Suscribete a
ABC Premium

Por qué no nos debería gustar el café

Contra toda lógica, las personas con mayor sensibilidad al sabor amargo de la cafeína lo beben más

Una joven bebe una taza de café Fotolia

ABC Ciencia

El café llegó a Europa desde la actual Etiopía en los primeros años del siglo XVII. Su éxito fue enorme a pesar de su particular sabor, que hizo que recibiera en Venecia el inquietante nombre de «la invención amarga de Satanás» . ... Después el Papa lo probó y le dio su bendición, lo que abrió la puerta definitivamente a la popularización de su consumo. Pero, ¿por qué nos gusta tanto una bebida que en principio debería resultarnos repulsiva? Reconocer la amargura es un sistema de alerta natural para proteger el cuerpo de sustancias nocivas, así que, por lógica evolutiva, deberíamos querer escupirla.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia