Ahora, ¿qué pasa con el libro?

Rebajar al 10% el IVA de la adquisición de obras de arte, a pocas semanas de la inauguración de ARCO’14, es inteligente y debe animar un mercado que, si bien no es cuantitativamente relevante en el PIB, resulta verdaderamente simbólico. Un fracaso de la feria de arte contemporáneo sería difícil de encajar.

Explicar las razones

El sector artístico ha sabido convencer de los efectos nocivos de esa falta de igualdad de condiciones a la que el 21% había arrastrado. Sin dejar de ser reivindicativos, han centrado su esfuerzo en explicar sus razones más que en manifestarse contra el IVA como contra un escape nuclear. Es mérito de las asociaciones de galerías y artistas, que han presentado informes incontestables. Pero contra la falta de un IVA cultural reducido se han expresado desde todo el sector cultural, desde el cine el teatro y también desde el editorial.

Todo parece indicar que el Gobierno piensa extender este cambio en la próxima reforma de la Ley General Tributaria. Según apuntan quienes conocen el tema, se igualará a todos con el paso del 21 al 10%. El daño que el sector artístico iba a sufrir si la medida no llegaba antes de ARCO ha decidido al Gobierno a adelantar esta parte, con buen criterio.

Pero será todos o ninguno, así que el libro (que aún goza, a pesar de la crisis, del tipo superreducido del 4%) pasará al 10%, y los e-books también pasarán del 21 al 10%. Por más tensiones que genere con la poderosa industria editorial, que acumula pérdidas y supone dos tercios de todo el sector cultural, es la única respuesta coherente. Tal vez sea hora de tratar mejor a la cultura, pero a todos por igual. Así que tal vez haya más IVA cultural del que algunos querrían.