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El primer nanosatélite español será lanzado hoy por un cohete «Ariane 5»

El Nanosat 01 experimentará comunicaciones ópticas entre sus equipos internos, así como sensores magnéticos y solares basados en nuevos materiales

El Nanosat 01, en la bodega del Ariane 5 que lo lanzará al espacio. ARIANESPACE/INTA

MADRID. El primer nanosatélite español, un artefacto hexagonal de unos 15 kilogramos de peso y medio metro de diámetro, se lanzará hoy a una órbita casi polar de 650 kilómetros de altitud. Desde esa atalaya recogerá datos de la base antártica «Juan Carlos I» al pasar sobre ella y los descargará doce horas después en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) cuando sobrevuele Madrid. Ese enlace de comunicación con la base científica de isla Livingston es uno de los cuatro experimentos de este ingenio desarrollado por el INTA, el Centro de Materiales del CSIC, la Politécnica de Madrid y las empresas A. D. Telecom y TTI.

La nanotecnología es la nueva disciplina multidisciplinar que propicia la fabricación de componentes y herramientas a una escala de millonésimas de metro. El tamaño de este ingenio orbital español es muy superior, pero se admite internacionalmente el término de nanosatélite para aquellos que no superan los 20 kilos y experimentan sistemas y componentes diminutos.

Comunicaciones ópticas

El Nanosat 01 es, sobre todo, un experimento tecnológico que combina electrónica de bajo consumo, procesadores digitales de señales, materiales nanoestructurados, baterías de ión-litio y células solares de alto rendimiento que recubren las caras externas del satélite, proporcionando toda la electricidad que precisan sus equipos.

Este satélite será lanzado hoy desde la Guayana francesa por un cohete europeo Ariane 5, junto a cinco microsatélites y el satélite militar francés Helios 2A, pasajero principal de la misión y en el que España y Bélgica tienen una participación del 2,5%, respectivamente. Si el lanzamiento tiene éxito, el Nanosat 01 quedará en una órbita desde donde podrá cubrir todo el planeta en rotaciones sucesivas. Así será posible el experimento de comunicación en diferido entre la sede del INTA y la base científica española de la Antártida, que sólo está habitada durante los meses del verano austral. Esta estación, no obstante, dispone de instalaciones automáticas que recogen información todo el año.

Con el nanosatélite se experimentará un sensor solar y otro magnético basados en un nuevo concepto de materiales nanoestructurados. El cuarto experimento consistirá en comunicaciones ópticas con luz infrarroja entre equipos internos del satélite. El objetivo es buscar soluciones para un problema derivado de la miniaturización de los satélites: «Los dispositivos son cada vez más pequeños, pero los cables que los conectan siguen siendo convencionales», afirma José Torres, jefe del programa Nanosat en el INTA

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