Un exguardia nazi, a juicio por más de 3.500 asesinatos durante la Segunda Guerra Mundial
Una sentencia de la Justicia alemana establece la posibilidad de juzgar por complicidad a quienes, no habiendo asesinado a víctimas del nazismo, formaron parte de un engranaje que, en última instancia, hizo posibles los crímenes
La Fiscalía de Neuruppin ha presentado cargos contra un ex guardia de seguridad en el campo de concentración de Sachsenhausen por complicidad en el asesinato en 3.518 víctimas del nazismo . Sería uno más de los casos judiciales tardíos que ... ha sido posible reabrir gracias a la jurisprudencia sentada por la sentencia Demjanjuk, que estableció la posibilidad de juzgar por complicidad a quienes, no habiendo asesinado a víctimas del nazismo con sus propias manos y por tanto exentos de culpa individual, formaron parte de un engranaje que, en última instancia, hizo posibles los crímenes. Si se trata de un hecho excepcional es solo por la edad del acusado, que ya ha cumplido los cien años.
Según la Fiscalía, trabajó como guardia de seguridad en el campo de concentración de Sachsenhausen entre 1942 y 1945 , por lo que sería indirectamente responsable o habría participado "a sabiendas y deliberadamente" en el asesinato de presos en esas instalaciones. En el pliego de la acusación, el fiscal deja claro que el hombre es consciente, a pesar de su vejez. Así lo han acreditado exámenes médicos realizados antes de presentar la acusación, pero es el tribunal de distrito de Neuruppin el que debe decidir finalmente si admite el caso a juicio. El abogado de la defensa considera que se trata de un caso de encarnizamiento judicial, puesto que dada la edad del acusado, es muy posible con que no termine con vida el juicio e imposible que llegue a ingresar en prisión. Ni siquiera podrá asistir a las sesiones, a causa de su estado de salud. Su identidad, por lo demás, será preservada en secreto en cumplimiento de la ley alemana de protección de datos. Solo ha trascendido que sigue viviendo en Brandemburgo, la misma región en la que creció y transcurrió su vida.
También se han presentado cargos recientemente contra una secretaria que trabajó en el campo de concentración de Stutthof , cerca de Danzig, una mecanógrafa acusada de complicidad e intento de múltiples asesinatos que hoy tiene 95 años y que apenas había cumplido los 17 cuando fue contratada como secretaria de la dirección del campo. Desde ese puesto, hizo una contribución importante al funcionamiento del campo de concentración , según los fiscales, y ha sido acusada ante un juzgado del distrito de Pinneberg de complicidad en el asesinato de al menos 10.000 personas en el período de 1943 a 1945. El caso ha sido presentado ante un juzgado de menores dado que en el momento de los hechos la acusada no había cumplido la mayoría de edad.
Pena simbólica
Esos juicios, de celebrarse, terminan a menudo con una pena simbólica, como la dictada el pasado verano contra un exguardia de un campo de concentración , declarado culpable de complicidad en los 5.232 asesinatos cometidos en el tiempo en que cumplió allí servicio, cuando tenía 17 años. Dos años en régimen de libertad vigilada fue la pena impuesta por la Audiencia de Hamburgo a Bruno Dey, de 93 años. Pero el sistema judicial alemán se resiste a celebrar el último proceso por crímenes del Tercer Reich, que no prescriben . En la última vista antes de la sentencia, el acusado había pedido perdón "a todas aquellas personas que pasaron por ese infierno", así como a sus familiares y descendientes. Insistió, como ya había declarado su defensa en el juicio, en que no prestó servicio voluntariamente, sino que fue reclutado por las SS y destinado a ese lugar con 17 años. Sí admitió que tuvo conocimiento del plan de exterminio a los judíos . A Dey se le procesó y escuchó sentencia no como responsable de las muertes, sino por no haber rehuido servir al aparato nazi .
Estos casos no corresponden a nazis que ocultasen su identidad o sus crímenes después de la II Guerra Mundial , sino a reaperturas de casos en su día cerrados y que la sentencia Demjanjuk hizo posible reabrir en 2013. El vicepresidente del Comité Internacional de Auschwitz, Christoph Heubner, insiste en que “para los ancianos supervivientes de los campos de concentración y exterminio alemanes, estos procesos son también un ejemplo importante del hecho de que la justicia no tiene fecha de vencimiento y la persecución de los perpetradores de las SS no debe terminar ni siquiera en la vejez". Heubner subraya la importancia de que, no solamente el sistema judicial, sino la sociedad en general, sigua manifestando con hechos, además de con gestos, la solidaridad con las víctimas de nacismo , a pesar del paso de los años, y sostiene que “no es suficiente con levantar monumentos en su memoria, sino que ese pesar debe trasladarse a procesos judiciales”.
En esta misma línea, los tribunales alemanes han emitido recientemente varias sentencias y siguen en marcha nueve investigaciones preliminares, según informa el jefe de la oficina central para la investigación de los crímenes nazis en Ludwigsburg, Thomas Will.