Adiós con salsa agridulce para El Bulli
El respetable «Die Zeit» alemán titula: “Cocinero revolucionario, Adrià busca nueva inspiración”. El semanario de referencia alemán se pregunta si, en verdad, el cierre es una retirada o el principio de una “nueva revolución”.
El «New York Times» se limita a dar una crónica de ... la agencia AP, completada con varios artículos, antiguos, entre el elogio, el asombro y una brizna de ironía con fondo de cocinas chino-cosmopolitas.
En Londres, el «Times» estima que, en el “enrarecido” mundo de la alta cocina española, el cierre por dos años de El Bulli está asociado a un largo rosario de rumores, preguntándose si el cierre de uno de sus “laboratorios” no pudiera ser la obligada y “necesaria pausa” para el “padrino de la cocina molecular”.
Por su parte, el crítico gastronómico del «Telegraph» londinense estima que Ferrán Adrià devolverá sus legendarias estrellas Michelín, entre otros premios, afirmando que tal decisión será el acontecimiento más “dramático” desde que Marco Pierre White devolvió sus estrellas en 1999.
A la francesa
En París, el cierre del Bulli es recibido con cierta distancia agridulce. «Le Monde» comienza por dar una noticia de agencia que comienza con esta frase: “Los gastrónomos tendrán que pasar del caramelo al aceite de oliva, los raviolis de anis o el foie gras en polvo”. La crónica que comienza de ese modo termina citando a
«Liberation» va algo más lejos. Tras una crónica informativa, el matutino abre el debate entre sus lectores. Hay muchos comentarios muy elogiosos. Pero quizá sean ligeramente mayoritarias las pullas de este tipo: “¿Cierra el Bulli? ¿Fue Adrià al entierro de Ali el Químico?”, “¿No tuvo problemas de intoxicación el año pasado?”, “¿Cocina molecular? ¿Lo mío es la cocina tradicional, con cuchara?”, “Un desastre para la industria química que produce los componentes de la cocina molecular”.
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