Kálos, la belleza suprema

La idea original surgió en 2019 durante una conversación entre la presidenta del museo, Sandra Marinopulu (sobrina y sucesora de Dolly Goulandris, fundadora y presidenta del museo hasta su fallecimiento), y el presidente de L'Oreal, Jean-Paul Agon, un gran admirador de Grecia. Hablando de la belleza en la Antigüedad griega, de cómo los griegos de esa época contribuyeron a la noción de belleza en el mundo , de su importancia en la filosofía, el arte y la cultura desde entonces hasta ahora, surgió la idea de la exposición. A partir de ese momento, el profesor Stamboulidis comenzó, junto con el doctor Fappas, a buscar objetos que mostraran el concepto de esta belleza suprema y que se encontraban dispersos por todas las ciudades griegas, incluyendo las de la Magna Grecia. Por ello, la exposición incluye obras del Museo Arqueológico Nacional, de la Acrópolis, del Benaki, del Arqueológico de Tesalónica y del de Iraklio (Creta), pero tambien de otros en muchas provincias del país. A ellos se añaden antigüedades provenientes del Museo Vaticano (concretamente el Museo Gregoriano Etrusco) y de los museos arqueológicos de Florencia, Nápoles, Roma, Bolonia, Venecia, Siracusa, Chiusi y Catania y del Parque Arqueológico de Ostia.

La exposición ha sido inaugurada por la presidenta de la República Griega, Katerina Sakelaropulu, y Jean-Paul Agon destacó en su presentación que el ideal de 'Kálos', la belleza suprema, «une íntimamente la idea de belleza y estética con valores y virtudes, un perfecto ejemplo de la idea de belleza interna y externa, cuerpo y alma, que aun se puede ver hoy en día». Y para Agon, concepto demuestra «que la belleza puede ser una fuerza del bien para mover el mundo».

La exposición comienza con la introducción de la belleza en los tiempos arcaicos y clásicos, basada en el pensamiento filosófico de esos periodos, y su ética. Presenta primero la belleza divina, que proviene de los dioses que la poseen en su esencia. Cada divinidad la tenía con una característica distintiva que se refleja en la mitología y el arte: Zeus con la majestad, Hera con la sobriedad, Afrodita con la belleza de su rostro y cuerpo, Atenea con la sabiduría y la solemnidad, Ares con la fuerza, Poseidón con la fuerza de la naturaleza, Apolo con la hermosura y la calma.

La belleza de los mortales también hace que muchos de ellos se vuelvan míticos, como Helena de Troya y Alejandro Magno. Esta cualidad física era muy alabada en la Antigüedad, como se observa en las inscripciones sobre cerámica o grabadas en piedra que elogiaban el aspecto de jóvenes atletas , guerreros, cortesanas y amas de casa. También se puede ver a los atletas que representaban la fortaleza física y mental, y que aparecen con sus coronas tras ganar competiciones o en escenas sobre cerámica de gimnastas entrenando.

La exposición continúa con los héroes, en tiempos de guerra o paz, sacrificándose por el bien común y frecuentemente considerados semi- dioses. Destacan Hércules, Aquiles, la bella cazadora Atalanta y las Amazonas. Y los raptos y encuentros eróticos entre mortales y dioses, como Zeus y el príncipe troyano Ganimedes, Teseo y la reina de las amazonas Antíope. Les siguen los concursos de belleza entre dioses, como el de Paris, príncipe de Troya que debe elegir cuál es la diosa más bella y entregarle una manzana como premio. Gana Afrodita, la diosa de la belleza, que promete entregar a Paris la mujer mortal más bella del mundo, Helena, la reina de Esparta. Y figuran otras bellezas, las de los seres híbridos, que comienzan siendo feos y salvajes y, con el tiempo, se humanizan y acaban suavizando sus rasgos y adquiriendo belleza, como en el caso de las esfinges, las medusas y los sátiros.

En la Antigüedad los jóvenes que alcanzan su mejor momento son descritos como bellos, pero si el destino no les permite alcanzar este momento son también recordados por morir antes de su tiempo, y la exposición muestra estelas funerarias sobre ellos. La muestra termina con una serie de objetos de uso cotidiano relacionados con la belleza, como los empleados en el baño, los distintos perfumes y ungüentos utilizados, el peinado y los adornos con joyas. Se presenta hasta un valioso incunable con un texto de Teofrasto, el sucesor de Aristóteles en su Liceo, sobre la preparación y el uso de los perfumes en la antigüedad así como detalles sobre la elaboración de aceites perfumados con rosas, lirios y azafrán.