LA LARGA GUERRA DEL SIGLO XX. SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (xl)
Aunque sorprendidos por Toyoda, los americanos logran imponerse en Leyte
Cerca de 300 buques participaron en la mayor batalla aeronaval de la historia
Rodrigo garcía muñoz-vaquero
En octubre de 1944, la brecha que separaba a la Teikoku Kaigun (Marina Imperial) de la US Navy resultaba insalvable para los japoneses. Sus ingentes pérdidas de buques, aviones y pilotos, imposibles de reponer, contrastaban con la capacidad industrial estadounidense para proporcionar medios de combate ... cada vez mejores en cantidades inimaginables para cualquier otra nación.
Suponiendo, acertadamente, que los norteamericanos atacarían las Filipinas , el almirante Toyoda, jefe de la Rengo Kantai (Flota Combinada) concibió un complejo y arriesgado plan, Sho Go 1 (Operación Victoria 1). No se trataba ahora de buscar un enfrentamiento decisivo con el enemigo para derrotarlo de manera contundente, algo ya por entonces inalcanzable para la debilitada Marina Imperial, sino sólo de prolongar la guerra un poco más.
En caso de no impedir al enemigo que se instalase en las Filipinas , las rutas marítimas que conectaban Japón con sus fuentes de materias primas en el sudeste asiático quedarían interrumpidas, asfixiando a la industria y a las fuerzas armadas niponas.
Cuatro escuadras
Toyoda, que contaba con unos 70 buques y el apoyo de 700 aviones, la mayoría de ellos en bases terrestres en las Filipinas, dividió la Flota Combinada en cuatro escuadras. Dos provenientes de Singapur (Kurita y Nishimura) y una tercera de Nagasaki (Shima), formadas por buques de superficie, llegarían por sorpresa desde el oeste de las Filipinas al Golfo de Leyte, atravesando los estrechos de San Bernardino y Surigao, para destruir los barcos allí fondeados con tropas y suministros.
La cuarta (Ozawa), formada por portaaviones sin apenas aviones embarcados, llegaría por el noreste. Su función era servir de señuelo para alejar a los portaaviones norteamericanos agrupados en la Task Force 38 de Mitscher, perteneciente a la Tercera Flota, a las órdenes de Halsey. Ésta, junto con la Séptima Flota del almirante Kinkaid, tenía encomendada la misión de proteger el desembarco en Leyte, contando con más de 200 buques de combate y 1.500 aviones.
Retirada
El plan japonés se basaba en el engaño y la sorpresa. El engaño funcionó: Halsey mordió el anzuelo enviando a Mitscher contra los inofensivos portaaviones enemigos. La sorpresa, aunque se logró, no supo explotarse.
Si bien las fuerzas de Nishimura y Shima fueron localizadas y aniquiladas en el Estrecho de Surigao en un combate nocturno donde el uso del radar por los norteamericanos resultó determinante, Kurita, contra todo pronóstico, a pesar de haber perdido varios buques los días anteriores, logró atravesar el Estrecho de San Bernardino sin ser detectado, sorprendiendo a los 16 indefensos portaaviones de escolta de la Séptima Flota, pero se retiró prematuramente sin llegar a destruirlos ante la agresividad de los destructores que les protegían y el temor a la posible llegada de refuerzos enemigos.
A pesar de los errores cometidos, la batalla fue una clamorosa victoria para la Armada de los Estados Unidos. Desde entonces la Marina Imperial japonesa quedaría relegada a jugar un papel secundario en la defensa del territorio nacional.
Los «kamikaze»
El 25 de octubre de 1944 varios pilotos japoneses hundieron el portaaviones de escolta «Saint-Lô» y dañaron otros buques enemigos al estrellarse deliberadamente contra ellos. Pertenecían a la Shimpu Tokubetsu Kogekitai (Unidad de Ataque Especial Viento Divino), creada por el vicealmirante Onishi cuando asumió el mando de la 1ª Flota Aérea japonesa, consciente de las escasas posibilidades de éxito de los ataques convencionales.
Estos pilotos suicidas, conocidos popularmente como kamikaze (una versión alternativa de la palabra Shimpu, Viento Divino, un tifón que destruyó en 1274 la flota mongola preparada para atacar Japón), se convertirían en la unica opción japonesa para combatir el creciente poderío aeronaval de EEUU.
Aunque sorprendidos por Toyoda, los americanos logran imponerse en Leyte
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