁN
La biografía de Juan Marsé, esa que quedó perfectamente encapsulada en las más de 700 páginas que Josep Maria Cuenca le dedicó en «Mientras llega la felicidad», desvela que el escritor barcelonés empezó a escribir no movido por grandes impulsos literarios, sino por la ... voluntad de pasar más tiempo con su vecina mientras ésta pasaba a máquina sus manuscritos.
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He aquí un detalle aparentemente menor e intrascendente a la hora de valorar la carrera del autor de «Últimas tardes con Teresa» que, sin embargo, se torna central cuando de lo que hablamos es del Primera Persona, festival que se ha propuesto espantar a manotazos digresiones teóricas de proceso creativo para reivindicar sus implicaciones emocionales y biográficas.
«Siempre es posible darle media vuelta a la cultura y ofrecer una visión perpendicular», sostiene el director del Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Vicenç Villatoro, sobre una cita que llega este fin de semana a su quinta edición con Marsé y su biografía en B como protagonistas pero también con un cartel de aúpa en el que figuran el pianista británico James Rhodes, la ensayista neoyorquina Renata Adler, el poeta punk John Cooper Clarke -Doctor John Cooper Clarke, según la Universidad de Salford-, el compositor canadiense Stephin Merritt (The Magnetic Fields) y el imprevisible tándem formado por Pau Riba y Jaume Sisa.
Todos ellos llegarán con su yo a cuestas y dispuestos a cumplir uno de los objetivos que los organizadores del festival, los escritores Kiko Amat y Miqui Otero, se fijaron cuando idearon el Primera Persona en 2012: que algunos de sus héroes musicales y literarios consigan llenar teatros escapando de lo ortodoxo y exhibiendo ante el público un pedazo de su intimidad. Eso es precisamente lo que hará, por ejemplo, James Rhodes, pianista que ha puesto por escrito los terribles abusos que sufrió en su infancia en el libro «Instrumental» y que en Barcelona explicará con la ayuda de un piano hasta qué punto la música evitó que acabará colgando del techo de la celda de un manicomio.
Es, probablemente, el ejemplo más extremo y confesional, pero hay más: ahí está, por ejemplo, Sergi Pàmies y su barcelonismo imperfecto para explicar qué es lo que implica ser «un culer defectuoso»; Renata Adler y ese currículum de enemistades que cultivó con denuedo ejerciendo de crítica literaria; el escritor Jordi Puntí y la enfermiza obsesión que le ha llevado a dedicar diez meses de su vida a perseguir las luces y sombras de Xavier Cugat por los pasillos de la biblioteca de Nueva York; el pop sublime e injustamente olvidado de The June Brides; o el el arrebato poético de John Cooper Clarke, poeta maldito adorado por Elvis Costello, los Buzzcocks y los Sex Pistols y autor de «Evidently Chickentown», letanía mecánica que resituó al británico tras sonar en «Los Soprano».
Con las entradas para las sesiones del viernes agotadas -para el sábado aún quedan algunas a la venta- y más nombres a destacar como el escritor barcelonés Carlos Zanón, que conversará con Marsé, la performance galáctica de Pau Riba y Jaume Sisa, el pop elagante y estilizado de Stephin Merritt, la vuelta al mundo del narcotráfico de Nacho Carretero, Alberto Arce y Juan Pablo Villalobos, y las ventanas abiertas al pop de El Guincho y Aries, el festival se estrena también en Madrid con una sesión en La Casa Encendida el sábado 7 de mayo por la que pasarán Rodhes, Ben Brooks y Renata Adler, entre otros.
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