Hallado el primer retrato real de Complutum: la Julia Domna de Madrid

Por varios grafitos ('pintadas') que realizó una niña se sabe, por ejemplo, que allí vivió Varia , lo que lleva a pensar que su padre encabezaría la familia de los Varios , pues era costumbre por entonces que los hijos heredaran el nombre de su progenitor. Tal vez él ocupara esa estancia privada a la que se accedía atravesando el vestíbulo donde aparecieron las pinturas de los grifos, esos animales mitad águila, mitad león, que dieron nombre a la casa. Recostado sobre su 'lectus' en la gran sala roja de las columnas, presumiría ante sus invitados durante las cenas de la escena de caza de leopardo que había ordenado pintar en una de las paredes del jardín central o peristilo y que ha sido parcialmente restaurada.

La familia que habitó la Casa de los Grifos durante cuatro generaciones disfrutó de una desahogada situación económica. Su vivienda gozaba de una ubicación privilegiada, ya que ocupaba una manzana completa junto al foro, y el mercado contiguo también era de su propiedad. Durante un tiempo existió un acceso directo a él desde la casa.

De este elevado estatus social dan fe, además, los interesantes restos de pintura mural descubiertos más recientemente en una estancia relevante de la vivienda, en la cabecera del eje este-oeste central. «No es una habitación grande en dimensiones, pero tiene una calidad pictórica que la dota de un enorme prestigio », explica la arqueóloga Ana Lucía Sánchez Montes.

Con los fragmentos de pintura mural recuperados, esta experta ha logrado componer una primera hipótesis de la decoración de la estancia . Un zócalo negro como de unos 70 centímetros de altura, compartimentado en rombos y cuadrados con un cortejo de figuras marinas alegóricas entre delfines, relacionadas con un 'thiasos' o procesión marina, rodeaba la habitación. La zona alta la ocupaba un friso con decoración vegetal, rematado por una cornisa, y en la zona media, se pintaron grandes paneles rojos separados por estrechos interpaneles negros con candelabros y fuentes con cisnes. En la parte central de cada panel, como si fueran unos pequeños cuadros colgados, se pintaron unos bustos.

La sorpresa llegó al reunir los restos pictóricos de uno de esos bustos. « Creemos que es el retrato de una señora por sus rasgos realistas y porque no tiene ningún atributo de ninguna diosa. Es la imagen de una matrona, una mujer madura, virtuosa, digna y respetable, una señora con poder », explica Sánchez Montes mientras señala sus pendientes de perlas con borlita de oro en el extremo, su elaborado broche que sujeta la estola sobre el hombro izquierdo y su pelo ensortijado recogido bajo un velo con una puntilla. «Ella está en el panel central, con la vista girada hacia la figura del panel de su izquierda, que es la de Baco Sardanápalo, el dios no solamente del vino y del desenfreno, sino también de el mensajero divino entre los vivos y los muertos y del que ella, quizá, pensaba valerse para transmitir eternamente su presencia entre esas cuatro paredes», explica.

Frente a la perfección y la belleza idealizada del dios, con una corona de hojas de hiedra y un tirso, un báculo rematado con una piña, que mira de frente, la dama representada en lugar tan preeminente de la salita resalta por sus rasgos muy personales. Se podría decir que destaca por su fealdad . No hubo un intento por embellecerla, lo que lleva a pensar a los arqueólogos que se trata de un retrato real, el del primer complutense .

Rascón recuerda que existen dos retratos de romanos de Complutum . Uno es el de un médico representado en un mosaico expuesto en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid , en Alcalá de Henares. Durante años se creyó que pertenecía a la Casa de Aquiles, pero en su tesis doctoral el jefe del Servicio de Arqueología concluyó que formaba parte de un mausoleo funerario. En el mosaico se incluyeron elementos alegóricos, entre ellos a Aquiles, pero también se retrató al muerto, claramente diferenciado, de cuerpo entero y en tamaño reducido.

El otro retrato es el de un auriga, que se llamaba Víctor , según consta en la inscripción de la pequeña pintura mural descubierta en una villa suburbana en las afueras de Complutum y que representa a un jinete del equipo ('facción') de los 'Rojos' sobre un carro tirado por dos caballos.

Si bien la representación del médico podría ser coetánea a la de la señora de la Casa de los Grifos, en el galeno no hubo una voluntad de destacar sus rasgos faciales. Resultaría harto difícil, por otra parte, en ese tamaño y en mosaico. «El de la señora de la Casa de los Grifos es el más claro como retrato y el más antiguo de Complutum y, desde luego, de la Comunidad de Madrid», asegura Rascón.

Los expertos creen que la dueña de esta casa privada -tal vez la madre de Vania o la propia Vania ya en edad adulta- debió de ser una mujer culta de la aristocracia romana, que se rodeó de un círculo de intelectuales y llevó a cabo acciones de mecenazgo. «Tenemos muy bien documentado cuándo es el colapso de la casa, en el primer cuarto del siglo III d.C. y la fecha encaja en el contexto. Julia Domna, la mujer de Septimio Severo, es de esa época », explica Rascón. Tanto Julia Domna , como Faustina la Mayor, la mujer de Antonino Pío, y su hija Faustina la Menor, esposa de Marco Aurelio, y por cierto de raíces hispanas, contaban con sus círculos intelectuales y religiosos y celebraban reuniones culturales. « Tenían una vida intelectual, una influencia social y una actividad de mecenazgo muy interesantes y ese parece haber sido un hábito muy extendido entre las mujeres de cierta posición a partir del siglo I ó II d.C.», subraya el arqueólogo.

Por la ubicación de la estancia y la existencia de este singular retrato de la señora, así como por la calidad de sus pinturas - «posiblemente las mejores que han aparecido en la casa» - y el abundante uso de pigmento azul, el más caro, los expertos creen estar ante una sala importante de la viviena, donde la señora se reunía con su círculo intelectual. «Se ve que la decoración de esta salita es un encargo muy específico , porque en el resto de las habitaciones encontramos pintura muy al uso, del cuarto estilo provincial, pero ésta rezuma una cultura clásica que iría en la onda de la funcionalidad del espacio y que no todos en el mundo romano tenían», añade Ana Lucía Sánchez.

La restauración de las pinturas, que va a cometer el Ayuntamiento de Alcalá de Henares en colaboración con la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Fomento y los fondos europeos EDUSI, comenzará previsiblemente en junio y se prolongará durante un año. Tal vez revele más información sobre esta particular estancia. En los laboratorios del Centro de Interpretación del yacimiento, más de medio centenar de cajas con los restos de este formidable puzle esperan almacenadas a que se adjudiquen los trabajos. Quién sabe si entre esos pequeños fragmentos de pintura aún sucios se esconden más claves sobre la señora que se hizo retratar en la Casa de los Grifos, la Julia Domna de Complutum.