El Netflix de la prehistoria. ¿Se reunían los humanos junto al fuego para ver imágenes animadas?
La luz parpadeante de las llamas pudo crear la ilusión de movimiento en el arte rupestre
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Iniciar sesiónNuestros antepasados de la Edad de Piedra se reunían alrededor del fuego dentro de las cuevas para comer, intercambiar historias y socializar. Pero quizás la experiencia fuera más allá. Una nueva investigación sugiere que esos primitivos cazadores-recolectores podían disfrutar de imágenes animadas gracias a ... los efectos visuales provocados por las llamas sobre el arte rupestre . La luz parpadeante podía crear la ilusión de que caballos o bisontes corrían por las rocas colocadas a propósito junto a la lumbre.
Los arqueólogos estudiaron unas losas con figuras de animales grabados descubiertas en el siglo XIX en la cueva de Montastruc, en Francia, y que ahora se conservan en el Museo Británico. Los grabados, de 15.000 años de antigüedad, representan animales tanto naturalistas como figurativos. Caballos, bisontes y renos fueron creados con gran detalle: se aprecia el pelo, los ojos, las pezuñas y los cuernos. «Esto demuestra un conocimiento anatómico claro y profundo, así como la excelente habilidad artística de los magdalenienses. Es más impresionante si se tiene en cuenta que el arte se producía de memoria», afirma a este periódico Andrew Needham, de la Universidad de York.
Los bloques muestran patrones de daño por calor alrededor de los bordes, lo que evidencia que estuvieron colocados muy cerca del fuego. Tras utilizar modelos 3D y software de realidad virtual para recrear las placas como las habrían visto los artistas prehistóricos, los científicos llegaron a la conclusión de que las quemaduras no fueron accidentales, sino que los ocupantes de Montastruc situaron deliberadamente las rocas con arte rupestre junto al fuego para que animase los grabados. «Mientras la luz parpadeaba, diferentes animales o partes de animales se habrían iluminado de forma impredecible, creando una sensación de movimiento o animación», explica Needham.
La estampa de nuestros antepasados fascinados por esas imágenes puede equipararse con una familia actual que se engancha a una serie de Netflix después de cenar. «¡Sí, en cierto modo es un poco como una especie de televisión paleolítica ! Es posible que la gente se reuniera alrededor del fuego por la noche para intercambiar historias y experimentar los efectos visuales de una luz parpadeante sobre las placas grabadas. Las representaciones de animales quizás estaban involucradas en la narración de las historias, con los personajes animales cobrando vida», señala el arqueólogo.
Pareidolia
Según los autores, que han publicado sus conclusiones en 'PLOS ONE' , la misma ilusión podría haber sido percibida en ciertos tipos de arte rupestre en los que los animales se representan con múltiples cabezas o patas. «Parece un intento deliberado de crear un efecto de animación similar. Bajo la luz parpadeante del fuego, podía dar la sensación de que los animales corrían o movían sus cabezas», dice Izzy Wisher, de la Universidad de Durham.
Wisher también cree probable que los magdalenienses experimentasen la pareidolia, el fenómeno psicológico por el que los seres humanos perciben figuras, como caras en las manchas de las paredes o animales en las nubes, en imágenes aleatorias o patrones de luces y sombras. A su juicio, la luz del fuego habría creado condiciones propicias a este tipo de respuestas. «La ambigüedad visual causada por una luz en constante cambio alienta al cerebro a 'completar' la información visual, lo que significa que las grietas en las rocas pueden haber sido vistas como partes de animales», dice. Esto parece reflejarse en el arte mismo: los artistas paleolíticos a menudo utilizaban las grietas o el borde de las rocas para representar partes del animal, como patas u orejas.
Para Needham, « crear arte a la luz del fuego habría sido una experiencia muy visceral, activando diferentes partes del cerebro humano». Y Wisher subraya la importancia del fuego durante el período del Magdaleniense, cuando las condiciones eran muy frías y el paisaje estaba más expuesto. «Nuestros hallazgos refuerzan la teoría de que el cálido resplandor del fuego lo habría convertido en el centro de la comunidad para reuniones sociales, contar historias y hacer arte -argumenta-. En una época en la que se habría invertido mucho tiempo y esfuerzo en encontrar comida, agua y refugio, es fascinante pensar que la gente todavía encontró el tiempo y la capacidad para crear arte. Muestra cómo estas actividades han formado parte de lo que nos hace humanos durante miles de años y demuestra la complejidad cognitiva de las personas prehistóricas».
Para saber más: La maravilla de La Garma: «El arte rupestre no es sagrado. Pintaban hasta en la cocina»
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