Sony llevará a los tribunales a quien publique su material «hackeado»

Además, fruto de la acción de los «hackers» , se ha filtrado el guión de la última entrega de la saga de James Bond, de la que solo se conocía su título, «Spectre», y se han colgado en internet otras cinco superproducciones que tampoco han llegado aún a los cines . Sony ha desmentido que haya paralizado algunos rodajes en curso, pero teme que las filtraciones entorpezcan su actividad, además del perjuicio que están causando a la compañía.

Aunque las investigaciones no han llegado de momento a una conclusión final, en principio se atribuye el ataque a Corea del Norte, país que estaría interesado en boicotear el estreno de «The Interview». Se trata de una comedia en la que dos periodistas estadounidenses son reclutados por la CIA para matar al líder norcoreano, Kim Jong-un. Su estreno, previsto para el 25 de diciembre, fue calificado por Corea del Norte como un «acto de guerra».

El sábado, un miembro del grupo Guardianes de la Paz, que al parecer está facilitando contenido a diversos medios, aseguró que habrá un «regalo de Navidad», con la entrega de nueva información los próximos días. El domingo, David Boies, un conocido abogado estadounidense contratado por Sony para hacer frente a la crisis, envió una carta a los medios advirtiéndoles que todo lo que les llegue es «información robada», por lo que deben evitar publicarla y tienen que destruirla si la han descargado. Sony «no consiente su posesión, revisión, copia, diseminación, publicación, subida o bajada de la red, o cualquier otro uso», indicó Boies en una carta de tres páginas.

Sony ya se puso en contacto con la Casa Blanca para pedir disculpas por los comentarios racistas de la copresidenta Amy Pascal y del productor Scott Rudin, quienes en un intercambio de correos electrónicos bromearon sobre los gustos cinematográficos de Obama, atribuyéndole preferencia por filmes protagonizados por negros. En los correos difundidos días atrás también había algunas expresiones comprometidas sobre Angelina Jolie y Leonardo Di Caprio.

Sony ha buscado el apoyo de la Motion Picture Association of America, pero hasta ahora esa asociación de estudios de cine estadounidense no ha expresado una gran defensa. Fuentes del sector indican al «New York Times» que Sony debía ser consciente del riesgo que supone producir una película en la que tiene lugar el asesinato de un presidente vivo y en ejercicio, por más que en este caso sea de la internacionalmente marginada Corea del Norte. Se trata de una línea que raramente los grandes estudios traspasan.

Los correos «hackeados», publicados en medios estadounidenses, muestran las discrepancias internas que hubo en Sony sobre el guión de la película y su rodaje. A pesar de la plena autonomía que goza Sony Pictures, con sede en Estados Unidos, el consejero delegado de Sony, Kazuo Hirai, envió en verano desde Japón una petición para que la escena de la muerte del ficticio Kim Jong-un fuera menos cruda. Era la primera vez en 25 años que llegaba una indicación sobre contenidos que la central de Sony enviaba a su filial dedicada a entretenimiento.