El Gobierno ya tiene previstos los fondos para las nuevas ayudas al cine español

Por un lado los 8 millones de euros que el Gobierno adeuda a los productores con derecho a las llamadas ayudas a la amortización en 2012 y que había prometido pagar antes del fin de 2014, tras varios retrasos. Este sistema fue instaurado a finales de 2009 y reconoce los méritos de una producción a posteriori, entre otros parámetros con la taquilla recaudada. Se paga dos años después. También se asegurará el pago de 6 millones de las amortizaciones de 2013, estimadas en un total de 42 millones (cifra que aún tiene flecos de polémica en el final de la negociación), que quedaron fuera del presupuesto de 2015. Se destierra así el prorrateo de la deuda que enervaba al sector, porque suponía repartir la falta de un dinero comprometido por la Administración.

La cosecha de éxitos que inició el filme de Bayona «Lo imposible» (2012) , que ha continuado hasta los taquillazos de 2014 «8 apellidos vascos» , «Torrente 5» y «La isla mínima» , coincidió con lo peor de la crisis económica. Con las arcas de Hacienda vacías, se hizo insostenible (de ahí los pagos pendientes) un modelo que concitaba un solo acuerdo: no gustaba a nadie. Por eso se replanteó, primero en una larga negociación estéril durante al principio de la presente legislatura, que acabó en un fuerte desencuentro entre el sector y el Gobierno , al que se sumaba el otro rejón: el IVA al 21%. Pero desde hace un año se retomó el trabajo y el pasado septiembre se dieron los primeros pasos para desbloquear las ayudas: el clima comenzó a cambiar.

Ha sido desde febrero, según confirma a ABC Ramón Colom, presidente de FAPAE (la federación de productores audiovisuales), cuando la negociación ha sido más fructífera. «Querríamos haber tenido cerrado el acuerdo antes del Festival de Málaga, pero no pudo ser», comenta. Según parece, «estamos a un par de semanas de poder conocer el texto definitivo que ahora ultima el Ministerio de Cultura. Veremos». La negociación encara sus últimas curvas pero parece que gran parte del acuerdo es ya posible.

¿El objetivo? Que las ayudas no deban esperar dos años para concederse y no dependan de una cifra de taquilla, variable incierta que no gusta nada en Hacienda. A cambio se ha logrado un modelo de consenso que establecerá un sistema de puntos que tratará de objetivar la concesión de ayudas y aportar la seguridad jurídica perdida a los productores. Sin esta seguridad, como ha ocurrido hasta ahora, «no hay banco que te preste un euro. Si no se resuelve este asunto, en esta ocasión la producción en España se va a acabar» comenta el productor Enrique Cerezo.

En los márgenes, se han celebrado varias reuniones alternativas para acelerar el proceso, que han sido efectivas. Una ocurrió antes de Semana Santa en el que miembros del sector se reunieron con María Dolores de Cospedal (en esa primera cita hablaron sobre todo de la lacra del prorrateo) y la otra hace poco más de una semana: en ella comieron con Mariano Rajoy los mismos comensales, el presidente de la Academia, Antonio Resines , el productor Juan Gordon (Morena Films) y el director Daniel Calparsoro. De un modo informal, y gracias a la invitación de Cospedal, en ese almuerzo Rajoy se interesó por la financiación y las ayudas, y prometió agilizar la solución. Así ha sido.

Este detalle da sentido a la reciente llamada de la secretaria de Estado de Presupuestos a Cultura confirmando que los fondos están disponibles. Aunque la cifra final -que tanto Cultura como Hacienda se han negado a facilitar a ABC, aduciendo que se sabrá en muy poco tiempo- rondará los 14 millones, bien podría variar levemente dependiendo de cuánta deuda sobre las estimaciones de 2013 se contabilice.

El Gobierno quiere que el nuevo sistema de ayudas, que se pagarán a priori por el nuevo sistema de puntos, consensuado con FAPAE, esté en vigor desde 2016. Ese año y en 2017 el fondo deberá incluir las ayudas de amortización y las adelantadas del nuevo modelo. Mucho dinero para el fondo de protección de la cinematografía, que incluye todo el apoyo público a la industria, tan disminuido en los últimos años. ¿Cuanto será finalmente? Es la pregunta de mucho más que el millón.