El final del Trienio Liberal, documentado

Presentaron la obra su editora, Imelda Naranjo; César Antonio Molina, director de la Casa del Lector y exministro de Cultura; y el catedrático de la Universidad Complutense, Juan Francisco Fuentes, quien enumeró los enigmas a los que responde este libro, a su juicio comparable con el Episodio Nacional que Galdós dedicó a los hechos, y a las memorias de Azaña: «¿Por qué cayó el régimen constitucional? ¿Por qué no hubo un levantamiento como en 1808? ¿Por qué desertaron muchos generales de heroica trayectoria durante la Guerra de Independencia? ¿Por qué ha tardado tanto España en tener tranquilidad constitucional? ¿Pudo haberse salvado el régimen liberal?»

Tres personajes necesitaban esta indagación: «El primero, Fernando VII, pues no sabíamos el grado de refinamiento al que podía llegar en la traición. El segundo, el protagonista de la obra: José María Calatrava, último dirigente del Trienio y un héroe a su pesar, muy distinto al romántico que representó Riego. Y el tercero, el duque de Angulema, comandante de las fuerzas que aplastaron el curso aperturista que había tomado el reino español».

Un libro que también contiene algunas piezas sorprendentes, pues Pedro J. Ramírez ha utilizado documentación desconocida, a cuyo hallazgo dedicó su intervención. Cuestión de azares, gracias al librero Miguel Aranda, el periodista compró un legado que contiene, entre otros documentos, un memorial escrito por Calatrava; unos apuntes que recogen hechos y conversaciones no para su publicación, sino para que no se le olvidaran; una reflexión sobre España; y, sobre todos ellos, el original del Manifiesto que el Rey firmó y corrigió astutamente (para eliminar el párrafo donde prometía no volver al absolutismo) y en el que asimismo se amnistiaba a los liberales. La primera corrección abría la puerta al absolutismo, al que volvió en la Década Ominosa; y en cuanto a lo segundo, se desdijo al día siguiente, tras abandonar Cádiz, comenzando una nueva y terrible persecución que mandó al exilio a muchos, entre ellos Blanco White y Calatrava; y a otros, como Riego, al patíbulo.