Hugh Thomas, la Historia en el momento justo
«La Guerra Civil española» era un exponente del empirismo definitorio de la historiografía británica
POR ENRIQUE MORADIELLOS
La tradición del hispanismo histórico británico siempre ha sido prolífica y fecunda y ahí está la obra canónica de Gerald Brenan para demostrarlo («El laberinto español», 1943). Pero quizá nunca brilló con tanta intensidad y plenitud como en el año 1961. Fue entonces cuando vio ... la luz «La Guerra Civil española» , que fue publicado simultáneamente en inglés, francés y español (esta versión, impresa en el exilio en Francia a cargo de Ruedo Ibérico). Su aclamado autor, que acaba de dejarnos, tenía entonces apenas 30 años: el diplomático, político e historiador Hugh Thomas .
Pocos años después, tras la aparición de una primera revisión del original en 1965, la obra sería traducida al resto de los principales idiomas del mundo (italiano, alemán, japonés, etc). Así comenzaba su espectacular éxito editorial e historiográfico, que le llevaría a sumar varias ediciones y reimpresiones en casi todas sus versiones. El trabajo de Thomas era una voluminosa y minuciosa crónica del conflicto español y de sus inmediatos antecedentes escrita desde una perspectiva liberal-democrática y con propósito confesado de imparcialidad y distanciamiento respecto de las pasiones partidistas aún vigentes (ya fueran profranquistas o prorrepublicanas). El estilo narrativo era muy elegante y fluido, a la par que el fenómeno bélico aparecía como resultado de acciones y omisiones de hombres, grupos políticos y organizaciones sociales con nombres y apellidos, y no como un acontecimiento exigido necesariamente por la evolución organicista de estructuras históricas anónimas y colectivas.
El libro era un verdadero exponente del empirismo clásico definitorio de la mejor historiografía británica, que siempre apostó por la individuación del agente histórico y el recurso a la narración literaria para evocar y explicar los tiempos pasados sobre la base de una sólida apoyatura documental primaria. Por eso Raymond Carr , su gran colega hispanista contemporáneo, siempre subrayó que su gran mérito había residido, sobre todo, en «haber sido el primero en escribir una historia de la Guerra Civil con evidente talento narrativo».
Al margen de sus innegables méritos propios, cabe decir que buena parte de la enorme fortuna e impacto de la obra de Thomas residió en el oportuno momento de su publicación y difusión internacional. A principios de la década de los 60, pasados más de veinte años desde el final del conflicto, no sólo estaban disponibles los suficientes materiales archivísticos y testimoniales para redactar esa crónica narrativa detallista, sino que existía un mercado potencial de lectores, españoles y extranjeros, ávidos de información actualizada y ponderada sobre la contienda. Como el propio autor reconocería, «en el extranjero “necesitaban” una historia de la Guerra Civil , al decir de los editores».
Thomas redactó así su obra en el momento preciso, con el formato idóneo y sin competencia alguna de verdadera entidad en el plano historiográfico. Porque entonces no existía ningún estudio sobre la guerra que no fuera partidario de uno u otro bando. Además, porque el estudio del historiador galés Burnett Bolloten era un examen muy particular sobre las actividades comunistas en la guerra escrito con una perspectiva filo-anarquista («The Grand Camouflage», 1961), en tanto que el trabajo de los franceses Pierre Broué y Émile Témime era una visión más analítico-estructural y de compromiso político filo-trotsquista («La Revolution et la Guerre d’Espagne», 1961).
Falta de competencia
En esta falta de competencia, el éxito de Thomas fue ayudado por la política oficial del régimen franquista hacia el conocimiento del inmediato pasado histórico español. En la España del general Franco , al margen de las historias oficiales sobre la guerra, hagiográficas, laudatorias y desprovistas de verdadero valor historiográfico, era imposible acceder a los fondos archivísticos, escribir o publicar con mínima objetividad sobre el período bélico y las fases precedentes. Por eso, la historia de la Guerra Civil redactada por Hugh Thomas se convirtió en una obra de referencia básica, tanto dentro de España como en el exterior. Y, por su entidad y solvencia, puso en cuestión los grandes mitos explicativos que habían generado tanto la interpretación oficial del franquismo como las versiones históricas del fragmentado republicanismo antifranquista.
El cambio de circunstancias en España tras la dictadura y la restauración democrática, junto con la proliferación de investigaciones históricas sobre el tema, han contribuido a envejecer aspectos varios de esta obra, a pesar de sus revisiones posteriores. Pero sigue siendo muy actual y provechoso su corolario final, en el que hacía suyo el postrero deseo de Azaña de que los españoles aprendieran la dolorosa lección «de la musa del escarmiento» para ver nítido «el mensaje de la Patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón».
Enrique Moradiellos
HISTORIADOR
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