Actualidad

Un presidente «de perfil»

A. C. - Actualizado: Guardado en: Actualidad

Fabra opta por no entrar en el cuerpo a cuerpo con su homólogo catalán y apuesta por un discurso economicista

A Alberto Fabra le estalló el problema catalán cuando Artur Mas faltó a su palabra para alternar la Fórmula Uno entre Valencia y Montmeló. Pudo más la opinión del director del circuito catalán que el acuerdo verbal alcanzado entre los dos presidentes autonónicos. El jefe del Consell, asesorado por referentes empresariales valencianos, había optado meses atrás por tender puentes de diálogo con su homólogo catalán en busca de intereses comunes, como el Corredor Mediterráneo o la financiación autonómica. Incluso, se llegó a alcanzar un principio de acuerdo para la reciprocidad de las emisiones entre la extinta Canal Nou y TV3.

Ayer, uno de los pesos pesados del tejido económico que asistió a la asamblea de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) puso encima de la mesa la necesidad de que el lobby analice sin más dilación las consecuencias que puede suponer el «problema catalán» y el debate sobre el modelo de Estado. Fabra, que se incorporó a la asamblea en un almuerzo con los empresarios, ya conoce algunas. La deriva soberanista de Mas ha roto cualquier puente de diálogo con Cataluña, el principal destinatario de las exportaciones de la Comunidad Valenciana dentro de España.

Injerencias políticas

Además, las injerencias políticas que han marcado los mandatos de Mas han dado una vuelta de tuerca a medida que ha avanzado la campaña para promover la secesión. Desde el respaldo explícito a que la cadena humana por la independencia del pasado 11 de septiembre se extendiera a los límites territoriales de la Comunidad Valenciana, hasta la denuncia ante la Unión Europa contra el Consell por no respetar la lengua catalana.

Unas invectivas que han coincidido en el tiempo –que no en la motivación– con la controvertida definición de valenciano incorporada en su diccionario normativo por la Academia Valenciana de la Lengua (AVL).

Fabra ha optado definitivamente por no entrar en el cuerpo a cuerpo. De hecho, ayer eludió pronunciarse respecto a la denuncia de Mas, quien le ha reprochado en un documento oficial remitido al Consejo de Europa que defienda la denominación de lengua valenciana en la legislación autonómica así como la de la propia Comunidad Valenciana. Respecto a la crisis de la AVL, el jefe del Consell ha optado por la búsqueda de un acuerdo que se antoja especialmente complejo. Aunque la postura oficial continúa siendo la de que la Generalitat no va a ceder en su pretensión de que la entidad normativa acomode la definición de valenciano al Estatuto, el Consell es consciente de que el sector valencianista de la AVL se ha difuminado con el paso de los años, hasta el punto de que el organismo es un referente para la «unidad del catalán», de acuerdo con los documentos oficiales remitidos a la UE por la Generalitat de Cataluña.

Cerca de 100.000 votos

Fabra ha optado por un discurso economicista, con la financiación, el déficit y el paro por bandera. Cuestiones todas ellas capitales pero alejadas de las señas de identidad, que el propio Partido Popular ha tasado en una horquilla de entre 80.000 y 100.000 votos, que podrían perderse a cuenta del conflicto lingüístico e identitario.

Toda la actualidad en portada

comentarios