la larga guerra del siglo xx. segunda guerra mundial (XXX)
Los convoyes del Ártico
Los buques que abastecían a la URSS hicieron frente a duras condiciones meteorológicas y a continuados ataques alemanes
JULIO PONTE IGLESIAS
En 1941, ante la invasión alemana de la Unión Soviética , el Reino Unido se aprestó a ofrecer a Moscú todo tipo de ayuda (preferentemente carros y aviones) y Churchill , siempre entusiasta, se comprometió a enviar un convoy cada 10 días a los puertos ... de Murmansk y Arkangel, en el Ártico, aunque el Almirantazgo, ponderando las dificultades a vencer, elevó la candencia a un convoy cada 40 días.
Un reto formidable
La dura meteorología, que alternaba violentos temporales con tempestades de nieve, la peculiaridad de los períodos de luz o de oscuridad característicos de esas latitudes o la amenaza del hielo de la banquisa polar fueron ya formidables obstáculos a vencer en aquella ruta. A ello se añadió la cercanía de las bases alemanas en la ocupada Noruega : aviones y submarinos tenían bajo su radio de acción a los mercantes aliados durante demasiado tiempo…
Y la intervención de buques de superficie, en especial del formidable acorazado «Tirpitz», gemelo del «Bismarck» , se convirtió en una obsesión para la Royal Navy. Todo ello condicionó que, aunque la distancia desde Gran Bretaña a los puertos rusos era de alrededor de mil millas, se eligiera una ruta alternativa, alejándose lo más posible de las costas noruegas, lo que suponía duplicar la distancia a recorrer y, sobre todo, el tiempo a emplear en el recorrido.
El primer convoy de la serie PQ (denominación para el viaje de ida y QP para el de regreso) salió de Islandia el 28 de septiembre de 1941, alcanzando las costas rusas sin mayor incidencia. Los restantes, al estar ya advertidos los alemanes de que el enemigo había abierto esta nueva ruta, no tendrían tanta suerte, siendo repetidamente atacados.
En marzo de 1942, el «Tirpitz» se sumó a las fuerzas allí desplegadas y, acompañado de tres destructores, intentó atacar al convoy PQ-12. La niebla y la nieve impidieron que lo localizara e igual le ocurrió a la fuerza británica enviada para interceptar al acorazado. La coordinación de los ataques entre las unidades de superficie, submarinos y aviones alemanes fue mejorando paulatinamente.
El PQ-17
El PQ-16 perdió 6 de sus buques y, a pesar de que el Almirantazgo pidió la interrupción de los convoyes, Churchill, presionado por Stalin , obligó a partir al PQ-17. Fue un desastre. Localizado por la Luftwaffe el 1 de julio de 1942, fue repetidamente atacado, hasta recibir precipitadamente, tres días más tarde, la orden de «dispersarse». 23 de sus 33 buques resultaron hundidos, llevándose al fondo del mar 410 carros de combate, 210 aviones, 350 vehículos y 100.000 toneladas de distintos materiales. Los convoyes tuvieron que ser suspendidos y no retornarían hasta que la larga noche del otoño e inviernos árticos ofreciera mayor protección y los medios defensivos fueran notablemente mejorados.
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