El rechazo social y el dolor físico hacen reaccionar igual al cerebro
MADRID. Los sentimientos que suscitan las múltiples formas de rechazo o exclusión social originan la misma respuesta en el cerebro que el dolor físico, según un estudio acometido por psicólogos de la Universidad de California con resonancia magnética por imágenes (MRI), una técnica de exploración ... no invasiva que precisamente ha sido la innovación científica reconocida esta semana con el premio Nobel de Medicina. Tras analizar los resultados de esta investigación, sus autores deslizan la hipótesis de que la necesidad de los seres humanos de sentirse integrados en la sociedad hunde sus raíces en nuestro ancestral temor al dolor.
El profesor Matthew Lieberman y sus colaboradores añaden que esta respuesta común del cerebro al dolor físico y al que nos produce ser rechazados por nuestros semejantes tiene una explicación evolutiva, ya que sería importante para garantizar la supervivencia de la especie humana. Para efectuar este trabajo, cuyos resultados publicó ayer «Science», este equipo reclutó a trece universitarios que fueron sometidos a exploraciones con resonancia magnética por imágenes (MRI), tras participar en un juego de ordenador en el que dos figuras virtuales y el jugador humano se lanzan una bola. En un momento determinado, alegando a veces fallos técnicos, algunos estudiantes fueron apartados del juego. Al ser interpelados por los investigadores, esos jóvenes excluidos expresaron las mismas sensaciones de pesar y decepción que manifiestan las personas que sufren rechazo social. Las exploraciones que inmediatamente se practicaron a esas personas revelaron que se había activado el córtex anterior cingulado, una región del cerebro implicada en la respuesta al dolor físico.
En los voluntarios a los que se indujo ese mismo sentimiento de rechazo, pero que reaccionaron verbalmente con más escepticismo, se observó una activación en una parte del córtex prefrontal, que procesa nuestros sentimientos y regula el autocontrol. Susan Fiske, una especialista en psicología social de la Universidad de Princeton, ha destacado que las conclusiones de este estudio son muy «interesantes y provocadoras». Fiske recalcó que esta es la primera investigación que utiliza resonancia magnética por imágenes para analizar las bases biológicas de las interacciones sociales.
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