La perito del «caso Bretón» dijo al juez que siempre analizó los mismos huesos
Un informe de la UDEV detalla hasta diez traslados de los restos del fuego antes de que la investigación girara por el dictamen del profesor Etxeberría
Si hay dos elementos clave en la vista oral con jurado que arrancará el lunes contra José Bretón por el presunto asesinato de sus dos hijos, son los restos óseos hallados en la hoguera que pudo servir para calcinar sus menudos cuerpos y la figura ... de la perito forense de la Policía Científica que primero señaló el origen animal de esos vestigios para luego cambiar de opinión tras el dictamen del antropólogo forense Francisco Etxeberría, que defendió la procedencia humana de los mismos.
Dos elementos a los que además se va a agarrar la defensa de Bretón, que ejerce el letrado cordobés José María Sánchez de Puerta, poniendo en duda la validez de esos restos, su cadena de custodia y las imputaciones a su cliente que, por otro lado, sigue ensimismado en su teoría del despiste y la pérdida en el Parque Cruz Conde. De hecho, Sánchez de Puerta sostiene que la Policía alteró los restos óseos, que se rompió el protocolo de vigilancia con cajas desprecintadas y que el profesor Etxeberría no examinó los huesos que sí aparecieron junto a las cénizas de la hoguera aquel 9 de octubre de 2011 en que la Policía comenzó a registrar a fondo la parcela de los Bretón en Las Quemadillas.
Josefina Lamas, la perito experta en antropología forense, ratificó ante el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz, que las cuatro veces que en un año estuvo en contacto con los huesos siempre vio los mismos con la única salvedad de cierto desgaste por el paso del tiempo. «Que los huesos que examinó el 24 de septiembre de 2012 y las piezas dentales se corresponden con los huesos que examinó en Córdoba pero muy deteriorados. Que el deterioro se debió a la fragilidad extrema que tenían». Así lo declaró ante el juez Lainz el 28 de septiembre de 2012 según el acta de comparcencia a la que ha tenido acceso ABC.
Esa declaración, la única hasta ahora de la técnico forense que comparecerá el 3 de julio en la vista oral, tenía enorme importancia tras el giro copernicano del caso dado por Francisco Etxeberría, tumbando su tesis original de que «en la hoguera no se ha producido la incineración de ningún cuerpo o resto humano [informe de 10 de noviembre de 2011]». Si bien en esa misma comparecencia ante el juez rectificó su dictamen inicial alegando que no dispuso de los medios adecuados y sembrando algunas dudas sobre el trabajo previo de la Policía en la hoguera, Lamas dejó claro que no hubo alteración alguna de los huesos y que siempre analizó los mismos. Lo hizo así en cuatro ocasiones, según el informe de metodología que ella misma redactó a finales de agosto de 2012.
La primera, observando las once fotografías que de tres restos óseos hallados en la hoguera le enviaron agentes de la Brigada de Policía Científica de Córdoba dos días después de que se perdiera el rastro de Ruth y José Bretón. La segunda, «in situ» y durante diez horas limpiando, clasificando y guardando los restos que pobablan el perímetro del fuego. La tercera, el 11 de octubre en las dependencias de la Brigada de Policía Científica de Córdoba recomponiendo el rectilado cuadrangular con la distribución de los vestigios. La cuarta, el 24 de septiembre de 2012, en la sede de la Comisaría General de Policía Científica en Canillas (Madrid), donde trabajaba antes de ser apartada y expedientada. Los mismos restos que visualizó y fotografió Etxeberría el 14 de agosto de 2012 y una semana más tarde el paleontólogo José María Bermúdez de Castro.
La propia perito forense defiende ante el juez el protocolo de custodia de sus compañeros en todo ese tiempo de investigación. Recuerda que las veces que entró en contacto con las cajas donde fueron guardados de manera clasificada los restos, o en traslados de su conocimiento, no se produjeron anomalías en la custodia de unos huesos que estarán presentes (en otra sala aparte) durante la vista oral que arranca el lunes en la Audiencia Provincial.
Dos semanas antes de esta declaración, el Grupo de Homicidios I de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) remitió un oficio al juez Lainz en el que detallaba cómo había sido la cadena de custodia y traslados de los restos óseos desde que fueron detectados hasta finales de agosto. En ese informe, al que ha tenido acceso ABC, se describen diez trayectos en Córdoba, Sevilla y Madrid y entre estas ciudades.
Duda el forense de guardia
El primero se produce un día después de la desaparición de los niños. Una vez que el médico forense de guardia no puede precisar la procedencia de los huesos, la Policía Científica de Córdoba coge tres muestras y en sobres cerrados los traslada a su sede para fotografiarlos y enviar las imágenes a la central de Madrid. Con la perito forense ya en Córdoba para disipar dudas hubo dos entre la sede policial y la parcela de las Quemadillas para seguir el análisis.
Entre el 13 de octubre y el 28 del mismo mes, los restos óseos viajan a Sevilla para ser examinados y retornan a la sede de la Policía Científica de Córdoba, que los envía al juzgado instructor. Tres meses después, el trasiego con las pruebas se desplaza a Madrid para el análisis de dos cajas de restos y cenizas. Entonces los huesos se quedan en las instalaciones de la UDEV, donde acudirá Etxeberría para estudiarlos, abriéndose el periplo final delADN en los laboratorios especializados de Santiago de Compostela y el Instituto Nacional de Toxicología.
La perito del «caso Bretón» dijo al juez que siempre analizó los mismos huesos
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