«Hoy hay que tener la voz de Callas, la cara de Theron y el cuerpo de Campbell»

Sin embargo, su carácter de mujer luchadora y de corredora de fondo, no la hicieron desistir hasta que decidió dar un giro a su trayctoria y «cambiar de cuerda». «He tenido que hacer la carrera de cantnte dos veces», confiesa en una entrevista telefónica con ABC. «Antes interpretaba un repertorio que no era adecuado a mi voz», concede Montiel. Cambiarlo suponía enfrentarse a nuevos papeles «y dar la talla», pero lo consiguió «con mucho esfuerzo. He tenido que estudiar mucha técnica, lo que me ha permitido cantar todo tipo de repertorio —italiano, francés, alemán—, lied, música sinfónica...». El esfuerzo no fue en balde. «Cuando cambié a mezzosoprano, empecé a tener contratos en todas partes».

La mezzosoprano madrileña acaba de regresa de Viena, donde ha participado en «Andrea Chenier», y ha disfrutado de la ciudad donde estudió, a pesar de un «frío terrorífico», bromea. Este viernes recibirá el premio a la Mejor Cantante Femenina de 2010 , galardón que concede la Fundación Premios Líricos Teatro Campoamor . Se convierte así en la primera española en recogerlo, y su nombre se suma ya a una lista —todavía corta pues los premios se constituyeron en 2005 — de celebridades: Waltraud Maier, Fiorenza Cedolins, Natalie Dessay, Adrianne Pieczonk y Nina Stemme.

«Me siento privilegiada y encantada de que me lo den por el montaje de “Carmen” que hizo Calixto Bieito en el Liceo , porque estoy muy de acuerdo con su visión —afirma—. También una gran satisfacción porque es un premio a una gran vocación y a muchos años de trabajo, y de entrega. Aprendí a cantar y a hablar casi al mismo tiempo», bromea pocas horas antes de emprender viaje hacia Oviedo. Y es que, en definitiva, Montiel se siente una mujer «con mucha suerte», que con los años ha aprendido a tener paciencia. «La vida te da experiencia. Disfruto más de las cosas y tengo más paz interior».

Recuerda que cuando era una niña, sus cantantes favoritas eran Ileana Cotrubas y Teresa Berganza, «y también la Obratzsova, una rusa espectacular». Desde entonces ha cambiado mucho el mundo de la ópera. «Cada vez es más difícil porque hay mucha más gente que canta, hay más competencia. Además, ahora te piden muchos requisitos. Hay que tener la voz de María Callas, la cara de Charlize Theron y el cuerpo de Naomi Campbell», bromea. Pero admite que existe también el lado positivo de las nuevas tecnologías, «ahora se puede encontrar cualquier partitura en internet».

Mejoras o no, todo esto queda eclipsado por el gran problema que se cierne actualmente sobre la cultura, la crisis -y los consiguientes recortes-, que ya se ha ensañado con algunas instituciones, como el Liceo de Barcelona. «Esto provoca verdadero terror y miedo , porque si ya cierra este teatro que mal tiene que estar todo. Lo siento mucho. Me parece una noticia muy dura y triste para la música».

En cuanto a sus próximos proyectos, en marzo volverá a vestirse de Carmen en la localidad italiana de Lecce (acompañada por el tenor Marcelo Puente), personaje que lleva ya cosido a la piel y que ha paseado por media Europa, Japón y que llevará a Atlanta en otoño. «Este papel me ha abierto las puertas de los teatros internacionales», subraya.

Después interpretará «Das Klagende Lied» de Mahler en Milán, ofrecerá un recital en la Fundación March, titulado «Turina en París», con música de sus contemporáneos. También interpretará una «Carmen» «superespañola» en Cádiz, junto a C arlos Álvarez, Ainhoa Arteta y Jorge de León. En julio, en el Teatro de la Zarzuela, cantará «La tempranica», bajo la batuta de Fruhbeck de Burgos. Más adelante le espera de nuevo el teatro Massimo de Palermo, donde cantará «El bolero español» y «El niño y los sortilegios» de Ravel; y la Ópera de París, donde cantará «La gioconda» de Ponchielli.

En la Bastilla, precisamente, Montiel debutó de la mano de Gerard Mortier, con «Luisa Miller». Sin embargo, en el Teatro Real de momento no tiene nada previsto. «Ese siempre ha sido un teatro misterioso», bromea.