Mal para quien lo fuere buscar

El ser humano está sujeto al bien y al mal por naturaleza. Vive acompañado de pasiones, de incertidumbres, de rencillas y de altivos pensamientos. Por ello, se aconseja huir de todo peligro que malogra su paz y moderación debidas.

Allá cada uno con el mal que se busque, creyéndose en posesión de su libertad. Porque la vida, además de ser un valle de lágrimas, es también y sobre todo, de errores, derivados de esos desvíos y conductas no acordes con el principio real de lo que representa la libertad.

Buscar el mal a sabiendas de que existe es de supina necedad. El alcoholismo, la drogadicción, son adicciones o hábitos que dominan al hombre, perjudican el pleno desarrollo y enturbian las relaciones humanas, y psíquicamente, alteran el cerebro, enajenando hasta el conocimiento con el consiguiente perjuicio de impedir discernir el bien del mal.

Cuando la persona pierde las cualidades y esencias como ser humano, se vuelve un ser reducido en su propia dignidad, que le puede llevar a límites insospechados, convirtiéndole en un animal irracional y peligroso para la sociedad, a la que se debe por su propia libertad. Busca el bien y serás feliz.