Amputaciones, gente en coma y una muerte: salen a la luz más de 600 accidentes de trabajadores durante la carrera espacial de Elon Musk

Una investigación de Reuters desvela varios centenares de informes de partes de lesiones desde 2014 hasta la actualidad

Con el claro objetivo de 'salvar a la humanidad' y llevarla a Marte, la compañía del polémico magnate acorta los tiempos de los proyectos, muchas veces a costa de la salud de sus propios trabajadores

Starship: la importancia para Elon Musk del «santo grial» con el que quiere conquistar Marte

Operarios de SpaceX trabajando en la nave Crew Dragon SpaceX

Corría el verano de 2021 cuando Florentino Ríos trabajaba en la rampa de lanzamiento de SpaceX en Boca Chica (Texas). Ríos le indicó al operador de la rampa con señas que no moviese una viga mientras terminaba su operación. Pero éste no le escuchó. ... Accionó el botón y la viga se movió, rompiendo una cadena que le cayó de lleno sobre el rostro a Ríos. Con la cara ensangrentada, fue al hospital. Días después, los médicos le confirmaban que había perdido la visión de un ojo, por lo que no podría trabajar más en la construcción. Ni siquiera conducir. Ríos asegura -y por ello ha llevado a SpaceX a los tribunales- que todo esto se habría evitado si el equipo hubiese tenido algo tan sencillo como una radio para comunicarse.

No es ni el único caso. Ni el más grave. Años antes, en junio de 2014, el equipo del exmarine Lonnie LeBlanc necesitaba llevar planchas de espuma al hangar principal de las instalaciones de McGregor (Texas). Sin correas para asegurar la carga, LeBlanc, quien había dejado el ejército hacía tan solo nueve meses, se ofreció para sentarse encima y evitar que se volara el material. Sin embargo, una fuerte ráfaga de aire lo tiró al suelo, con tan mala suerte que fue a parar de cabeza sobre el pavimento. Murió en el acto.

Una investigación realizada por la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de EE. UU. (OSHA, por sus siglas en inglés) declaró que SpaceX no había protegido a LeBlanc de un peligro claro, ya que los empleados no tenían acceso conveniente a amarres ni ningún proceso o supervisión para el transporte de la carga.

Estas son solo dos historias de los cientos de relatos destapados ahora por la agencia Reuters, que afirma tener constancia de más de 600 informes de accidentes laborales que se produjeron desde 2014 a lo largo de las seis bases de la compañía de Elon Musk tiene repartidas por todo EE.UU. En los partes se incluyen fracturas de huesos, laceraciones, dedos aplastados, quemaduras, descargas eléctricas, amputaciones y la muere de Leblanc, que hasta ahora no se había hecho pública. Todo, según citan varias fuentes de trabajadores dentro de la compañía, por la obsesión de Musk por ir a Marte y salvar a la humanidad de la vida en una Tierra decadente y abocada a la autodestrucción: Musk como salvador del mundo.

Anteriores denuncias

No es la primera vez que se conocen casos de accidentes laborales dentro de SpaceX, si bien no suelen ser muy habituales en los medios. Tal y como informó la web Semafor hace un año, meses después del episodio con Ríos, mientras se llevaban a cabo pruebas rutinarias con el motor Raptor V2 en enero de 2022, el empleado Francisco Cabada, quien llevaba en la compañía una década, fue golpeado por una placa que se desprendió debido a la presión liberada de forma súbita.

El golpe fue tal que sufrió múltiples heridas: le afectaron a extremidades superiores e inferiores, además de a su sistema respiratorio, según informó el Departamento de Relaciones Industriales de California. Sin embargo, lo más grave fue una fractura de cráneo y un traumatismo que lo llevaron al coma, estado en el que aún continúa. Su familia sigue luchando porque se reconozca la infracción de seguridad de la compañía aeroespacial, si bien, de momento, no ha presentado ninguna denuncia.

Y todo motivado por un espacio de trabajo «caótico», según detallaron varios empleados a Reuters, con personal «poco capacitado y demasiado cansado», que incluso a veces acaba durmiendo en las propias instalaciones, trabajando hasta 80 horas a la semana. Algunos, aseguran las fuentes de Reuters, llegan a tomar medicamentos para aguantar las maratonianas jornadas de trabajo. Todo por cumplir con los cortos plazos con los que Musk, quien ha llegado a aparecer por las instalaciones con un lanzallamas haciendo bromas entre sus trabajadores, se compromete.

Plazos minúsculos, grandes beneficios

Musk siempre se ha caracterizado por ser muy 'optimista' en cuanto a los plazos de sus grandes proyectos. En agosto de 2021, SpaceX aseguró que SpaceX tendría listo su cohete Starship para 2024, aunque él matizó que «incluso podría ser antes». De momento, el proyecto, uno de los más ambiciosos de la compañía aeroespacial, se encuentra aún en pruebas. La última, el pasado mes de abril, cuando SpaceX consiguió que, por primera vez, su buque insignia con el que está previsto que la NASA lleve a las próximas tripulaciones a la Luna (no en vano, ha firmado un contrato de casi 3.000 millones de dólares), despegara.

No obstante, un problema con la separación de las etapas, además de varios motores que no llegaron a funcionar acabaron por forzar a la compañía a ejecutar una secuencia de autodestrucción, explotando el cohete tan solo después de tres minutos de vuelo.

Tan solo un día después, Musk afirmó que Starship podría estar de nuevo surcando los cielos «en uno o dos meses«, una previsión demasiado optimista a tenor de cómo quedó la plataforma de lanzamiento en Boca Chica, con escombros por todos lados y un enorme cráter provocado por la treintena de motores Raptor que trabajaron a la vez para elevarlo hasta los 39 kilómetros sobre la superficie.

Las previsiones más optimistas señalaban que los trabajos podrían demorarse de siete a nueve meses. Finalmente, si recibe el visto bueno de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), llevará a cabo su segunda intentona con el Starship el próximo viernes 17, mientras los trabajos en la base de Boca Chica se suceden frenéticos durante las últimas horas.

Pero la obsesión con esta nave más allá de la Luna: su objetivo es probarlo allí, sí; pero el destino final es Marte, un lugar donde el propio Musk dice que quiere pasar sus últimos días. «Me gustaría morir en Marte, pero no estrellándome. Lo ideal sería ir de visita, volver a la Tierra por un tiempo y, después, regresar allí cuando tenga unos setenta años y quedarme definitivamente», confesaba al periodista Ashlee Vance en su biografía 'Elon Musk, el empresario que anticipa el futuro' (Ed. Península, 2016).

Y, aunque todos los expertos señalan que es posible que no veamos a ninguna persona pisar Marte hasta, al menos, finales de la próxima década, Musk piensa que estamos mucho más cerca gracias a sus cohetes. A finales de 2020 afirmó que «estaba muy seguro» de que su compañía podría estar realizando viajes al planeta rojo «con un poco de suerte» en 2021, si bien abrió la horquilla de tiempo hasta 2026.

«Por favor, concéntrense en su trabajo y en la misión de SpaceX: llevar a la humanidad a Marte lo más rápido posible», escribió la directora de operaciones de SpaceX, Gwynne Shotwell, en un correo a varios empleados que firmaron una carta abierta contra Musk por prácticas laborales injustas, revela Reuters. Puede que la obsesión del jefe por el planeta vecino y el papel de SpaceX como salvador de la humanidad haya recalado más hondo de lo pensado.

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