Hazte premium Hazte premium

LA HUELLA DE ESPAÑA EN ESTADOS UNIDOS

Hacia el confín del mundo

Juan Francisco de la Bodega realizó una travesía épica desde California hasta Alaska, para adelantarse a otras naciones que ansiaban ocupar este territorio

La pequeña goleta Sonora llevó a un puñado de hombres por la peligrosa costa del Pacífico ABC

BORJA CARDELÚS

En el siglo XVIII, Norteamérica era un tablero donde las naciones europeas dilucidaban quién había de erigirse en la gran potencia mundial venidera. Y España, celosísima de sus posesiones americanas, era actor principal del conflicto con Inglaterra, Francia e incluso Rusia, que desde el norte, y según el espionaje español, amenazaba sus dominios de California , instalando factorías comerciales a lo largo de la costa pacífica.

España se hallaba establecida en California, pero restaban 2.500 Km de costa libre hasta Alaska , a merced del primer país que alegara haber reconocido y ocupado el litoral. Y al llegar las noticias sobre Rusia, el rey Carlos III instruyó al Virrey de Nueva España, Bucarelli, para que asegurara el dominio español sobre esa costa todavía virgen del Pacífico.

La primera expedición, comandada por Juan Pérez, había fracasado. El litoral pacífico es un temeroso océano, un avispero de nieblas, corrientes, lluvias y vientos huracanados , que van enfriándose a medida que se progresa, tornando la navegación intolerable a partir de los 50 grados de latitud.

Comienza la aventura

La segunda expedición tenía la orden de subir hasta los 60 grados. Iba comandada por Bruno Heceta, y consiguió enrolarse en ella Juan Francisco de la Bodega y Cuadra , que prefirió navegar en un puesto de segundo, antes que quedarse en tierra. Había nacido en Lima, era miembro de una noble familia, y había cursado los estudios de la marina española, modernizada en el curso de las reformas de Carlos III, quien quería recuperar el prestigio perdido por España en el último siglo y medio, a causa de reyes incapaces y peores gobiernos. Ya lo había dicho Fernando el Católico: los españoles precisan buenos gobernantes.

Partieron a bordo de dos barcos, el Santiago y el Sonora, y pronto surgieron los contratiempos. El capitán del Sonora causó baja, y fue sustituido por De la Bodega. Muchas veces el azar pone las cosas en el sitio debido. La primera parte de la travesía discurrió sin otras novedades, hasta que, enviado a tierra un bote con seis hombres en busca de agua y leña, fueron asaltados por una masa de nativos que salieron de la espesura y los mataron a golpes. El lugar fue bautizado como Punta de los Mártires.

Esta adversidad supone una inflexión en la travesía por aquellas aguas procelosas que agotan a las tripulaciones, y Heceta ordena el regreso del Santiago. Pero Bodega insiste en cumplir las órdenes reales, alcanzar el paralelo 60, y lo hará en la pequeña goleta Sonora, un barco del todo inapropiado para tal jornada y tales aguas. Medía 12 metros de eslora, poco más que la lancha auxiliar de un gran barco, y los testimonios son elocuentes: «Una cubierta y un camarote era todo su alojamiento, ni más baúles, ni más equipaje que la cama y lo que cabía en un cajón bajo ella; la altura y extensión del alojamiento solo les permitía vivir sentados, la pequeña cubierta les impedía caminar, y en esta inacción permanecieron diez meses».

Y en semejantes condiciones se hacinaban 22 hombres, que van a aventurarse en una travesía épica. A bordo del esquife, sin poder cargar tasajo, han de conformarse con raciones ridículas de galleta, judía y manteca, progresando en un mar violento, huracanado, frente a una peligrosa costa que ocultan las brumas. La ausencia de vitamina C hace aparecer el temido escorbuto, pero la voluntad de Bodega y sus hombres se mantiene inquebrantable. A pesar de su estado dibujan la costa, bajan a ella, bautizan los accidentes (uno de ellos la actual Bodega Bay) y dejan marcas y señales para afianzar la posesión española.

Extenuantes jornadas

Así consiguen la increíble proeza de alcanzar Alaska, momento en que consideran cumplidas las previsiones, y emprenden el regreso. El estado de la tripulación es lamentable, el escorbuto hace estragos, algunos han muerto, y la debilidad se apodera de todos, pero aun así, con pundonor indomable, continúan reconociendo y bautizando los accidentes del litoral. Por si fuera poco, la débil goleta hace aguas, y los supervivientes, incluido el capitán y su segundo, Mourelle, se turnan en extenuantes jornadas para achicar el agua.

En estado calamitoso arriban a Monterrey, cuartel general de España en California. Todos los marineros están enfermos, y el propio De la Bodega, exhausto, es incapaz de salir por sus propios medios y ha de ser sacado en volandas por los misioneros.

La expedición fue una hazaña, y políticamente un éxito. E spaña había prolongado su dominio norteamericano hasta la remota Alaska , y se había comprobado la inexistencia de bases extranjeras. La soberanía de España sobre Norteamérica llegó a extenderse sobre dos terceras partes del territorio actual. Pronto cambiarían las cosas, y la lucha europea en el teatro americano la habría de ganar un contendiente inesperado, nacido un año después del viaje de Bodega, una nueva nación llamada los Estados Unidos.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación