Herencia de Reixa: la división en SGAE
Grietas y polarización entre autores y editores es el legado del expresidente de la entidad, al que ha destituido hoy la Junta Directiva
jesús garcía calero
Reixa estaba llamado a ser el hombre que sacara a la SGAE del pozo en el que le dijó Tedy Bautista tras el registro de la Guardia Civil de hace dos años , pero ese capital de rrepresentatividad, si existió alguna vez, ha ... sido dilapidado . Después de un proceso de renovación que incluyó la modificación de estatutos de la entidad y la convocatoria de elecciones para abrir un nuevo horizonte a los autores y a quienes gestionan sus derechos, lo cierto es que el breve mandato de Reixa (poco más de un año) supone un enorme fracaso . Un nuevo pozo que además el ex líder de Os Resentidos ribetea con un intento de politizar la entidad , con las declaraciones que ha hecho hoy y que apuntan contra el Gobierno por la Ley de Propiedad Intelectual que prepara y que tendrá seguramente instrumentos de control de las entidades de gestión de derechos más eficaces que los que permitieron el escándalo desatado en 2011.
Suya es la responsabilidad de la situación que deja
La culpa no está fuera, sino dentro . Sin embargo, como máximo responsable de la SGAE en esta etapa que hoy se cierra, también es la más alta su responsabilidad en la situación que deja , y de eso no ha dicho una sola palabra . Para él la culpa es siempre de los otros, de esas «ansias de poder que no son legítimas» a las que él culpa de los problemas de la entidad. Pero lo que hay -si dejamos aparte las ansias de poder propias y ajenas, legítimas e ilegítimas- es un desolador paisaje de colegios enfrentados, editores y autores contagiados de mutua desconfianza, ambiciones desatadas y otra vez una taifa de criterios sobre cuál debe ser el siguiente paso a seguir. Y ese es el producto de una grave falta de liderazgo.
Los autores suelen ser personas de fuerte ego, pero en los últimos días hemos asistido a una verdadera lluvia de cartas (algunas inspiradas por Reixa, otras por sus adversarios) que lo mejor que puede decirse es que incapacitaban su proyecto para salir adelante por el mero hecho de que dejó de ser en pocas semanas «el hombre que debía unir a los autores» (su candidatura, de hecho, se llamaba AUNIR, Autores Unidos por la Refundación) y se convirtió en el principal problema . La preparación de la última asamblea general, tan polémica , daba ya una pista cierta de que había llegado su ocaso .
Ha tenido grandes defensores y detractores . Pero nadie duda ya de que la manera un tanto soberbia de abordar alguna de las medidas tomadas -sobre todo la de la llamada rueda de las televisiones - o la filtración de las recaudaciones de aquellos a los que quería imponer su reforma fueron pérdidas de pulso que un cargo de tanta responsabilidad no debería haberse permitido. La «guerra civil» que generaron es, además de una grieta insalvable que heredará su sucesor , la demostración de que su retórica buenista de reformas para todos era ya poco más que una máscara .
Julio es un mes cruel para la SGAE. Hace dos años fue el registro de la Guardia Civil. Hoy vuelve el embrollo, bajo el sofoco veraniego. El cantante de Os Resentidos seguramente tiene motivos para tararear su viejo éxito, el Galicia Caníbal de «Fai un sol de carallo». Pero lo cierto es que ahora, tras su paso, la SGAE debe reinventar otra refundación en la que «unir» no sea una candidatura, sino un acuerdo de todos .
Herencia de Reixa: la división en SGAE
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete